El Magazín Cultural

"La política divide entre lo blanco y lo negro, el arte se nutre de grises": Ciro Guerra

El cineasta colombiano Ciro Guerra se encuentra en Roma antes de viajar la próxima semana a Venecia, donde su última película y la primera en inglés "Waiting for the barbarians" (Esperando a los bárbaros) se estrenará y competirá por el León de Oro en la 76 edición de la Mostra.

Virginia Hebrero (EFE)
26 de agosto de 2019 - 04:10 p. m.
Ciro Guerra, quien dirigió "Waiting for the barbarians" (Esperando a los bárbaros), que se estrenará y competirá por el León de Oro en la 76 edición de la Mostra. / Cortesía
Ciro Guerra, quien dirigió "Waiting for the barbarians" (Esperando a los bárbaros), que se estrenará y competirá por el León de Oro en la 76 edición de la Mostra. / Cortesía

Con Johnny Depp y Mark Rylance en los principales papeles, es un adaptación -realizada por el propio escritor- de la novela homónima del Nobel J.M. Coetzee, una metáfora que refleja la Sudáfrica del "apartheid" pero situada en cualquier lugar y en cualquier momento, una historia "más vigente que nunca", dice a EFE Guerra.

A los 38 años, y conocido por filmes como "La sombra del caminante" (2004), "Los viajes del viento" (2009), "El abrazo de la serpiente" (2015) o "Pájaros de Verano" (2018), el director se pregunta "¿quién se está beneficiando?" de ese "discurso de odio y xenofobia" desde el poder, "¿cómo nos construyen los enemigos", esos bárbaros actuales, y "las ideas que hacen que los seres humanos se radicalicen y enfrenten entre ellos".

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También opina que a diferencia de la política, que divide de manera simplista entre buenos y malos, blanco y negro, "el arte se nutre de los grises, de las preguntas complejas".

¿Qué significa competir por el León de Oro en esta 76 edición del Festival de Venecia?

Es el festival más antiguo del mundo, donde se han dado a conocer grandes obras maestras en la historia del cine, donde han estado grandes directores, desde Fellini, Kurosawa, Bergman, Agnès Varda, y más recientemente Alfonso Cuarón o Guillermo del Toro. Es una gran celebración del cine mundial donde se juntan desde las grandes producciones de Hollywood hasta el cine más independiente. Estar en esa compañía con cineastas que yo he admirado toda la vida es un honor para mi y un espaldarazo muy grande para el inicio de la vida de esta película.

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¿Qué espera que pase dada la gran competencia que tendrá?

El momento en que la película se encuentra con el publico es muy emocionante, ver si hubo comunicación entre esa obra que trabajaste tanto tiempo y el espectador. Espero esa comunicación con el público que le abra nuevas puertas y la película inicie su camino y distribución por el mundo. La obra original de Coetzee fue escrita hace casi 40 años pero tiene una actualidad cada día más vigente y una historia que tiene mucho que decirle al mundo de hoy.

Efectivamente, en la novela que escribió J.M. Coetzee, posiblemente inspirada en la Sudáfrica del apartheid aunque sin nombrarla, un gobierno imperialista inventa un enemigo, los bárbaros, para justificar la violencia. ¿Quiénes son los bárbaros en el mundo actual?

Esa es la pregunta que todos deberíamos hacernos, en un mundo donde surge cada vez más el discurso de odio, de xenofobia, que ya viene desde el poder, donde los seres humanos están cada vez más divididos y más radicalizados, ¿quien se está lucrando de eso?. Debemos ser muy conscientes de la manera en que se nos construyen los enemigos, cómo se nos construyen las ideas que hacen que nos enfrentemos unos a los otros, de dónde vienen, y a quien benefician.

¿Tiene algún paralelismo la historia de su película con esta crisis migratoria que estamos viendo en el mundo estos días, en Italia, en EEUU, por ejemplo, y el rechazo a recibir a esta gente?
 

Cuando empezamos a hacer la película la historia parecía una alegoría de un mundo lejano, y a medida que avanzó el proceso de llevar la película a la pantalla se empezó a volver más y más sobre el mundo actual. La novela tiene una capacidad alegórica muy fuerte, en el sentido de que no hace señalamientos politizados o simplistas, sino que habla de cómo todos nosotros, con nuestras acciones, somos responsables del mundo que construimos y cómo a veces detrás de las mejores intenciones pueden esconderse los rostros del fascismo y la xenofobia. Es una historia que se ha vuelto actual pero desde su raíz es profundamente universal.

En esta edición de la Mostra, además de su película, hay en competición otras políticas, como "J'accuse" de Polanski sobre el "caso Dreyfus" o "The Laundromat" de Soderbergh sobre "los papeles de Panamá". ¿El cine político está otra vez en boga o nunca ha dejado de estarlo?

Se viven momentos de agitación política y de mucha incertidumbre por el futuro. Ha habido sacudones muy fuertes de los que todavía nos estamos reponiendo y es normal que en este contexto los artistas se pregunten por el estado del mundo. Cuando más se afianza la maquinaria de un cine entretenimiento y vaciado de cualquier contenido que pueda resultar cuestionador, los artistas normalmente tienden más a rebelarse y a buscar e indagar los temas complejos de la sociedad. La política tienen a dividir el mundo entre malos y buenos, en blanco y negro, mientras que el arte se nutre de la búsqueda de los grises, de los indeterminados, de las preguntas complejas, es una forma de resistir los discursos simplificadores que buscan etiquetar a los seres humanos y reducirlos a esas etiquetas.

Usted ha sido el único colombiano nominado al Oscar, en 2016 por "El abrazo de la serpiente", ahora compite en la sección oficial de Venecia y acaba de estrenar en Netflix la serie policiaca ambientada en la Amazonía "Frontera verde". ¿Como vive este momento tan esplendoroso?

Es el resultado de 15 años de trabajo, uno trabaja y trabaja y de pronto el mundo empieza a tomar conciencia y a darle un valor y gracias a eso se abren puertas y posibilidades para nuevos proyectos. Ahora se da que coinciden en el tiempo esta película, la serie, porque su lanzamiento se aplazó, y la crisis que se vive en la Amazonía. A veces surgen varios proyectos al tiempo, es como todo.

¿Es imprescindible entrar en Netflix u otras plataformas o hacer series? Algunos cineastas se resisten...

No, es simplemente una opción de llegarle a un espectador específico que no es el mismo que va al cine, al que le gustan las series, y Netflix y otras plataformas lo ha sabido cultivar muy bien. Entiendo perfectamente a los que se resisten, pero está bien que haya todo tipo de opciones para el público y también para los creadores. Y el auge de estas plataformas también se debe a que los medios tradicionales han cerrado muchos caminos para los cineastas y esas nuevas plataformas han ofrecido nuevos caminos para explorar. Si los estudios, las distribuidoras tradicionales no tuvieran tanta duda y temor de ofrecer al espectador contenido original no tendría que venir nadie a quitarles el talento.

En esta edición de la Mostra se dará a Almodovar el León de Oro honorífico. ¿Qué le parece Almodovar?

Es un cineasta que ha entusiasmado a los cinéfilos desde hace tres décadas, ha hecho películas que son un placer para el espectador, ha logrado construir un lenguaje propio y una identidad propia. Le respeto y admiro mucho y gracias a él he conocido el trabajo de grandes actores

Por Virginia Hebrero (EFE)

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