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¿Qué la llevó a querer ser locutora?
Estudié producción musical, lo que me llevó a trabajar en sonido para cine y televisión, que todavía lo hago. Y estando ahí, muchas veces me ponían a hacer vocecitas de fondo. Me encantó, me pareció fantástico. Además, durante mucho tiempo estudié teatro musical, entonces esa vaina de la actuación ahí la tengo. A partir de ese trabajo dije: “Quiero profundizar más en esto”.
Hay una academia muy famosa en Bogotá que se llama A Voz Academia, que tiene cursos de doblaje, locución, narración y todo lo que tiene que ver con la voz. Tienen un diplomado de nueve meses que recoge todo esto, y dije: “Quiero hacer esa vaina”. Entonces, el año pasado lo hice, y ahí me di cuenta de que esto es lo que quiero hacer en la vida. Me gradué y empecé a trabajar, primero obviamente como “freelance”, por eso empecé a mover mis redes tanto.
¿Cómo ve las posibilidades de entrar al mundo de la locución en Colombia?
Me dijeron que para triunfar en el mundo del doblaje lo más importante es permanecer, precisamente porque no es tan fácil entrar. Por eso me metí al curso de doblaje de Centauro, para que me empiecen a ver y tenerme en cuenta. También hay muchos festivales de voz y locución. Hay un evento, el Festival Viva Voz, que hacen en septiembre. Toca ir para que a uno lo vayan viendo. Hoy en día, con las redes sociales, ha sido un poco más fácil porque puedo mostrar mi trabajo, la gente lo ve y me han buscado, más allá de que también yo esté buscando.
¿Cómo entrena la voz para su trabajo?
Creo que lo más importante es tener referentes y un buen oído, porque así uno puede identificar qué estilo va con qué. En el doblaje, lo más importante es la actuación. Si voy a hacer una propaganda, lo primero es preguntar cuál es la audiencia y todos esos detalles. Luego empiezo a buscar en Youtube comerciales parecidos o productos con ese mismo fin para empaparme del estilo. Además, en el mundo de la voz, los clientes a veces piden cosas muy raras. Algunos dicen: “Queremos que suene como una persona de 20 años con un tono dulce”, pero otros piden cosas abstractas, como: “El fondo de la propaganda es azul, así que debe sonar azul”. Y uno se queda como: “No tengo idea, pero bueno, voy a tratar”. Al final, entre todos, lo vamos moldeando.
¿Cuál ha sido la instrucción más abstracta que le han dado?
No sé si es la más abstracta, pero en el estudio donde trabajo hicimos la serie “Cien años de soledad”. En una escena, una señora es atacada por un perro, pero el audio original quedó muy mal, saturado, y no servía. Como era un extra, no era fácil volverla a llevar al estudio, así que me pusieron a mí a doblar esa escena.
¿Cuáles son sus referentes?
Quiero algún día salir en una película de Disney. Moriría por ser una princesa de Disney. Creo que esos son mis máximos referentes. En cuanto a la locución, hay una artista de voz colombiana que se llama Nara, y es un referente muy grande en toda la industria.
¿Cómo montó su estudio de grabación en casa?
Había un cuarto pequeño en mi casa que no se usaba para nada, era básicamente un depósito. Cuando uno va a adecuar un espacio para audio hay dos cosas que se pueden hacer. Una es poner espumas y materiales acústicos en las paredes para reducir el eco y lograr que la grabación suene lo más limpia posible. La otra es insonorizar, que implica evitar que entren ruidos externos, como los ruidos de los carros o los vecinos gritando. Aquí hice algo más sencillo: tapé la ventana para que no se escuchen los carros, puse espumas en las paredes y un tapete. Pero si el vecino grita, igual se oye.
Mencionó que trabaja en sonido para cine, ¿qué responsabilidades conlleva?
Hago posproducción, montaje de efectos y de ambientes.
¿Qué la motivó a entrar a hacer sonido para cine?
Siempre he visto mucha televisión, diría que es mi más grande adicción. Cuando en la universidad nos mostraron todos los procesos de audio en el cine, me pareció muy chévere. El cine sin el audio no es absolutamente nada. Además, uno no sabe todo lo que hay detrás, pero el cine es una gran mentira. Cuando te llega un producto, como una serie o una película, solo llegan los diálogos para que el público sienta exactamente lo que el director quiere.
¿Recuerda cuál fue su primer trabajo?
Tuve la oportunidad de hacer el montaje de ambientes y efectos para “Primate”, una serie de Amazon Prime. Me divertí muchísimo haciéndolo, fue increíble. En cuanto a la voz, siempre me ha gustado cantar. Tuve mi proyecto musical durante mucho tiempo y tengo música en Spotify, pero me di cuenta de que no es lo que quiero hacer. Entonces decidí enfocar mi voz en otra dirección. Eso me llevó a participar en otra película de Amazon Prime llamada “Los iniciados”, donde hice muchas voces adicionales. El director estaba en el estudio diciéndome: “Mira, esa señora de allá atrás, hazla, di algo”. Fue increíble.
¿Cómo es trabajar con un director para las voces adicionales?
Los directores me parecen admirables, tienen todo demasiado claro, saben exactamente cómo quieren cada detalle. A veces es fácil, porque saben plasmar muy bien lo que quieren, como pedir un grito de cierta forma, y uno lo entiende y lo hace. Pero otras veces son cosas más subjetivas. En esos casos, simplemente hago algo y ellos me van guiando sobre cómo modificarlo. Como en todo arte, hay aspectos subjetivos.
¿Cómo ve la esfera del sonido para cine en Colombia?
Siento que en este momento está creciendo muchísimo. El sonido en el cine colombiano, en general, tiene mala reputación por ser precario, pero gracias a plataformas como Netflix están invirtiendo mucho en hacer el sonido en Colombia. Eso nos ha dado muchas oportunidades para explorar e invertir en todos los procesos aquí. La verdad, está en crecimiento, y ojalá salga más trabajo.
