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Las preocupaciones por la prohibición de libros en escuelas de La Florida

Ya son 673 obras retiradas de las bibliotecas de algunas de las escuelas de La Florida debido a una ley reciente que, según su promotor, el gobernador Ron DeSantis, le da más potestad a los padres sobre la educación de sus hijos. Estas son algunas de las preocupaciones y argumentos de los críticos y promotores de la norma.

Laura Camila Arévalo Domínguez

29 de diciembre de 2023 - 06:00 p. m.
"La casa de los espíritus", "Crónica de una muerte anunciada" y "Kafka en la orilla", son algunos de los libros que se censuraron en las escuelas de Florida, Estados Unidos.
Foto: Archivo particular
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La educación de los más jóvenes ha sido uno de los focos del gobernador de la Florida, Ron DeSantis, que comenzó a firmar una serie de reformas que han desatado una enorme polémica, no solo en Estados Unidos, sino en el mundo. Él las defiende como “derechos de los padres a decidir sobre la formación de sus hijos en las escuelas”. Entre ellas está la ley titulada “Derechos de los padres en la educación” y conocida por los críticos como “No digas gay” y la Ley HB 1467, que prohíbe algunos libros en las escuelas.

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Desde 2022, la ley que prohíbe una larga lista de obras literarias se hizo conocida debido a unas imágenes que comenzaron a circular: fotografías de bibliotecas con cintas y plásticos que obstaculizaban el acceso de los estudiantes a los libros. La norma exige, entre otras cosas, que las escuelas tengan una base de datos en línea con la información de todas las obras que se alojen en sus estantes, esto con el fin de identificar “contenido impropio”.

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La discusión volvió a aflorar debido a que, por temor a violar la ley, el distrito escolar del condado de Orange le ordenó a los profesores de cada una de las escuelas que revisaran si tenían alguna de las 673 obras que se prohibieron en la norma, y que se fijaran en los contenidos de las mismas para comprobar si violaban lo que se estipulaba.

La ley en cuestión entró en vigor el pasado mes de julio de 2022 y, según DeSantis, blinda a los padres para que “protejan” a sus hijos de temas como la pornografía, homosexualidad, erotismo y demás tópicos “inapropiados” para la edad de los niños.

La lista de los libros prohibidos es larga. En ella se encuentran títulos como Más allá de invierno, La casa de los espíritus, de la escritora chilena Isabel Allende, además de Kakfa en la orilla, de Haruki Murakami; La maravillosa vida breve, de Óscar Wao; La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca; Madame Bovary, de Gustave Flaubert, entre muchas otras.

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Situada en una Francia provincial – lejana al estereotipo de la París moderna y cosmopolita– la novela narra la historia de Emma Bovary, una mujer insatisfecha con las posibilidades de vida parroquial que le brinda su esposo. Entusiasmada por las novelas románticas que lee, Bovary anhela la pasión, la imprevisión y el desenfreno, frente a la pasividad y el aburrimiento de la vida conyugal ordinaria. Entre relaciones adúlteras, deudas e imprudencias, madame Bovary desafía una vida más libre. Así describió la novela de Flaubert el colombiano Víctor Cabezas, autor del libro Leyes y leyendas, siete juicios que cambiaron la historia.

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Cabezas también contó cómo el autor francés fue llevado a juicio en enero de 1857: el fiscal Ernest Pinard citó a Flaubert y le pidió que bajara el tono de las escenas sexuales de la novela: para la época, hablar de una mujer adúltera, de sus aventuras y de los deseos de su cuerpo era prácticamente un acto revolucionario. “Flaubert se negó a que la ley regulara a Madame Bovary y por eso fue llevado a juicio acusado de ofender la moralidad pública y religiosa que las publicaciones debían motivar y resguardar. El acto de publicar era un ejercicio de alto impacto para la sociedad y, en esa medida, quienes tenían la fortuna de amplificar su voz en el papel debían ser una suerte de centinelas de la verdad y la moral. Flaubert no lo era”.

