Lo corpóreo artístico de Leonel Castañeda

La multiplicidad de miradas y reflexiones en distintos planos matéricos confluyen entre el cuerpo y la memoria desde una perspectiva personal y cotidiana de este artista colombiano.

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Sandra Fernández
13 de agosto de 2018 - 08:49 p. m.
Aquí aparece la materialidad de sus obras en objetos usados y desechados, adaptados a un entorno y espacio favorable que reinventa en la museografía que lo acompaña hace más de 15 años. / Oscar Monsalve
Aquí aparece la materialidad de sus obras en objetos usados y desechados, adaptados a un entorno y espacio favorable que reinventa en la museografía que lo acompaña hace más de 15 años. / Oscar Monsalve
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El cuerpo considerado por Platón como la cárcel que aprisionaba al alma, o más bien, un baúl que transporta el espíritu, aquel asunto inmaterial que enfrenta las adversidades y que puede corromper y dañar la esencia del alma. Esta idea transformada en un pensamiento aristotélico, el cuerpo como ente constructor de identidad, una materia que evoca en el entorno sus sentidos, que transporta lo que el alma quiere comunicar. “Si no creyera en el delirio, si no creyera en la esperanza (..) que cosa fuera la maza sin cantera”, afirma Silvio Rodríguez, aludiendo al cuerpo como un instrumento que expresa y transforma su realidad. Desde esta perspectiva el cuerpo entonces es más que una materia viva que representa diversos estados. Es en esta connotación que hace énfasis el artista colombiano Leonel Castañeda, quien expresa: “Selecciono de los mercados de segunda objetos que hablan del cuerpo como un proceso artístico, porque entendí que no puede invertirle millones a un taller con la economía precaria y la inestabilidad que tengo. Estos son materiales de mi obra”. Su trabajo artístico se sumerge en todo el concepto de la palabra cuerpo, como un estado que se transforma y que desde el mismo puede ofrecer diversas lecturas.

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Castañeda se conduce por el camino del arte a través de la música clásica que lo guio a la historia del arte y por ende, hacia un interés por la representación del cuerpo, manifestándolo entonces en una relación con su cotidianidad y forma de vida. Aquí aparece la materialidad de sus obras en objetos usados y desechados, adaptados a un entorno y espacio favorable que reinventa en la museografía que lo acompaña hace más de 15 años, porque según el artista, es de la manera en que realmente se crea la historia que narran las obras. Durante diez años hizo parte del equipo museográfico y de montaje expositivo de los museos del Banco de la República. Desde allí, mientras expresaba un interés por el espacio y por darle brillo a obras ajenas, la suya se acumulaba y crecía dentro de su taller.

Fue entonces que en el 2003 su obra salió de su taller para exponerse en ‘Nuevos nombres’, muestra colectiva que organizó el museo del Banco de la República. Aquí participó con una serie de vitrinas que contenían prótesis dentales y dibujos de niños deformes, y una mesa con tacones en aluminio. “Entendí que puedo hablar desde mi cotidianidad sobre el cuerpo sin ningún tipo de discurso”, explica Castañeda, porque de su trabajo se destacan los soportes, como las vitrinas que ponen en distinta connotación los objetos que interviene. Es el caso de la intervención que realiza en el Museo del Oro, en el que pone tras unas grandes vitrinas mujeres en medias veladas y zapatos formales apiladas con su rostro tapado. El cuerpo se manifiesta con pertinencia y en relación con una obra, un cuerpo atrapado y que calla debido a las indumentarias que lo adornan.

Es así que la relación entre espacio y cuerpo se reconocen prominentemente durante la trayectoria de este artista, siendo entonces la oportunidad perfecta para enaltecer una idea bizarra y poco común en la que sus obras se originan en los mercados callejeros de objetos sin uso alguno. Para el 2016 realiza su primera muestra individual, un montaje que daría la apertura a la galería El Dorado, en Bogotá, y que contaría su historia artística en los tres pisos intervenidos. La exposición ‘El cuerpo de adentro’ tiene en un primer momento documentos, objetos y revistas adquiridas durante años por el artista con contenido que hace alusión al cuerpo, abierto, explorado y desnudo; en un segundo espacio, fajas colgadas en estanterías que al finalizar llevan al espectador a collages que recubren un cuerpo con recortes de órganos humanos. “Se ven las fajas como si se tratasen de personas, todas distintas, porque todos somos distintos, pero tan iguales; todos pertenecemos a un cuerpo, con las figuras, con el contorno y con la soledad, porque todos estamos solos. Todos somos tan distintos y tan iguales, todos tenemos vísceras”.

