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Carmenza Luna: “Los animales llenan todos los vacíos del alma”

La directora de la fundación habló sobre los orígenes de la organización que lidera, su interés por los animales y los retos a los que se enfrenta en esta área.

Andrea Jaramillo Caro
23 de diciembre de 2024 - 12:00 p. m.
Carmenza Luna fundó Peluditos con Futuro en 2006.
Carmenza Luna fundó Peluditos con Futuro en 2006.
Foto: Archivo Particular
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¿Cómo surgió la idea para la fundación Peluditos con Futuro?

Mi familia siempre ha amado a los animales. Antes de la fundación trabajaba en una empresa y mandaba a esterilizar a los de la calle, les pagaba guardería y los volvía a dejar en el mismo sitio, pero estando en esto conocí a un señor llamado don Diego. Él no los soltaba, se los llevaba a su casa y me empezó a dar pesar soltarlos. Le pedía que los tuviera, y yo les daba la comida. Cuando nos dimos cuenta ya teníamos 40 perros en una casa.

¿Cuándo comenzó todo esto y cómo han crecido?

No recuerdo exactamente la fecha, pero llevo en esto 18 años. Ha sido un trabajo duro, pero muy bueno, porque hemos creado conciencia. Creo que hemos dado como unos 10.000 perros y gatos en adopción. Hemos hecho tal vez unas 15.000 o 20.000 esterilizaciones. Hemos trabajado fuerte y los cambios son muy positivos, uno ve que ya en los barrios no hay tanto animal en la calle, hemos educado y, de hecho, muchos pupilos míos tienen fundación, entonces es algo muy bonito.

Comentó que comenzó teniendo perros en la casa, ¿cómo fue el proceso para convertir eso en una fundación?

Empecé a asesorarme, y con todos los animalitos comenzamos a buscar predios, nos sacaban de un lado, rodamos mucho. Una señora que se llama Elisa Cortés me dijo que tenía que hacer la fundación. Ella me ayudó a gestionar papeles y ahí legalizamos todo, y nació la fundación Peluditos con Futuro. Una señora llamada Fabiola, que era una voluntaria, fue la que dio con el nombre y así nació la fundación.

¿Qué es lo más desafiante para la organización en este momento?

Lo más importante es esterilizar, más que recoger. Esa es la meta que tenemos. Este año esterilizamos 900 animales en la costa, involucramos a 24 veterinarios del instituto, donaron su mano de obra. Si no esterilizamos no hacemos nada. El desafío más grande es llegar a los sitios más alejados de las costas de Colombia, es lo que queremos trabajar e involucrar a los colegios y seguir creando conciencia en los jóvenes.

¿Cuáles son las cualidades más importantes para hacer un trabajo social como el suyo?

Lo más importante es tener conciencia de lo que se va a hacer, de no acumular animales, de no gastarse los recursos, de que uno no va a lucrarse de esto, que lo que vamos a hacer es por amor. Esa persona debe tener lealtad con los animales, porque hay gente y fundaciones de papel.

Mencionó que su familia ama a los animales, ¿creció con mascotas?

Claro. De hecho, mi papá tuvo gatos que lo acompañaron hasta su último suspiro. Yo tuve un perro que se llamaba William. Fue muy duro, porque él tenía artritis y se arrastraba. Mi papá tuvo que dormirlo y fue una tragedia, pero es al que más recuerdo.

De los que ha dado en adopción, ¿hay algún caso que recuerde?

Sí, uno o varios. Cuando estuve en Sibaté me mataron más de 30 perritos y muchos quedaron heridos. A unos los machetearon, a uno lo pusimos tocino porque lo partieron como un tocino y consiguió una maravillosa familia. Otra que se llamaba Paquita le quitaron la piel y ahora vive en Estados Unidos. Son casos que no olvido. Había otro que se llamaba Maíz, tenía cáncer por todo su cuerpo. Se pensó dormirlo, pero llegó un doctor al que le gustaban los desafíos y trabajamos en equipo, y ahora tiene una maravillosa familia. Una de las veterinarias de la clínica lo adoptó y es un perro muy feliz.

¿Cómo cree que ha cambiado la percepción de los colombianos frente a las mascotas?

Hoy en día hay más conciencia y la gente ya no da mascotas como un regalo, sino que las ve como un miembro de la familia. Nosotros siempre tratamos de decirle a la gente que el perro no es un regalo, el gato tampoco, y no damos a niños, porque hay que crear conciencia de que es un ser sintiente.

¿Qué siente o qué piensa cuando interactúa con animales?

Dejé todo por vivir con ellos. Vivo en la fundación porque son mis hijos, aunque me llamen “la loca de los perros”. Ellos llenan todos los vacíos del alma. El que no quiere a un animal es porque no tiene todos sus sentidos desarrollados, le falta el de amar a los animales.

¿Cuáles son los retos que vienen para 2025?

Tenemos un reto muy grande: conseguir una finca para irnos, porque nos van a desalojar y tenemos casi 300 animales entre vacas, ovejas, perros, pollos de pelea, marranos... Ese es el desafío más grande, porque queremos ubicar a los animales para que tengan su propio espacio. También quiero comenzar a hacer actividades para seguir esterilizando a los de la costa, que tanto sufren.

Si no hubiera creado la fundación, ¿qué cree que estaría haciendo en este momento?

Tal vez mi vida sería un aburrimiento. Tal vez estaría metida en la casa, de pronto cocinando... No me hallo sin los animales. Mi vida sería un total caos, porque los animales lo hacen vivir a uno.

Andrea Jaramillo Caro

Por Andrea Jaramillo Caro

Periodista y gestora editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en temas de artes visuales e historia del arte. Se vinculó como practicante en septiembre de 2021 y en enero de 2022 fue contratada como periodista de la sección de Cultura.@Andreajc1406ajaramillo@elespectador.com
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