Publicidad

“Lo hermoso de una Bienal es que representa un esfuerzo mayor que una exposición”

La arquitecta holandesa Winka Dubbeldam, integrante del Comité Pro Bono de la Bienal Internacional de Arte y Ciudad de Bogotá, habló sobre este evento y lo que representará para la ciudad.

Juan Martín Fierro, especial para El Espectador
09 de marzo de 2025 - 08:17 p. m.
Winka Dubbeldam es directora de Archi-Tectonics NY y Archi-Tectonics NL.
Winka Dubbeldam es directora de Archi-Tectonics NY y Archi-Tectonics NL.
Foto: Instagram:
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

La arquitecta y urbanista holandesa Winka Dubbeldam, reconocida mundialmente por su enfoque en materiales sostenibles y sistemas de construcción inteligentes, estuvo de visita en Bogotá a propósito del proyecto que adelanta en el ecosistema del río Fucha, y de su participación como integrante del Comité Pro Bono de la Bienal Internacional de Arte y Ciudad de Bogotá, BOG25, que se realizará del 20 de septiembre al 9 de noviembre de 2025.

Como directora de Archi-Tectonics en Nueva York y Países Bajos, Dubbeldam ha liderado proyectos que reconfiguran espacios urbanos con un fuerte compromiso ambiental y social. Su experiencia y trayectoria le han permitido participar como asesora en la Bienal de Venecia y ahora aportar su conocimiento en el desarrollo cultural y arquitectónico de la capital colombiana.

En esta conversación, Dubbeldam comparte su visión sobre la intersección entre arte, arquitectura y urbanismo, y reflexiona sobre el impacto de los eventos culturales en la transformación de las ciudades, el resignificar espacios abandonados y diseñar entornos más sostenibles. Además, nos cuenta sobre su relación con Bogotá, sus propuestas para revitalizar su centro histórico y su entusiasmo por la primera edición de la Bienal de Arte y Ciudad 2025.

La BOG25, liderada por la Alcaldía Mayor de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, marca un hito en la vida cultural de la ciudad. Como parte de una gran estrategia de internacionalización, este evento pondrá a la capital a la altura de otras grandes ciudades como São Paulo (Brasil), Sydney (Australia) o Venecia (Italia), que hoy cuentan con una bienal como un espacio de intercambio y de diálogo en torno al arte. La BOG25 tendrá un componente principal dedicado al espacio público, en el que las obras generarán un diálogo permanente entre la arquitectura y quienes habitan la ciudad; de allí la importancia de contar con un referente mundial en este campo como Winka Dubbeldam, quien aceptó vincularse al Comité Pro Bono de la Bienal junto a reconocidos arquitectos como los argentinos Hernán Díaz Alonso y Pedro Ferrazini.

¿Cómo puede una Bienal cambiar la vida de los habitantes de una ciudad?

Lo hermoso de una Bienal es que representa un esfuerzo mucho mayor que una simple exposición en un museo. No solo crea conciencia en los visitantes de otros lugares, sino también en los propios habitantes de la ciudad. Eleva el nivel cultural y permite que las personas se sientan más orgullosas de su propio entorno, de su arte, su arquitectura y su identidad.

En ese sentido, creo que este evento tiene un impacto muy positivo. Y aquí, en particular, admiro mucho la forma en que han abordado esta primera versión de la Bienal.

Hace dos años participó en la Bienal de Venecia, una de las más importantes del mundo. ¿Cuál es la importancia de que esta y otras ciudades como São Paulo o Sídney alberguen este tipo de eventos?

Hay un gran debate al respecto, porque estos eventos tienen efectos tanto positivos como negativos. Entre los aspectos positivos, por supuesto, está el hecho de que muchas personas visitan la ciudad, lo que permite experimentar su cultura y beneficia la economía local: hoteles, restaurantes, tiendas, entre otros. Sin embargo, el impacto negativo se refleja en la huella de carbono global, ya que implica viajes aéreos y un gran desperdicio de materiales. Es un poco como los Juegos Olímpicos, donde se ha intentado hacer que los eventos sean más ecológicos y sostenibles. Estos espacios nos proponen una gran reflexión, porque debemos seguir pensando en cómo cuidar el planeta, que es el único que tenemos.

