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¿Cómo ha sido su experiencia de estudiante indígena en la universidad?
Siento que mi identidad no era completamente bienvenida. Aunque existían programas de inclusión, en la práctica no había una forma real de sentir que mi identidad convivía al mismo nivel que otras. Desde mis clases, siempre intenté incluir el tema de las comunidades indígenas, porque muchas veces las conversaciones se polarizan y ciertas discusiones quedan al margen. A veces, simplemente nombrar el tema en clase hace la diferencia, porque muchas personas no lo consideran y sacarlo a la superficie termina generando un impacto.
Usted pertenece al Colectivo Tinzi, un grupo intercultural de la Universidad Javeriana. ¿Cómo surgió este colectivo?
El colectivo surgió antes de la pandemia por iniciativa de Aty, estudiante arhuaca, y Gaby, estudiante muisca de Literatura, con el respaldo del profesor Miguel Rocha. Su propósito inicial era, por un lado, generar un espacio de encuentro entre estudiantes indígenas y, por otro, presentar a la universidad una propuesta para combatir el racismo, reconociendo así un grupo de identidades y de cuerpos diversos.
¿Qué ha sido lo más valioso de construir una red de estudiantes indígenas dentro de la universidad?
Como mencioné al principio, yo me sentía invisibilizada, como si no existiera un espacio donde pudiera decir: “Aquí estamos varias de nosotras”. Sin embargo, gracias a Tinzi hemos construido esa visibilidad, no solo al reconocernos internamente, sino también al hacerlo evidente en todo el campus. En un lugar como la Javeriana, que percibo como un espacio que intenta mantenerse blanco, ha sido importante presentar nuestros cuerpos distintos a los que suelen verse allí. Mostrar nuestras diversidades desde la colectividad, sabiendo que estamos juntas, ha sido lo más significativo.
El trabajo artístico y artesanal ha sido uno de los ejes del colectivo. ¿Qué posibilidades y aprendizajes les ha brindado este enfoque en su misión dentro de la universidad?
El aprendizaje ha sido reafirmar la intención que teníamos con la propuesta artística: crear un artefacto que dejara huella. Queremos que nuestro trabajo se vea, porque ese es el primer paso para que ocurra un cambio. Así como nos exponemos mostrando nuestros cuerpos, realizando charlas y ponencias, también buscamos que la comunidad pueda ver materializado el proceso que hemos construido. Apostarle al artefacto significa dejar una memoria de lo que hemos hecho. De esta manera, garantizamos que las siguientes generaciones puedan reapropiarse de estos símbolos que hemos creado, para que la lucha no se esfume, sino que perdure.
¿Qué esperan lograr a partir del colectivo?
Esperamos que el movimiento continúe fortaleciéndose y que se nos reconozca institucionalmente. Hemos manifestado nuestra preocupación por el recorte de becas y la falta de una iniciativa formal de la universidad hacia los estudiantes indígenas. Nos gustaría entablar una conversación más transversal con la institución y, ojalá, lograr un acuerdo en temas de fondos, becas y garantías que permitan que más estudiantes indígenas ingresen a la universidad. Además, queremos seguir fortaleciendo los lazos con los demás cabildos universitarios indígenas de Bogotá y, por medio de esta red de apoyo, generar más oportunidades para nuestra comunidad.
¿Qué espacios o iniciativas considera que aún hacen falta para apoyar a los estudiantes indígenas en su universidad?
Siento que hace falta una inclusión verdadera en la parte de ingreso. Aunque la universidad ha hecho esfuerzos para dialogar con nosotras, aún no veo una iniciativa sólida para garantizar que ingresen más estudiantes indígenas. Sería importante que esto se reflejara como parte de su plan institucional y, para mí, esa es la semilla de todo lo que vendrá en un futuro: si se garantiza mayor ingreso, sería más fácil fortalecer el colectivo y generar nuevos programas. También le hemos apostado a la idea del aula intercultural, un espacio que queremos crear dentro de la universidad donde se rompa con la estructura catedrática tradicional y con la forma en que se organizan los cuerpos y las clases. Queremos que este lugar permita otra dinámica académica y es parte de lo que esperamos impulsar en el futuro.
¿Cuál es la historia o enseñanza transmitida por su comunidad que más la ha marcado a lo largo de su vida?
La forma en la que me relaciono con la naturaleza: el ser igual a ella. Entender que gracias a la madre tierra venimos del mismo proceso maravilloso que es la vida. Eso ha transformado mi manera de ver el mundo y de relacionarme con él. Creo que es una enseñanza que, en general, las comunidades indígenas nos transmiten: pensar en colectividad y en relación con la naturaleza.
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