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Las Olas de Adrián Biniez, una invitación a ejercitar la mirada.

La película uruguaya “Las Olas” hace parte de la programación del Bogota International Film Festival que finaliza este viernes. Cuarta entrega.

Pablo Parra
15 de octubre de 2021 - 10:52 p. m.
Película uruguaya Las Olas. Si viajaras en el tiempo a revivir los momentos de tu vida que marcaron quién eres ahora, ¿a dónde llegarías? Después de ”Gigante” y ”El 5 de Talleres”, Adrián Biniez se dirigió a las playas uruguayas para contar la vida de un personaje a través de pequeñas situaciones que van revelando cómo se forma una personalidad. Con calma, humor y una dosis de existencialismo, ”Las olas” es un viaje onírico que cautivará a quienes se dejen hipnotizar por el ruido del mar.
Película uruguaya Las Olas. Si viajaras en el tiempo a revivir los momentos de tu vida que marcaron quién eres ahora, ¿a dónde llegarías? Después de ”Gigante” y ”El 5 de Talleres”, Adrián Biniez se dirigió a las playas uruguayas para contar la vida de un personaje a través de pequeñas situaciones que van revelando cómo se forma una personalidad. Con calma, humor y una dosis de existencialismo, ”Las olas” es un viaje onírico que cautivará a quienes se dejen hipnotizar por el ruido del mar.
Foto: Cortesía

Bajo la retrospectiva de Mutante Cine, en el marco de esta séptima edición del festival, estamos invitados a activar nuestras miradas, si es que nos atrevemos a mojarnos para sumergirnos en la experiencia audiovisual que nos trae Las Olas, tercer largometraje en clave del mejor cine de Jarmusch y Kaurismäki del polifacético director argentino Adrián Biniez, estrenada en 2017; director (también actor, guionista hasta cantante de Rock) que sorprendió en la Berlinale de 2009 con su debut “Gigante”, el cual se llevaría el gran premio del jurado de aquella edición y múltiples reconocimientos a nivel mundial, como en el BAFICI y el FICCI respectivamente.

Todo da inicio con un fondo negro en el que se cuela el rumor del oleaje. Cortamos a una calle céntrica de Montevideo. La arquitectura no se ha inundado aún pero la conciencia de alguien pronto lo hará. Un hombre pasa la calle, pero es cuando llega a la acera que la cámara cambia de objetivo y se decide por seguir a Alfonso, que recién de terminar su jornada laboral se dirige al mar. Al sumergirse en las olas aparecerá en una playa en la que estuvo de vacaciones hace un par de años. Es ahí donde una película de lo cotidiano inicia una conversación con lo fantástico, marcada en acciones clave y decisiones de puesta en escena como cuando Alfonso se lanza al mar y emerge en una nueva playa que enmarca un cuadro de una memoria quizás clave en su vida; también en la decisión de utilizar el mismo actor en cada una de las intervenciones con unos amigos en la adolescencia, a lidiar con su situación familiar actual o a estar con sus padres en unas vacaciones de niño, sin importar transgredir así los límites del tiempo y de lo absurdo en los momentos en los que se expresa como si tuviera 5 o 6 años.

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Porque es en el ejercicio de deconstrucción y vuelta a armar de la película que podemos empezar a concretar de qué se trata este extraño viaje de Alfonso, el cual, separado por intertítulos a cada tanto y que evocan clásicos de la literatura de aventura como la isla del tesoro o la vuelta al mundo en 80 días, hace llegar a pensar en un hombre en pleno trance psicoanalítico, sea en el mundo de lo onírico o en el océano de su memoria, recorriendo ciertas etapas de su vida que quizás sean una suerte de terapia reflexiva en busca de ese anhelado tiempo perdido.

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La productora Mutante Cine, creada por Agustina Chiarino y Fernando Epstein en 2011, este último produciendo 25 Watts (2001) y haciendo un trabajo conjunto en Control Z Films donde producirían Whisky (2004), son los cómplices y responsables de Las Olas, película que ayuda a nutrir de buena manera el amplio pero variado catálogo de proyectos que han sido grandes éxitos por los festivales del mundo debido a su tratamiento de lo cotidiano y su equilibrada dosis de absurdo; trabajando con grandes o bajos presupuestos, caso el largometraje colombiano Monos de Alejandro Landes, o este fantástico rioplatense de Biniez, Mutante Films, en palabras de sus creadores, seguirá mutando y expandiéndose en el audiovisual latinoamericano porque el día en que pierdan la chispa será la hora de empezar a vender calcetines, tal como el modesto y silencioso Jacobo Köller: dueño de la fábrica de medias en Whisky.

Por Pablo Parra

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