A la frase “Las nubes con el viento, la flor en la pradera, el ave a su nido, el mar junto a la arena” le falta un complemento. En ese fragmento de la canción Como Dios manda habría que aclarar con qué elemento podría rimar La Santa Cecilia y entonces surgirían muchas interpretaciones, múltiples estilos, varios sonidos, pero un solo sentimiento: el amor.
Como Dios manda es una de las canciones del álbum Amar y vivir, la más reciente producción discográfica de la banda de Los Ángeles La Santa Cecilia. Este trabajo fue publicado en versión de disco compacto y en elepé (larga duración) y en él la agrupación se encarga de realizar una aproximación a muchos de los sonidos que marcaron las infancias y adolescencias de sus integrantes, todos estadounidenses pero hijos de inmigrantes mexicanos y nicaragüenses.
Violeta Parra, Alberto Aguilera Valadez (Juan Gabriel), Consuelo Velásquez, José Alfredo Jiménez y la corte creativa de Café Tacvba aportan buena parte del repertorio de Amar y vivir. Como Dios manda es una creación colectiva encabezada por La Marisoul, la voz principal de la agrupación, quien cuando la interpreta vibra de tal manera que el corazón se le manifiesta en lágrimas.
La Santa Cecilia es hija del crisol. La banda surgida en Los Ángeles en 2007 incluye en su sonido lo más destacado del ancestro latinoamericano, pues sus integrantes a pesar del origen de sus padres, también tiene serias influencias de Norte América, como el jazz, el funk y el rock. En el colectivo conviven todas esas apuestas de manera armónica porque la premisa desde los primeros años de ejercicio musical ha sido la libertad.
La idea inicial era mostrar unas canciones que tenían en mente. Querían manifestar sus influencias latinoamericanas pero acompañadas por esas corrientes anglo con las que crecieron. Son la primera generación nacida en Estados Unidos de padres inmigrantes y esa característica debía resaltarse en su iniciativa. Previo a congeniar en La Santa Cecilia algunos trabajaban en un trío tocando boleros y también hacían música para lo que ellos denominan entre risas la BBC (Bodas, Bautizos y Cumpleaños). Así se ganaban la vida. Tantos años de cantar en las calles y cantinas hizo que La Marisoul adquiriera la potente voz que la caracteriza en la actualidad.
“En Los Ángeles hay una escena desde hace mucho tiempo en la que las bandas fusionan de todo, como The Doors, Los Lobos. Eso era lo que veíamos en la tarima. Nos encantan las rancheras, los guapangos, el son jarocho, la música norteña pero también nos sentimos sintonizados con el rock, el pop y le jazz. Juntamos las dos vidas y lo celebramos. Le entramos a todo”, comentan complementándose las ideas La Marisoul (voz), Pepe Carlos (acordeón y requinto), Miguel ‘Oso’ Ramírez (percusión) y Alex Bendaña (bajo).
Antes de consolidar a La Santa Cecilia, en honor a la patrona de la música, se reunían a ensayar en los garajes de las casas y tocaban jams sessions completos en los que desfilaban todos los ritmos que les transitaban por el alma. Incluso, a veces, incluían en una misma canción diferentes ritmos como si no tuvieran un norte. Con los años han aprendido a ser un grupo y a establecer prioridades. Ahora hacen canciones, no únicamente improvisaciones.
“Tenemos la mentalidad de una banda independiente y cuando nos toca hacer actividades del mainstream simplemente no nos la creemos. Muchas veces estamos tan metidos en nuestra música que ni siquiera nos damos cuenta de que hemos estados en unos súper lugares tocando con grandes músicos. Luego es que penamos que tenemos nominaciones a Premios Grammy y que hemos estados en una misma tarima con un tipo como Elvis Costello. Todo es increíble”, aseguran los integrantes de La Santa Cecilia, una banda cuyo debut fue un demo del que se publicaron cuatro mil ejemplares con las carátulas pintadas todas a mano.
La historia discográfica oficial del colectivo se resume en Noche y citas (2009), El valor (2010), Treinta días (2012), Someday New (2014) y Amar y vivir (2017). Cada álbum tiene su historia aunque el hilo conductor puede ser el sueño de hacer música y de sacar lo que se tiene por dentro.
“Cuando se formó La Santa Cecilia hubo mucha libertad de expresión y cada quien tuvo su forma de interpretación particular. Trabajamos muy orgánicamente y cada uno aporta su creatividad. No es necesario tener tantos instrumentos, con estos nos defendemos y le entramos a todo lo que le queremos entrar”, concluyen los integrantes de esta propuesta que maneja la sincronía entre el sabor y la contundencia.