¿Por qué decidió crear una cuenta de Instagram y hacer un podcast para compartir tips de etiqueta o contar estas historias de personas que ejemplifican muchas de las normas que desconocemos en cuanto al tema?
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Jamás creí que alguien se interesaría en esto: es un tema difícil por el sinnúmero de tabús que uno tiene y es normal, muchas veces es un asunto que se asocia con la cantaleta de la mamá o incluso a las clases sociales altas. La verdad es que todo lo contrario, entonces al principio me dije: bueno, voy a abrir un Instagram para comenzar a compartir lo que sabía, pero nunca creí que La Etiquette fuese a convertirse en lo que es hoy. Me siento muy orgullosa por eso y siento que ha tenido una transición bonita: se inició siendo muy rígido en cuanto a etiqueta y protocolo y poco a poco se fue transformando. Cuando surgió El arte de saber estar fue cuando encontré el medio en el cual me siento cómoda. Ver la etiqueta desde otra perspectiva me hizo entender que todos necesitamos esto. En cualquier momento podemos encontrarnos con situaciones en las que no sabemos cómo comportarnos o nos podemos dar cuenta de que no tenemos las herramientas sobre cómo enfrentar una situación. Siento que es muy bonito brindar esas herramientas porque al final es una red social donde comparto las cosas de forma desinteresada y es muy chévere la retroalimentación que recibo de las personas. Se ha creado una comunidad muy bonita y ha sido muy gratificante todo este proceso.
¿Tiene un trabajo alterno a los cursos de La Etiquette?
Vivo 100% de lo que hago. Mi forma de monetizar La Etiquette es por medio cursos y sesiones personalizadas. Me encargo de dictar conferencias en empresas capacitando a las personas, hago todos mis talleres virtuales y soy experta en marca personal, que de hecho es mi fuerte, así que tengo muchos clientes a los que les desarrollo su estrategia de marca. Hay algo que no saben las personas y es todo el trabajo que hay detrás de mantener viva una red social. Muchas veces es una labor muy desagradecida y las personas creen que yo monto cosas rápidamente y porque estoy desocupada, pero nada más alejado de la realidad: hay que grabar, escribir, crear las piezas, contestar mensajes, etc.
Hablemos sobre el rechazo de un gran porcentaje de personas a la etiqueta o los protocolos, ¿a qué se lo atribuye?
Todo el rechazo hacia la etiqueta se debe a esa mamá, papá o colegio que impuso las cosas, así que se comprueba que todo tiene que ver con la comunicación y con la forma en que se le vende algo a alguien: si a ti te dijeron que debías tener en cuenta estas normas porque sí, pues vas a generar un rechazo. Los jóvenes ahora están pidiendo más respeto: que no me hablen de mi peso, el feminismo, las decisiones sobre mi cuerpo, etc. Esta generación siempre está buscando que les den su espacio y que los vean, así que está totalmente relacionado con esto: la etiqueta tiene que ver con el respeto por el otro. Si uno deja de ver este tema como una regla que algún adulto impuso a raja tabla y comienza a entender que esto más bien se relaciona con ayudarme a tener una sana convivencia y con entender que la persona que tengo al lado es importante, la disposición cambia. Si en nuestras sociedades no hubiesen reglas, todo sería un caos: para todo tiene que haber “una forma de”. Todo en la mesa tiene un interfaz: no me lo inventé yo ni la reina Isabel ni es porque sí, es porque tiene una razón de ser. La etiqueta termina siendo un lenguaje universal para que te relaciones de forma adecuada y si la tienes en cuenta todo va a ser mucho más fácil.
Muchos consideran que es un asunto exclusivo de las clases sociales altas...
Aunque sí es un asunto que comenzó siendo exclusivo de la elite y quienes se formaban en este campo eran las personas que pertenecían a las altas clases, hoy en día todos tenemos acceso a esto y además queremos hacerlo. Vivimos un tiempo súper aspiracional: si te contara la cantidad de personas de estratos bajos que me siguen, podrías impresionarte. La gente quiere superarse y contar con estas herramientas para llegar al lugar que sueñan es muchísima. El hecho de que seamos tan aspiracionales acorta la brecha. En Colombia estamos muy pendientes de normas como estas.
Cambiando el foco del rechazo: hay una resistencia a estas normas que busca revelarse contra el clasismo y arribismo tan marcado en el país, ¿qué piensa de eso? Cuando se hacen las correcciones (o críticas) suelen salir defensas con este tiempo de argumentos...
