La historia del artículo con carácter científico que protagoniza La Etnnia
Presentamos varios fragmentos de “La Etnnia: el legendario himno del hip hop latino”, el artículo escrito por la rapera Diana Avella que fue publicado en la revista indexada Nómadas de la Universidad Central.
Joseph Casañas Angulo
El pasado 30 de octubre los integrantes de La Etnnia, la agrupación decana del rap colombiano, recibieron un regalo único en su especie. La rapera Diana Avella, quien trabaja en el Centro de Memoria Paz y Reconciliación, les entregó el primer artículo protagonizado por la agrupación bogotana que se ha publicado en la Revisa Nómadas, una revista indexada de la Universidad Central con más de 35 años de antigüedad, que aparece en las bases de datos de más alto prestigio en el mundo académico. Avella es la autora del texto.
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El pasado 30 de octubre los integrantes de La Etnnia, la agrupación decana del rap colombiano, recibieron un regalo único en su especie. La rapera Diana Avella, quien trabaja en el Centro de Memoria Paz y Reconciliación, les entregó el primer artículo protagonizado por la agrupación bogotana que se ha publicado en la Revisa Nómadas, una revista indexada de la Universidad Central con más de 35 años de antigüedad, que aparece en las bases de datos de más alto prestigio en el mundo académico. Avella es la autora del texto.
¿Cuál es el origen de este artículo?
“El origen del artículo tiene que ver con el proceso de investigación en el marco de mi tesis de maestría, en donde encontré que no había referencias en revistas indexadas escritas por personas del movimiento hip hop. Lo que se encuentra en las bases de datos no está escrito por gente del mismo movimiento y no hace parte del compendio de la teorización académica. Es decir, son textos que no han pasado por la revisión de pares académicos. Esa es la razón por la que empiezo a pensar la posibilidad de escribir de hip hop colombiano en una revista indexada”. Lo invitamos a leer: La Etnnia, el antídoto contra el miedo
¿Por qué es importante que desde la academia se investigue el rap, en general, y La Etnnia en particular?
“El trabajo de las agrupaciones de rap colombiano constituye a su vez un trabajo de memoria histórica. La música de La Etnnia en particular habla del conflicto armado en las zonas urbanas, que es algo de lo que poco se habla en el marco de las acciones de memoria histórica. Y el rap de La Etnnia habla de lo que ha sucedido en el marco del conflicto armado en Bogotá”.
¿Cómo se trabaja un artículo indexado de estas características?
“Lo primero es que me enfrenté al miedo de la teorización académica. Miedo de ingresar en un mundo al que uno no pertenece, porque en todo caso el mundo de la academia se ha encargado de hablar de nosotros, de nuestros territorios y de dinámicas que muchas veces son desconocidos para el autor, pero en mi caso era hablar de mi barrio, de las calles en las que mi mamá me crio y en las que conocí el rap y a La Etnnia. Eso fue lo primero: enfrentarme a mi realidad y volver a la memoria de mi barrio y mi territorio.
Luego tuve que revisar toda la producción musical de La Etnnia. Aunque vengo escuchando su música desde los 11 años, cuando escuché por primera vez El ataque del metano, fue necesario volver a escuchar toda la producción, pero esta vez con una perspectiva académica. Para analizar puntualmente la incidencia de la tecnología en la sonoridad de sus discos. Ese es el trasfondo de todo, explorar la incidencia de la tecnología en la educación en la memoria histórica”. Además: La alquimia musical de los Alcolirykoz
Además de que está publicado en una revista indexada, ¿en qué se diferencia este artículo de otros que se han hecho sobre La Etnnia?
“Es importante destacar que este artículo lo escribo como integrante del movimiento hip hop. No es un académico escribiendo sobre un movimiento que ha investigado. Allí hay un mensaje: el movimiento escribiendo de su mismo movimiento con estándares académicos.
Es la posibilidad que nosotros mismos podamos hablar desde nuestro origen y territorio, que es lo que se conocen como académicos de frontera”.
