:format(jpeg)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/elespectador/4KYKD74FQVHDRNTSBUSHFE7SRM.jpg)
“La memoria histórica tiene por sí misma una dimensión aleccionadora porque está fundada en la idea de que si conocemos lo que hemos hecho mal, podemos tomar conciencia de que lo debemos hacer de otra manera, entonces ahí hay una conexión. Ahora, el recordar por sí mismo no garantiza que no volvamos a cometer los mismos errores o incluso otros peores; por eso es muy importante que la memoria, en última instancia, sea no solo un proyecto de revivir las páginas oscuras del pasado, sino también una forma de iluminar las mejores páginas del futuro que está por escribirse. La memoria histórica no es un proyecto autónomo o suficiente, sino que está orientado justamente hacia el futuro. La pregunta no es solamente qué debemos recordar, sino también qué debemos construir, porque el cuestionamiento exclusivo por el recuerdo es incompleto, la pregunta demanda otra y es la pregunta por el futuro”, dijo Iván Garzón, autor del libro El pasado entrometido.