Su obra fue galardonada con el premio nobel de literatura en 1954, durante la posguerra, contexto en el que su obra había relatado ya las amarguras y premuras de una guerra desde el punto de vista del soldado de a pie, aquél que debía sobrevivir día a día las batallas y que no podía hallar en ellas más que dolor y sufrimiento.
Así, esta obra literaria, como muchas otras publicadas posterior a las dos guerras mundiales, buscaban influir en la población e intentar incentivar el sentido de paz, pues para quienes ya habían vivido una guerra, vivir dos era una absoluta pesadilla; sin embargo, tal parece que el gusto o la pasión heroica que genera un conflicto no escapa a ningún contexto histórico, pues la guerra aparece siempre como una salida a los conflictos sociales, políticos y económicos que aquejan constantemente a la sociedad. Y es por lo que hay que hacer un llamado de atención, un alto en el camino para observar el contexto que se está viviendo en este momento tan crucial, para ello hemos de analizar cuatro situaciones concretas, de actualidad, que pueden generar cierta suspicacia frente a la estabilidad que tiene el planeta.
En primer lugar, encontramos Medio Oriente, una zona altamente volátil, los conflictos sociales, políticos, culturales y económicos están a la orden del día, guerras constantes, enfrentamiento entre potencias que toman los territorios de terceros para hacer muestra de su poderío militar y táctico, esta región del mundo se ha convertido poco a poco en un territorio de pruebas. Así, mientras las potencias mueven sus cartas geopolíticas, los civiles siguen migrando y aquellos que no han decidido dejar su territorio mueren bajo los bombardeos. DW noticias señalaba el 20 de octubre de 2018 que más de 40 civiles murieron mientras la coalición (Estados Unidos y sus amigos) bombardeaba la localidad siria de Al Susa, y más de 10 niños habrían muerto en esta incursión militar, resaltaba el medio alemán en su nota de prensa. Los conflictos no dan espera en estos territorios, así como en Siria, Yemen, Irak, Afganistán, Turquía, y cientos de miles de habitantes de países de la África Subsahariana sufren de conflictos interminables que son alimentados por las máquinas de guerra de las potencias occidentales y de la todo poderosa Federación Rusa.
Los civiles sufren día a día las premuras, el dolor y el sufrimiento que causa la guerra. Así como bien lo resaltaba Hemingway, “Si nadie atacara, la guerra terminaría.”, si bien la geopolítica no es así de sencilla, sí existe un principio básico en aquel fragmento de Adiós a las armas. Allí donde el músculo armamentista no tiene influencia, difícilmente se podría sostener una guerra, y eso es lo que las potencias no logran, o no quieren hacer, eliminar cualquier posibilidad de acceso a las armas, tanto para los grupos terroristas como para aquellos que en nombre de la libertad y la democracia asesinan sistemáticamente a la población civil.
A su vez, mientras África sufre de la crudeza de conflictos que han perdurado por más de dos décadas y Medio Oriente vive la expansión de un conflicto político y cultural profundo, en América Latina las migraciones comienzan a convertirse en la portada de la prensa diaria y se destacan en los medios internacionales. El 26 de octubre de 2018, BBC titulaba una nota “No es una caravana de migrantes, es un éxodo”, haciendo referencia a las palabras de un activista entrevistado por reporteros de dicho medio. Este éxodo masivo ha sorprendido al mundo, no sólo por las cifras, sino por ser el resultado de años y años de políticas neoliberales en la región, pues si hace unos meses existía cierta sorpresa por el éxodo de venezolanos en busca de mejores oportunidades debido a la crisis política y económica de su país, justo sería ahora buscar la caída de los gobiernos del país de origen de cada uno de los más de 7.000 hombres, mujeres y niños que marchan hacia Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de vida.
Así, estos conflictos aumentan y se tornan cada vez más peligrosos para la estabilidad mundial y regional, ya no sólo por las amenazas, absurdas según algunos, de una guerra a gran escala en Venezuela o la escalada de enfrentamientos en otros espacios geográficos del planeta, también existe una crisis democrática profunda. Ejemplo de ello es lo que vive Brasil, en donde las fake news, la xenofobia, el racismo, el machismo y la homofobia se convirtieron en el discurso oficial tras la victoria de Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales. Esta victoria de un ala radical de la derecha brasileña puede ser parte de una transformación que podría destruir las bases de la democracia en una región tan maltratada y atacada como Sur América. Para muchos, esto representa el ascenso de una suerte de fascismo. Sin embargo, la crisis va más allá de eso, pues el punto de análisis crucial se encuentra en el rol que cumplen los medios de comunicación como el cuarto poder, el elemento legitimado o deslegitimador de una realidad, y allí, en Brasil, tal parece que las grandes multinacionales mediáticas hicieron un gran engranaje con un hombre que según se menciona no tenía si quiera un plan de campaña.
Por último, un tema que no es menos importante a todos los que se han abordado aquí, de forma no muy tímida el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump anuncia la posibilidad de anular el Tratado de Reducción de Mísiles Nucleares de Medio Alcance, un acuerdo que buscaba la pacificación durante la guerra fría entre la super potencia rusa y su homólogo occidental capitalista. Es conocido que gran parte del modelo económico de Rusia depende en la actualidad de la producción y venta de armas, esto ya no como una carrera armamentista del pasado. Por su parte, el gobierno estadounidense, en miras de volver a ser la potencia del pasado, ha decidido desempolvar viejas acciones y hacerlas realidad en pleno siglo XXI, pues este no sería el primer acuerdo diplomático que se quebranta durante el gobierno del republicano Trump, pues ya hizo lo mismo con el acuerdo nuclear de Irán que luego de una fuerte diplomacia entre el gobierno chiita y Barack Obama se destrozan las posibilidades de mantener en calma una región tan volátil como lo es Medio Oriente. Y esta vez parece querer iniciar una nueva etapa en la carrera armamentista de Rusia, que al tiempo obligará a cambiar prioridades a países como Japón, China, India y Corea, que igualmente verán su zona de influencia política, militar y económica fuertemente afectada.
En definitiva, los giros que está dando la geopolítica en los últimos años no vislumbran la pacificación que anhelaba Hemingway en su maravillosa obra, por el contrario, parece recrudecerse el ambiente entre los hombres y transformarlo todo en un ambiente sombrío, muy similar al que existía en las calles de Europa antes de la segunda guerra mundial, en donde nadie podía afirmar que algo grave ocurriría, y sin embargo, todos en el fondo sabían lo que estaba por venir. La paz suele ser el objetivo más importante del hombre, desde gran parte de las ideologías políticas se establece que la paz es el objetivo más importante del actuar humano, sin embargo, la realidad parece ser otra, pues el camino que está recorriendo la humanidad parece no llevarlo más que al aniquilamiento de todo aquello que se considera bueno y civilizado.