Diana Peláez, editora de la Revista Nómadas resalta de la importancia de esa forma de hacer investigación.
“En el mundo académico latinoamericano es nuevo que una voz que provenga del movimiento hip hop empiece su camino en este mundo y que desde allí hable de sus realidades, pero en países como Estados Unidos no es un fenómeno nuevo porque en ese país el hip hop impactó la academia. Hay investigadores que hacen parte de ese movimiento en todas sus vertientes y desde esa orilla hablan e investigan sobre él. Muchos artistas son doctores, por ejemplo, y dan sus clases con el hip hop como vehículo de aprendizaje.
En este caso (el artículo de Diana Avella) lo más valioso es que es una voz del hip hop la que habla del tema. Ella es una voz desde adentro. Con su visión, con su estética propia, con sus formas. Ojalá más espacios académicos encuentren las voces que lo hacen y que esas voces se animen a construir un camino académico”, dice.
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¿Cómo se hace la edición de un artículo en una revista indexada?
“Estas revistas buscan que sus artículos sean producto de una investigación o de concentrar una conversación desde la experticia, que se empieza a validar científicamente. Hay que pasar los textos por pares expertos para que evalúen la calidad del artículo, su experiencia, la novedad, entre otros aspectos.
Esos expertos aprueban o no el contenido. En el caso de Diana el texto se aprobó con ajustes, esos ajustes se le entregan al autor o autora, quien debe conversar con los pares y evaluar si esos ajustes se pueden trabajar o ajustar, si el autor está de acuerdo con esos ajustes porque considera que no van en contravía de su idea inicial, se hacen y luego ya entramos los editores a conversar los detalles finales. Es un proceso que está en la búsqueda de la mayor calidad posible y criterios académicos de las ciencias sociales”.
¿Desde la academia se ha instrumentalizado al movimiento hip hop?, le pregunto a Avella.
“Sí. Ha pasado. Mucha gente viene, investiga, hace entrevistas, va a los territorios, extrae información, pero no la devuelve. De esa forma se instrumentaliza el movimiento.
Como acto simbólico pude entregarle la publicación a La Etnnia antes de que se fueran a la gira por Estados Unidos. Y la idea general, para evitar caer en la instrumentalización, es que el conocimiento retorne, esa es la diferencia que podemos hacer cuando hacemos periodismo o investigación académica que, en este caso, es una forma de rendirle homenajes al hip hop, un movimiento que nos ha entregado tantos relatos y conocimiento”.
Fragmentos de “La Etnnia: el legendario himno del hip hop latino”
En las calles de la ciudad de Bogotá, durante el año 1996, encontré el breakdance como una forma de reinterpretar las aceras. Tenía once años y la calle me recibió, dura y sabia; tenía en sus callejones el ritmo musical que se encargaría de convertirme en una de las raperas más importantes de Colombia y la primera en abrir brecha en territorios habitados únicamente por voces masculinas. Mi historia en el hip hop inicia con un casete regrabado del grupo La Etnnia. El disco El ataque del metano representó la plegaria de los días difíciles en el barrio que me vio nacer y crecer, calles que compartimos como territorio de origen con La Etnnia. Este texto es un recorrido cronológico, soportado en documentos y entrevistas que dan fe de la incidencia de este grupo en el hip hop latino, pero, particularmente, es una forma de rendir homenaje con honores al barrio, al territorio y al rap como forma genuina de resistencia y poder popular.
La Etnnia se ha convertido en la narrativa de los barrios y los callejones de la periferia global, la voz de migrantes, jóvenes, víctimas del conflicto interno armado y artistas de este lado del continente. Cuenta con una trayectoria ininterrumpida de 36 años, retratados en diez álbumes que por medio de todos los formatos de almacenamiento para difusión de música, tales como casete, cd, disco de vinilo y plataformas digitales, han documentado la memoria colectiva, territorial e identitaria de Colombia. En este escrito se hace un recorrido por la historia de la agrupación de rap homenajeada con los mayores reconocimientos institucionales y artísticos a escala nacional e internacional y la más respetada por los habitantes y artistas de los callejones de la mítica “Atenas Suramericana”2 , como llaman a Bogotá en su histórico disco El ataque del metano.