Esta exposición es una apertura hacia el proyecto de vida que realiza Leonel Castañeda, uno constante y de búsqueda inagotable, por reflexionar y determinar la existencia, las acciones cotidianas que emergen en un cuerpo, uno crudo, desnudo y relacionado con los mismos objetos que se inventa. Collage con imágenes justamente reunidas para conformar otro cuerpo, mientras los objetos se preservan en vitrinas como invenciones para intervenir o pertenecer al ser humano en su rareza y distinción. ‘Inventa anatómica’ hizo parte de la exposición Corazón de los Andes (2017) en El Dorado. “Cuando un objeto ha perdido su función original, antes de su extinción en un depósito, un incinerador o un basurero, adquiere un nuevo símbolo, la de una mirada que nunca volverá a ser igual”, explica Carlos Rojas Cocoma en el texto curatorial de la exposición, y es que en sus obras existe una relación entre la pintura flamenca del siglo XV y los recortes de órganos que el artista encuentra en libros de medicina, y remite a una composición caudalosa de diversas lecturas, a la instalación hecha de guantes quirúrgicos coleccionados por el artista por varios años, con una luz en su interior que mientras se activa el movimiento atribuye a una figura viva.

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Un sentido casi poético y filosófico sobre los objetos y su contenido de memoria. Es así que el espacio se convierte en una atmósfera fría, pero con sentido y contexto social. Durante el año 2015 propuso Caja Negra, un proyecto que en su interior remitía a las memorias de la tragedia ocurrida en Armero, utilizando fotografías que luego convertía en collage/panorámicas. Caja Negra se convirtió en un dispositivo de exposición que se destacaba por tener en su interior hechos históricos, y para el año 2016 logra intervenirlo nuevamente con ‘Aspectos de violencia’, una revisión sobre el libro La violencia en Colombia. Durante este año Caja Negra alberga su exposición ‘Souvenir patriótico’, inspirado en la bandera de plomo que creó hace un año y que hacía parte de una intervención realizada en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, titulada ‘Re: Bandera’, organizado por la plataforma de proyectos artísticos Más arte Más acción.

“Estos collages no son solamente pegar pedacitos de papel, son abrir un cuerpo, hablar de la violencia con una bandera de plomo, hablar sobre la gente que pisó una mina y perdió sus piernas y son un trabajador, un campesino. Son cosas que me hacen hablar de mi realidad, de un país y de un ser humano. Desde el arte se puede hablar de eso”, dice Leonel Castañeda, porque su obra escenifica todas las vertientes que se explican desde el cuerpo, desde un órgano, un objeto que interviene el cuerpo, una figura erótica, un movimiento, un hueso, una figura representada dentro de la historia de arte. Un universo en el que, tras cruzar su escenario de creación como un “buque”, como el mismo artista lo menciona, se entrecruzan las historias, desde la medicina hasta la historia del arte y todo comienza a tener un sentido. Es por eso que su obra se desborda llegando a la comunidad, a las víctimas de las minas, a quienes padecen enfermedades terminales y necesitan entender el cuerpo como parte importante, como lo plantea Aristóteles.

“Yo entendí que un artista tiene que comprometerse con su vida en hacer algo por los demás. Entendí esto como mi discurso y llevar todo esto a hacerlo válido. No es un hobby, no colecciono cosas, sino que cada cosa tiene un sentido porque se lo encuentro en la calle. Absolutamente todo lo que ves aquí ha sido recolectado en lugares en donde cualquier persona que vea esto diría ¿eso para qué?”.

Por Sandra Fernández

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