Léonor De Récondo escribe capítulos cortos. Cada uno de ellos no tiene más de cuatro páginas. En algunos solo hay dos párrafos. Es muy fácil leer sus novelas, sobre todo porque se avanza rápido, casi sin darse cuenta, pero también porque en cada uno de estos apartes, la escritora francesa regala giros, a veces muy sutiles y otros determinantes, para el curso de la historia. La sensación de que la lectura avanza rápido se da entonces porque, además del paso de las páginas, rápidamente se revelan los momentos cruciales del relato.
De Récondo, que también es violinista, dice que la extensión de cada uno de estos capítulos se debe a su capacidad diaria para crear: si un día solo pudo escribir un párrafo, así se queda. Y así determina la secuencia del siguiente, que tal vez después sí contenga más líneas para la novela en construcción.