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El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En un intento por revelar las expresiones más comunes en detrimento de las mujeres, Babbel, la aplicación para el aprendizaje de idiomas, analizó las frases más comunes con las que se les violenta. Asimismo, a través del hashtag #LaViolenciaEmpiezaEnLasPalabras, la aplicación invita a todas las mujeres a difundir en redes sociales las frases de las que han sido víctimas.
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Con el objetivo de disminuir los índices de violencia contra las mujeres, Babbel impulsa una campaña de conciencia lingüística, invitando a las mujeres a sumar su testimonio junto con la consigna #WordsThatHurt. Asimismo, en Colombia y en otros países, la aplicación donará becas a las ONGs que combaten la violencia de género, con la intención de insertar a las víctimas al mercado laboral.
“Si consideramos que el lenguaje es el filtro principal a través del cual percibimos el mundo, es evidente que este afecta la forma en la que nos relacionamos y hacemos juicios sobre los demás. La palabra tiene un gran poder y lamentablemente hay muchas expresiones cotidianas que confirman el sesgo subconsciente de que los hombres son intelectual, física y moralmente superiores a las mujeres, imponiendo reglas y erosionando su libertad y autoconfianza”, comentó Rita Santoyo Venegas, doctora en lingüística y miembro del departamento de Didáctica de Babbel.
Expresiones que designan a la mujer como objeto, como una posesión, tales como “Eres mía, de nadie más. Si no estás conmigo, no estás con nadie”, “Calladita te ves más bonita”, ejercen violencia psicológica y revelan la intención de tener control sobre ellas. Otras como “Cállate, a nadie le interesa lo que tienes para decir”, “Nadie te va a creer”, o “Con ese carácter, nadie te va a aguantar”, degradan la autoestima de las mujeres. Además, “Tú te lo buscaste”, “Se lo buscó por andar vestida así”; y “No voy a permitir que estés con otra persona”, “Si me dejas me mato”, dejan en las mujeres la responsabilidad de ser violentadas, despojando de responsabilidad a su agresor, y las orillan a no denunciar la violencia por miedo.