El Magazín Cultural
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Sobre la poesía de los animales y los animales en la poesía

La poeta y miembro fundador de la editorial Pequeña Bestia habló sobre los primeros libros que presentarán hoy en Matorral Librería y de sus intereses como escritora.

Diana Camila Eslava
20 de marzo de 2024 - 12:00 p. m.
Camila Charry es la editora del fanzine “La trenza”, que aborda la poesía de escritoras colombianas.
Camila Charry es la editora del fanzine “La trenza”, que aborda la poesía de escritoras colombianas.
Foto: Jimena Cortés

Hablemos sobre el proyecto que lanzaron, la editorial independiente Pequeña Bestia…

Es una editorial que nació por el puro gusto de arrojarnos a hacer libros distintos, diversos, en donde conversen diferentes géneros literarios, todos conectados o teniendo como núcleo la poesía, en donde reunimos fuentes y registros de lo científico, de otro tipo de lenguajes que generalmente no son parte del universo poético. El enfoque de la editorial es que autores más reconocidos apadrinen o amadrinen a un autor novel, pensando en que hay tanta gente escribiendo cosas tan interesantes, que generalmente no tienen oportunidad en la industria editorial grande.

¿Cómo surgió la idea de hacer esta editorial?

Pequeña Bestia surgió de un grupo de personas que nos encontramos en el taller distrital de poesía del Idartes el año pasado. Motivados por lo que estábamos leyendo, decidimos que queríamos poner a circular en Colombia libros que rompieran un poco las márgenes entre géneros. El grupo también lo conforma Natalia Noguera, Laura Escobar, Giovanni Bautista, Yulieth Mora y Daniela Vargas quién fue la diagramadora.

¿Por qué llamaron a este proyecto Pequeña Bestia?

La Pequeña Bestia proviene de pensar que los libros que queremos hacer son de carácter híbrido, que oscilan entre diferentes tipos de lenguajes y terminan siendo una bestia pequeña que tiene un universo oculto, que irradia una luz muy particular y que siempre está deviniendo otras cosas. Lo pensamos como un proyecto que creara libros más experimentales, que todavía no se hacían acá, y que esa bestia pequeñita fuera creciendo para ofrecer cosas distintas para leer.

Su trabajo siempre ha estado enmarcado en la literatura.

Trabajo por mostrar un poco más, por enseñar un poco más la literatura, sobre todo la poesía.

¿Cuáles son sus enfoques?

Me muevo por todas las direcciones y profesiones posibles, pero mi núcleo es ser profesora. Me permite seguir leyendo todo el tiempo y hacer nuevas conexiones. Trabajo en la Javeriana, en el Departamento de Literatura, y en la Universidad Central, en la maestría de creación literaria, y también en el Ministerio de Cultura, en un proyecto editorial que se llama Biblioteca de Escritoras Colombianas. Aparte de eso, cada que puedo intento dar unos talleres virtuales independientes de poesía, donde mi objetivo es que los estudiantes todo el tiempo estén pensando en qué más podemos hacer por la literatura, por la poesía y por la escritura de las mujeres.

¿Qué la llevó a montar una nueva editorial? ¿Qué se necesita para montar una?

Es difícil, pero emocionante. Justamente porque pensábamos en que los libros que queremos publicar no son muy conocidos acá. Por ejemplo, Una ballena es un país, el libro de Isabel Zapata que vamos a lanzar. Ella es una escritora mexicana maravillosa, pero no ha llegado acá impreso o difícilmente se consigue, y es un libro que nos pone en diálogo con el universo animal, que está más cerca de nosotros de lo que es la poesía. La poesía es una oportunidad para abrir de nuevo ese espacio para los animales y la naturaleza. Y el otro libro que vamos a lanzar se llama “La torpeza en el baile y otros éxitos” del autor Bautista Henao. Es un entramado entre la música, la poesía y la vida cotidiana. Son libros que se articulan de manera distinta. Al principio es muy duro, porque toca sacar recursos del propio bolsillo, hacer presupuestos y conseguir distribuidores.

En su caso personal, ¿cómo ha sido ese viaje de ser escritora y de publicar?

En lo personal, siempre estoy en la búsqueda de cosas distintas. Me enriquece mi propio trabajo, me permite ver otras posibilidades, justamente en la estructura, en los contenidos. Creo que siempre sienta bien no quedarse anclados exactamente a lo mismo, sino pensar en nuestra época, en lo que nos atraviesa, en las distintas maneras que puede tener la poesía de ser.

¿Qué tema le gusta trabajar desde la literatura, qué la conmueve?

Los animales. Creo que el tema de los animales y de la naturaleza siempre ha sido mi favorito. Por eso me encanta el libro de Isabel Zapata, porque está muy relacionada con algo que a mí me ha interesado mucho: darle luz al mundo de los animales para hacer justicia, para no dejarlos al margen de la vida del ser humano. Ese es el tema que desde siempre ha atravesado lo que he tratado de escribir.

¿Qué lecturas son importantes para usted como escritora?

Hay otra escritora mexicana que me gusta mucho, que es Elisa Díaz Castelo, que no escribe particularmente sobre los animales, pero sí establece unos diálogos muy interesantes con la ciencia, por ejemplo. También me interesa Soledad Castresana, que es una poeta argentina, ella sí trabaja la relación con el cuerpo de la mujer, pero también están los animales en su poética. Anne Carson me parece buenísima, me interesa Mary Oliver, me gusta mucho Blanca Varela y Emilia Ayarza. María Mercedes Carranza. Me gusta Amaranta Caballero, que también es mexicana. Igualmente me interesa mucho la escritura de Valeria Román Marroquín, que es una poeta joven, no en el sentido ese que usan hoy en día un poco peyorativo de poesía joven, sino que tiene 23 años y tiene una gran obra.

¿Por qué hablar de poesía de las mujeres, un tema al que ha dedicado mucho de su trabajo?

A mí me fascina lo que están haciendo las mujeres y lo que vienen haciendo hace muchos años. Antes no teníamos mucho acceso a eso, un poco a la sombra de lo que han hecho siempre los hombres, y ahora tenemos el chance de ver que es un universo riquísimo. Son mujeres que todo el tiempo han escrito, que han pensado desde su época, que son investigadoras, que son lectoras de las otras, que siempre han estado trabajando en la escritura, en el pensamiento, y no habían tenido oportunidad. Ahora que tenemos a nuestra disposición tantos libros de autoras latinoamericanas, me sorprende que se arrojan a romper formas, a hablar desde otros lugares, a enunciar lo que realmente les importa, sin pensar en la validación de los hombres. Me encanta que rompan fronteras y dejan pasar aire fresco por la poesía. A mí eso me motiva mucho, porque me permite mostrarles a los estudiantes, por ejemplo, que la poesía es de verdad todo un universo que se nos abre hacia muchas posibilidades y nos permite pensar en todos los temas de la vida.

Diana Camila Eslava

Por Diana Camila Eslava

Periodista en el Magazín Cultural de El Espectador. Con experiencia en comunicación y gestión cultural, así como en consultoría empresarial en transformación digital. @CamilaEslava_deslava@elespectador.com

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