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Jorge Luis Borges fue un ávido escritor de cuentos, poemas y ensayos a lo largo de su vida. Llegó a convertirse en uno de los narradores más reconocidos del continente, y su obra, incluso hoy, casi 40 años después de su fallecimiento, sigue despertando dudas, nuevos lectores e intensos debates. Sin embargo, una pregunta que se hicieron (y se hacen) muchos de los conocedores de su literatura fue: ¿por qué Borges nunca escribió novelas?
El siglo XX estuvo lleno de grandes escritores que incursionaron sobre todo en este género. Basta pensar en los grandes nombres del boom latinoamericano para darse cuenta de que resuenan más por sus extensas ficciones que por sus relatos breves. Y eso no necesariamente tiene que ver con su calidad literaria, sino que es apenas la demostración de una tradición narrativa que se cimentó sobre todo en este género, por lo que resulta, cuando menos, curioso que un escritor tan reconocido como Jorge Luis Borges “nunca lo haya intentado”.
Las comillas cumplen aquí la función de la duda, pues hay quienes dicen que el hecho de que no se conozcan novelas publicadas por este autor argentino no quiere decir que nunca haya tratado de incursionar en este género. Pero, antes de entrar en las especulaciones, vale la pena resaltar las numerosas veces en las que Borges explicó por qué su predilección narrativa siempre iba a estar en los formatos breves.
El cuento según Borges: una novela libre de ripios
En varias entrevistas en las que al escritor se le preguntó por qué nunca se había aventurado a escribir una novela, él solía responder que no había encontrado, con la excepción notable de algunas obras de Joseph Conrad, una obra de este género que estuviera libre de “ripios”. Estos fragmentos vestigiales eran para él lo que lo desanimaba, pues creía que era imposible para un autor construir una historia de 800 páginas sin que, de vez en cuando, tuviese que escribir “rellenos” o conjunciones que enlazaran un episodio con otro.
Muy parecido a como Edgar Allan Poe concebía que un poema largo no era otra cosa que una sucesión de efectos poéticos cortos, Borges consideraba que una novela podría leerse también como una sucesión de cuentos. Fue esta la principal razón que lo llevó a desdeñar el género y a enfocarse en la escritura de cuentos, poemas y ensayos.
En otra ocasión, Borges afirmó que su desdén se debía también a una falta de control sobre lo que implicaba la construcción de una novela. Cuando se le preguntó por su negativa, respondió: “Yo creo que hay dos razones específicas: una, mi incorregible holgazanería, y la otra, el hecho de que, como no me tengo mucha confianza, me gusta vigilar lo que escribo y, desde luego, es más fácil vigilar un cuento, en razón de su brevedad, que vigilar una novela”.
Otras hipótesis y posibles novelas
Hubo críticos que también analizaron la predilección de Borges por el cuento, y uno de ellos fue el argentino Ricardo Piglia, quien recurrió al análisis de su obra para escribir sus Nuevas tesis sobre el cuento. En este texto, Piglia argumenta que una de las razones por las que no hay novelas de Borges era un “doble vínculo” que ve entre quien cuenta la historia y quien la escucha.
“Borges considera que la novela no es narrativa, porque está demasiado alejada de las formas orales, es decir, ha perdido los rastros de un interlocutor presente que hace posible el sobreentendido y la elipsis, y por lo tanto la rapidez y la concisión de los relatos breves y de los cuentos orales”, escribió Piglia.
Graciela Tomassini retomó este argumento en Borges: la opción por la brevedad, un texto incluido en la edición conmemorativa de la RAE sobre este autor, y allí incluso llegó a sostener que “la brevedad es un cauce de escritura que conviene a la porosidad de los textos borgesianos, a las argumentaciones incompletas y a los relatos donde el centro queda desplazado hacia el detalle”. Es decir, se trata de un elemento inherente a su estilo creativo.
Ahora bien, hace tres años reapareció un posible manuscrito de novela que Borges habría dejado abandonado. Los Rivero, una obra escrita durante la década de los cincuenta, habría estado dedicada a la historia de la familia homónima. El documento fue descubierto a finales del siglo XX en el Harry Ransom Center de la Universidad de Texas por el profesor Julio Ortega, entonces catedrático de Brown University, quien afirmó que probablemente Borges no lo había terminado “porque el relato le exigía una extensión mayor de lo que él hubiera querido”.
En 2022 se exhibió en el Museo de Arte Moderno de Ciudad de México como parte de la exposición Gabriel García Márquez: La creación de un escritor global, debido a las grandes similitudes que tenía la historia de Borges con la escrita por el colombiano sobre la familia Buendía.
Sin embargo, como se trata de un proyecto inacabado y nunca publicado, sería inexacto decir que se trata de una novela de Jorge Luis Borges. Hasta el momento, se mantiene únicamente como uno de los narradores breves más reconocidos de Latinoamérica.
