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Laura Esquivel: dar, cocinar, escribir

La escritora mexicana, quien fue diputada, dice que cocinar, escribir y hacer política son actos de generosidad.

Yesid Arturo Torres Rodríguez

05 de febrero de 2019 - 09:00 p. m.
Laura Esquivel, nacida en Cuauhtémoc (México) en 1950, invitada al Festival de las Artes. / Cortesía
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Con el anuncio de la programación de la décima tercera edición del Carnaval Internacional de las Artes, evento que se llevará a cabo en Barranquilla, del 14 al 17 de febrero, Laura Esquivel, invitada especial del festival y autora de la novela Como agua para chocolate, habló para El Espectador de sus nuevos proyectos, su vida como escritora y su visión política de América Latina.

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¿En qué proyectos creativos anda trabajando Laura Esquivel?

Ahora estoy trabajando en el guion de A lupita le gustaba planchar, una de mis novelas.

En “Como agua para chocolate” abordas el tema de la violencia que han padecido y aún padecen muchas mujeres en América Latina. ¿Cómo se han reconfigurado en nuestros días esos conflictos que se describen en la novela?

Yo no creo que se aborde de forma directa el tema de la violencia. Sí se aborda, pero no como problema de género. Para mí, se trata del destino impuesto a una mujer (Tita) por parte de un opresor, que en este caso es su madre (mamá Elena). La novela habla de cómo Tita logra escapar de un destino que le ha sido impuesto. Incluso hay muchos hombres que se identifican con la novela, quizá porque en cierta forma están padeciendo de las mismas aflicciones. Lo que en realidad se toca es el tema de oprimidos y opresores y cómo los personajes se van librando de esta condición. En nuestros días ya no es mamá Elena; ahora tenemos un sistema opresor. De eso se ocupa el último libro de la trilogía: Mi negro pasado.

El filósofo Ludwig Feuerbach afirmó que “somos lo que comemos”. Hay personas que afirman también que somos lo que escribimos. ¿En su trabajo qué tanto hay de autobiográfico?

Hay mucho de autobiográfico. Por supuesto, uno escribe según cómo ha vivido, sus propias experiencias, la forma como se interpreta el mundo, lo que uno quiere comunicar, todo eso hace que uno vaya dejando parte de lo que es al interior de lo que va creando.

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Muchas cosas se han escrito de la relación que existe entre la novela y el cuento, o el cuento y la crónica, pero es menos común la relación entre el teatro, los guiones audiovisuales y la novela. ¿Cómo ha conciliado esta relación en su proceso creativo?

Vengo del teatro y durante algún tiempo también escribí para televisión. Esto hace que esté muy pendiente de la estructura dramática. Leo, investigo, voy haciéndome preguntas, hasta que voy creando los personajes y los universos de esos personajes. Para mí es muy importante esa estructura que aprendí en el teatro. Hay autores que escriben de acuerdo con lo que el texto les va proponiendo, no digo que no se pueda hacer, pero por lo menos ese no es mi caso.

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Escritora, amante de la buena cocina y diputada federal. Conciliar arte, cocina y política parece una receta bastante difícil. ¿Cómo ha logrado desarrollar estas tres actividades sin fracasar en el intento?

Si lo analizamos bien, son tres cosas que se relacionan. Cuando uno cocina lo hace por el bien común, incluso si lo hace para uno mismo. Lo mismo pasa con la política. La vida pública exige que uno haga cosas para el bien de todos. Y cuando se escribe pasa lo mismo: tratas de comunicar una idea que alegra, que estimula, incluso que cambia. Entregas una manera de ver el mundo. Entonces son tres cosas que guardan esa misma voluntad, de querer hacer bien las cosas y de quererlas hacer bien por los demás.

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Haber contextualizado “Como agua para chocolate” durante la Revolución mexicana y desarrollar personajes como el de Gertrudis me hace pensar que se toca de forma sutil el tema político en su acto creativo. ¿Es esto cierto?

Sí, la intención de haber ubicado la historia en este momento es precisamente para mostrar estos contrastes. Si analizamos la historia y todo lo que ocurrió luego de la Revolución mexicana, uno se da cuenta de que al final los partidos se terminan corrompiendo; entonces no es tanto un cambio externo como el de una revolución, sino un cambio interno, como ese que tiene Tita al liberarse de su madre. Las personas tienen que cambiar desde adentro, los verdaderos cambios no están contenidos en la política sino dentro de las personas. La política solo es un medio.

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Con el anuncio de la creación del muro fronterizo de Trump, la ruptura de los diálogos con el Eln en Colombia y la crisis de Venezuela, parece que la llegada al poder del presidente López Obrador es un alivio para la izquierda en el continente. ¿Qué recomendaciones les da a las juventudes latinoamericanas para enfrentar las circunstancias políticas y sociales de esta primera parte del siglo XXI?

Mi llamado es a que se organicen, a que estén atentos a esos cambios que se avecinan. Son los jóvenes los que están llamados a cambiar esta sociedad. Yo en realidad creo que estamos viviendo los últimos días de este sistema, el modelo neoliberal tiene que desaparecer para abrirle paso al cambio. Es que les guste a algunos o no, estamos ante un sistema depredador y opresor, que condena a millones de personas. Gente que muere de hambre sin que a nadie le importe. Personas que cruzan continentes enteros tratando de huir de la guerra. Lo interesante de todo esto es que estoy convencida de que los cambios son internos. No es asunto de una revolución, como ya mencioné, ni siquiera creo en los partidos. Los jóvenes deben resistir y trabajar por ese cambio del que te hablo. La historia no es así por accidente. Sé que encontrarán un modelo, una forma, que garantice la seguridad alimentaria, en las pequeñas comunidades. Así es que el llamado es a estar atentos y organizarse.

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¿Qué papel juega el arte en este cambio?

El arte permite precisamente mostrar esas realidades, concientizar a las personas de lo que ocurre en este mundo. Lo que pasa es que tanto en la escuela como en otros espacios importantes de decisión no se le da el valor transformador que merece. Se le subestima.

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¿Cómo se está viendo Colombia desde afuera?

Pues fíjate, desde afuera uno cree que el país ya está saliendo de la violencia, que ya han dado pasos importantes para salir de ese flagelo, que van de salida, que el país está mejorando… Y de repente la semana pasada ocurre lo del atentado. Son situaciones difíciles las que se están presentando, pero yo confío en que van a salir bien librados de todo esto.

Para consultar la programación completa del festival pueden ingresar a https://fundacionlacueva.org/proyectos/xiii-carnaval-internacional-de-las-artes/2019 y descargar gratis la aplicación gratuita para Android y para iOS: Carnaval Internacional de las Artes.

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Por Yesid Arturo Torres Rodríguez

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