En su obra El lugar de la cultura, Homi Bhabha (2013) sostiene que “La cultura se vuelve tanto una práctica incomoda y perturbadora de supervivencia y suplementariedad (entre arte y política, pasado y presente, público y privado)” (p. 215) La Etnnia plantea esa práctica perturbadora desde la idea gráfica de El ataque del metano, que en su portada representa el relleno sanitario de Mondoñedo, al Sur de la ciudad, y en el arte interior del disco se presenta el mapa de la zona en que limitan las localidades de Mártires y Santafé, pasando por las calles que van del Voto Nacional al barrio El Belén.
El ataque del metano fue gestado en un estudio casero ubicado en la calle 2a con carrera 5a , grabado en los estudios de Sincrosonido; se realizó la captura sonora de instrumentos en vivo, los cuales se esperaba que fueran interpretados por los músicos de la agrupación musical 1280 Almas, lo que finalmente no se concretó. Sin embargo, aquel disco de sonidos ambientales, mezclas de producción casera, experimentación sonoro y sonidos en vivo, se lanzó en el norte de la ciudad, inicialmente se distribuyó en casete y un año después salió en CD; el disco se realizó en la ciudad de Los Ángeles.
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En 1997, La Etnnia presentó su segundo larga duración Malicia indígena, con 13 tracks. La producción ejecutiva la realizaron los hermanos Pimienta, en tanto que la mezcla estuvo a cargo de Ata y Kany. El arte del disco se equipará al librillo de pasaporte de migración, son ocho páginas y seis internas que presentan las letras de dos de las canciones del disco: “Cargado de ilusiones” y “Caja de sorpresas”. Estas dos canciones presentan el relato de momentos diferentes del proceso migratorio ilegal, narrado en primera persona en el caso de “Cargado de ilusiones”, y una referencia en la sección que ellos denominan “Observaciones importantes” en la página 2, en la cual se encuentran los créditos de todas las canciones. Dicha nota reza: “El buen nombre del HIP HOP, Colombiano depende de todos nosotros, tratemos de no deteriorar la imagen, SAQUEMOS BUENOS PRODUCTOS”.
Las letras de cada una de las trece canciones presentan el panorama nacional de la década de los noventa, pero ahondan en el fenómeno migratorio desde varias orillas; analizan los aspectos sociales, familiares, comunitarios y territoriales de la migración forzada por asuntos económicos, por la falta de oportunidades y por la violencia que arreciaba en el país durante aquellos años. “Cargado de ilusiones”, “Judío errante” y “Caja de sorpresas” presentan los relatos, sentires y luchas de los 994.000 colombianos que salieron del país entre 1995 y 2002 (Organización Internacional para las Migraciones [OIM], 2010, p. 48).
En el 2004 adquirí el álbum Real, de La Etnnia, en las tiendas especializadas de rap de la calle 19 con carrera 9a , trabajaba como mesera en un restaurante vecino llamado Café de Olla, mientras presentaba mi primer disco grabado con el grupo Por Razones de Estado. Diana Avella, como es mi nombre artístico y de nacimiento, ya sonaba en las emisoras como una de las pocas mujeres raperas de Colombia, sin embargo, debido a mi origen popular, trabajaba y estudiaba en la universidad pública, retando a la pobreza de los ranchos de bahareque que rodearon mi infancia. Las calles empinadas del Girardot, Lourdes, El Rocío, barrios vecinos de Las Cruces, me dieron el respeto del público, productores y artistas del rap local. Era artista, pero sobre todo una coleccionista, estudiosa de hip hop, y aún lo sigo siendo.