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La “paz total” y los medios públicos

La “paz total” requiere que cada ciudadano y todos sepamos quiénes somos, de dónde venimos y cuál es la historia que nos ha hecho ser. La “paz total” necesita diversos y múltiples aliados, uno de ellos, me atrevería a decir importante y definitivo, son los medios públicos.

Jennifer Steffens

19 de abril de 2023 - 10:12 p. m.
Uno de los deberes del Estado, dice Jenniffer Steffens en su columna "La mirilla", es proporcionar cultura y educación. / Mauricio Alvarado
Foto: Mauricio Alvarado / El... - Mauricio Alvarado
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Mi atracción por la radio, el enterarse de otros mundos, vivir mientras otros dormían, oír noticias, idiomas, era para mí alucinante.

Por ese milagro que me sorprendía, permitiéndome reconocer voces que había escuchado en las radionovelas y emocionaba a las abuelas, esas diferentes narrativas, ahí nació mi fascinación por la imagen y esa magia que salía de una caja que emitía sonidos, figuras, que transmitía historias de amor ilusionadoras y románticas.

Toda esta maravilla de la radio y la televisión me condujo por la historia y me hizo descubrir que podía aprender muchísimas cosas, como sumar, restar y multiplicar. Saber dónde nacían los ríos, como recorrían las montañas, dónde estaban los nevados, tratar de adivinar quiénes eran esos hombres llamados héroes que habían atravesado el territorio y por qué se habían comprometido con batallas y luchas. En mi mente fantasiosa de niña imaginaba apuestos guerreros peleando por cosas que no entendía, pero que, gracias a eso, supe de ideales y de libertad.

Puedo precisar cómo en las mañanas, cuando por alguna razón me echaba “la leva” quejándome del dolor de garganta, hasta hoy mi compañero y pretexto para no madrugar, miraba cómo profesores, metidos en esa cajita frente al tablero verde, tiza en mano enseñaban aritmética, geografía, historia, biología, gramática, ortografía, hasta inglés. Hablaban de lectura, de poetas, me parecía, en mi condición de niña, maravilloso que todo ese entendimiento y esa información me llegara a casa. Rápidamente entendí lo práctico e importante del invento.

Tantas otras cosas descubrí por esos medios, el sabor y valor de la música que exacerbaba mis emociones, el gusto por la danza, esas alegres manifestaciones vividas en mi casa, disfrutadas desde la cuna gracias a mis mujeres, se reproducía en esos aparatos asombrosos.

Conocí tantos artistas, todo eso sembró en mí, alimentando este deseo por el arte, luego entendí cómo el todo es la cultura, para la educación, por la identidad, las tradiciones, para eso sirve la televisión.

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Asimismo, descubrí que vienen a mí informaciones de otros lugares y mundos por medio de películas que, en esa misma caja, en esa misma pantalla, en esa misma televisión, podía disfrutar desde mi casa en la región Caribe.

Me maravilló saber cómo ese conocimiento se transmitía a lugares y regiones, a veredas, donde los niños no tenían acceso a las escuelas, a los colegios y a la educación, ahí comprendí cómo con imaginación se podía contar quiénes somos, qué nos gusta, qué queremos.

Y en un abrir y cerrar de ojos di rienda suelta a mi naturaleza de artista, dejé crecer en mí el deseo y empeño en estas lides, y apartándome también del deseo de los míos, me enfoqué sin duda en la actuación, en diferentes campos y oficios en el cine.

Es por eso y por todo que exhorto a los medios públicos, que son públicos a invitar, a participar, a escuchar la voz, e incluir a los profesionales de la industria del cine, de la televisión y la radio.

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A los realizadores, escritores, guionistas, a los directores, a los fotógrafos, sonidistas, a los diseñadores de arte, a cada uno en su especialidad, a los actores y actrices, por supuesto, a ser parte de su transformación y crecimiento.

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Con gran suerte y alegría, son 45 años de vida profesional comprometida y activa en la producción, dirección, escritura, actuación y otros desempeños de la industria y medios audiovisuales, pasión que nació en esa casa en Barranquilla, oyendo esas voces en la radio viviendo esa fantasiosa realidad en el televisor.

Esa delgada línea que señala educación y cultura, haciendo la diferencia…

El deber de un Estado -sobre todo en los momentos que atraviesa Colombia- es proporcionar sin duda a nuestra niñez, juventud y sociedad del futuro cultura y educación. Para reconocerse en la diferencia y respetarla.

Por eso lo inherente, o la alianza, la correspondiente unión entre el ser cultural de un país, la opinión y el periodismo se vuelve prioridad, necesidad, la libertad en la opinión, más la pulcritud y escrúpulo deber del periodismo.

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Esto es posible a través de los medios públicos, contando con su concurso.

El país distorsionado merece educación y cultura, transmitir la realidad que nos acompaña, nos aclara y nutre la memoria.

Requiere de ambos: cultura y periodismo.

Se llaman medios públicos, hoy por hoy los necesita Colombia para su crecimiento profesional y ético como aliado para la “paz total”.

Por Jennifer Steffens

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