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El escritor colombiano también aclaró que Madame Bovary no era una novela “recargada de sexo”. Precisamente, quien defendió al Flaubert, Jules Senard, argumentó que su obra “no glorificaba el adulterio, sino que lo ponía en escena y lo problematizaba. No buscaba esparcir el adulterio, sino sacar a relucir qué significaba y qué nos decía sobre la sociedad provincial”. Lo más oportuno de esta historia para el caso de la prohibición la Florida, fueron las preguntas de Senard: “¿podemos juzgar al arte?, ¿podemos someter a las escenas literarias al escrutinio de las leyes reales? No hay duda de que Flaubert había escrito una obra de ficción, o sea, una que nació de su poder creativo, de su imaginación, ¿eso podía juzgarse?”.

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El principal argumento del gobernador norteamericano es la posible influencia “nociva” de estas obras en los niños. Según él, la ley le da potestad a los padres y a las demás personas encargadas de su formación, para controlar los contenidos que podrían enfrentarlos a temas que no sepan manejar para sus edades (infancia y adolescencia). Sandra Ximena Avendaño, comunicadora social y terapeuta transpersonal con enfoque en la terapia sistémica transgeneracional, además de consteladora familiar, opinó sobre este temor del político republicano: “Desde que haya una conexión sincera, abierta y empática con el niño, no veo por qué afectaría. Hay que acompañarlo: no se puede dejar en las manos del libro la mirada del niño con respecto a estos temas. Debe abrirse un espacio en el que los padres puedan hablar con ellos y se les dé un antecedente que les abra la puerta a temas que, de todas formas, tendrán que asumir en algún momento. Los niños necesitan de compañía a la hora de enfrentarse a ciertos asuntos, pero ocultárselos solo genera inquietud. Para mí, la apertura es mucho mejor que la prohibición”.

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La obra del escritor colombiano Gabriel García Márquez tampoco se libró de la prohibición: sus libros Crónica de una muerte anunciada y El amor en los tiempos del cólera, entraron a la “lista negra” que ahora es mandato en este condado de la Florida, y que ha sido criticada por muchos, ya que la consideran una “censura” para la literatura, expresión del arte que profundiza sobre los asuntos esenciales de la condición humana, y como un obstáculo para el aprendizaje de los niños, además de un sabotaje a la promoción de hábitos de lectura.

En cuanto a uno de sus libros: El amor en los tiempos del cólera, novela publicada en 1985, explora las diversas formas en las que un ser humano puede llegar a amar, todo atravesado por el romance contrariado de Florentino Ariza y Fermina Daza, un vínculo que parece irrealizable. Mientras Florentino se debate entre la frustración y la esperanza, se topa con otros pequeños amores -podríamos llamarlos contingentes- con los que no logra sacar ni de su corazón ni de su mente a Fermina Daza.

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DeSantis: prohibición, posibles penas y argumentos

“En Florida, los padres tienen todo el derecho de participar en la educación de sus hijos. No vamos a permitir que los políticos nieguen a los padres el derecho a saber lo que se enseña en nuestras escuelas. Estoy orgulloso de firmar esta legislación que garantiza la transparencia del plan de estudios”, dijo DeSantis cuando se promulgó la norma, según registros de la BBC.

El mismo diario publicó la opinión de Pat Barber, presidenta de la Asociación Educativa de Manatee, quien en febrero de este año dijo que “dar pornografía a un menor es considerado un delito grave de tercer grado [castigado con hasta cinco años de cárcel]. Por ello, es una gran preocupación que un maestro sea acusado de violar esta ley. No de que la violen, sino incluso simplemente de que sean acusados de hacerlo”, debido a que una de las mayores preocupaciones de los profesores es que, con el fin de evitar el acceso a las obras, se les acuse de infractores y puedan perder su licencia para ejercer su labor o deban enfrentar penas de prisión.

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Según ha advertido PEN América en uno de sus últimos informes, la privación del acceso a obras literarias fundamentales atenta contra las libertades constitucionales básicas. La asociación alertó que se trata de la peor ola de censura en décadas, con más de 5.800 libros prohibidos desde 2021.

Por Laura Camila Arévalo Domínguez

Periodista en el Magazín Cultural de El Espectador desde 2018 y editora de la sección desde 2023. Autora de "El refugio de los tocados", el pódcast de literatura de este periódico.@lauracamilaadlarevalo@elespectador.com
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