Cuando recibes un comentario de esos en el momento del error, rechazas, pero es probable que si lo recibes en un contexto distinto y a demás en un tono que no sea de crítica, lo aceptes. Uno siempre tiene que hacer algún comentario o corrección desde el amor y la empatía: a nadie le gustaría que, mientras come, le dijeran que lo está haciendo mal, o peor, que está generando el desagrado de los demás. Lo único que se va a lograr ahí es que la persona reaccione mal y, para defenderse, rechace el comentario y se resista haciendo lo que ya le dijeron que estaba mal. Es un error estratégico muy común, pero muy dañino. Cuando uno está comiendo es muy vulnerable, así que es el peor momento para corregir. Los que, a pesar de que se lo dijeron en un momento distinto y en el mejor tono, siguen diciendo que no les importa, creo que probablemente mienten, es decir, sí les importa, lo que pasa es que debe haber algo detrás. ¿Por qué te enojas cuando alguien te invita a contar con herramientas para que el otro se sienta a gusto contigo? No sé, tal vez hay que buscar a fondo. Esa resistencia resulta siendo egoísta: si comes con la boca abierta ¿Quién es el que se sentirá incómodo? pues el que tienes enfrente.
Sobre los protocolos le quiero poner un ejemplo reciente: las honras fúnebres de Carlos Holmes Trujillo, quien fue el ministro de Defensa y falleció por Covid-19. Muchos se quejaron porque consideraron excesivo el homenaje, sobre todo porque la mayoría de ciudadanos que han perdido un familiar desde que se inició la pandemia han tenido que hacer sacrificios con respecto a los funerales y rituales de despedida...
Todos esos actos protocolares son válidos y cada país tiene su propio manual de protocolo. Este manual está en la página web de la Cancillería y es un paso a paso de todo evento y acto solemne como el del exministro de Defensa, que va acompañado de un montón de simbología. ¿Qué pasa? que estamos en una situación que no era propicia para todo ese despliegue. La mayoría de familias que han perdido un familiar por Covid-19, sobre todo en Colombia, han tenido que privarse de la forma en la que conciben un funeral y que además es un paso importantísimo para tramitar el duelo, así que sí, creo que fue un desatino del Gobierno colombiano, fue muy poco empático.
Volviendo a la etiqueta: ¿por qué es tan importante dominar estas herramientas? Hablemos de lo que una persona podría ganar si las tiene en cuenta...
En la medida en la que yo domine estas herramientas será mucho más difícil que me convierta en una víctima de las tantísimas brechas que hay en el país. Tener las herramientas para ser cada día mejor en el tema que quieras, reducirá esa brecha en un porcentaje grandísimo. No se trata de si como bien o me porto bien porque soy pobre o rico, no tiene nada que ver con eso: nadie sabe la cantidad de veces en las que me he sentado a comer con políticos y lo hacen de la forma más incorrecta del mundo. La plata no determina el nivel de respeto que sientas por ti y por el otro. La gente me dice a veces: María Paula, es que en Italia comen la pasta de cierta manera, y yo me pregunto ¿será que las personas no saben que los italianos son súper mal educados? O me dicen que en China es correcto eructar, pero es un asunto cultural. Si estás comiendo en Colombia, probablemente a la persona que esté contigo no se va a sentir cómoda con que eructes.
Resulta revelador el manejo de estas normas o la atención a ellas en cuanto a la solidaridad y la lucha por los demás que elaboramos en nuestros discursos ¿o qué piensa? Es decir, la utilidad o importancia de los modales en la mesa no son para vernos bien comiendo, sino para que el otro se sienta cómodo con nosotros. La etiqueta, más que por mí, es por el otro...
Exacto, esa es la clave. Más que por mí, la etiqueta es por el otro. No es para impresionar. Si digo “haiga” la gente me entiende, pero está mal dicho. Y si una persona me escucha y sabe que eso está mal dicho, comenzará a armarse un concepto de mí que no tiene que ser malo, pero que no va a contribuir a que me venda de la forma que espero. Todo importa y comunica e influirá en la forma en la que te vendas como persona: si quieres seguir resistiéndote a “saber estar” con las personas, está bien, puedes hacerlo, pero debes asumir las consecuencias de eso. No estamos solos en el mundo. El principal problema es que no somos conscientes de nuestro espacio. Cuando no estamos en tiempo presente, no sabemos estar: no estás escuchando lo que te está diciendo tu mamá o el favor que te está pidiendo tu esposo, así como tampoco estás atenta a la forma en la que comes o hablas. No estas. El podcast, por ejemplo, me gusta porque lo siento como un espacio más íntimo en donde puedo usar mi experiencia o la de las personas que quieran compartirla, para ejemplificar esto que te digo. Todos los días aprendo mucho y me siento muy bien al entender que todo es un aprendizaje.
Hay un libro de hace muchísimos años, pero que se suele traer a colación para hablar de etiqueta: El manual de urbanidad, de Manuel Antonio Carreño
Estoy en el proyecto de escribir un libro y te lo cuento porque, cuando comencé a interesarme en la etiqueta, busqué libros, pero te confieso que no recomendaría ninguno y mucho menos El manual de urbanidad de Carreño . Hay mil cosas de etiqueta que están mandadas a recoger, que son obsoletas. Este que mencionas, por ejemplo, es el más machista del mundo, así que deberíamos dejar de tenerlo como referencia. Claro, hay cosas que se mantienen, pero muy pocas y leerlo puede ser interesante, pero no todo debe aplicarse a rajatabla.