¿Qué la motivó a formar parte del comité Pro Bono de la Bienal de Bogotá?

Creo que lo que me motiva es mi fuerte convicción de que la cultura es fundamental. También asesoro a la Bienal de Venecia y estaré involucrada nuevamente este año. Suelen invitarme a estas grandes bienales porque tengo opiniones firmes y reflexivas sobre estos temas, y quizás eso es útil para generar debates y conversaciones. Hace poco mencioné en una reunión que, en 2013, hice una charla en TED Global sobre Bogotá, lo cual puede parecer curioso, considerando que soy de Holanda y vivo en Nueva York. Ese interés surgió cuando conocí a un cliente colombiano en Nueva York, quien me pidió que estudiara el centro de Bogotá. En ese momento, era una zona con poca población, negocios en crisis y un legado colonial que parecía abandonado, pero también con gran potencial arquitectónico. A partir de esa experiencia, comencé a hablar sobre Bogotá y, en cierto sentido, tiene lógica que ahora participe en esta Bienal, especialmente porque en esa época conocí a Juan Ricardo Rincón, codirector del evento.

¿Qué opina de la propuesta artística de la BOG25?

Estoy muy impresionada con las primeras propuestas en la selección de los artistas. Son increíbles. Me encanta la diversidad en términos de edad. Esa amplitud generacional enriquecerá mucho la Bienal. Lo que más me gustó es que se quieran aprovechar antiguos edificios públicos en desuso como espacios de exhibición. Esto es muy importante porque, como mencioné antes, un evento de esta magnitud puede tener impactos positivos y negativos. En este caso, creo que la reutilización de estos edificios es una gran iniciativa. Son construcciones con una arquitectura hermosa, con techos altos, materiales naturales y una riqueza ornamental impresionante. También están limpiando plazas y organizando instalaciones en espacios públicos, de modo que el arte se integre a la ciudad. Justamente, ese es el concepto central de la Bienal: “Arte en la ciudad”. Va a ser un evento increíble para Bogotá.

¿Cómo pueden vincularse el arte y la arquitectura en una Bienal de arte?

El arte es arquitectura y la arquitectura también es arte, o como dicen, la arquitectura está entre la ciencia y el arte. Así que la arquitectura incluye, como mencioné, edificios ya existentes, pero también edificios que serán en sí mismos como una especie de instalación arquitectónica. Una de las instalaciones de Alfredo Jaar presenta la frase: “Are you happy?” o “¿Es usted feliz?”, lo cual me pareció muy hermoso porque está en un camino vacío, en medio de la nada. ¿Somos felices? Bueno... Esa es también una pregunta muy existencialista.

Cuéntenos un poco más de su trabajo específico con Bogotá…

Cuando trabajé con mi cliente en Bogotá, en 2013, estudiamos una idea de desarrollo desde la base para el centro de Bogotá. Fue así que propusimos cinco “acupunturas”. Quizás el término “acupunturas” sea un poco abstracto, pero lo que significa es que, en lugar de hacer un plan maestro — que generalmente fracasa porque los gobiernos son demasiado cortos, las ciudades son demasiado grandes y complejas y, para cuando un plan maestro se implementa, la ciudad ya ha cambiado— propusimos esas cinco acupunturas, que consistían en estudios profundos y rigurosos de distintos barrios para analizar realmente lo que ya existía y ver cómo podíamos hacer algo que no solo generara arquitectura, sino que también promoviera el crecimiento cultural, el desarrollo social, el progreso económico y unas mejores condiciones políticas. Una de las propuestas fue convertir edificios de oficinas existentes en viviendas estudiantiles. Microviviendas, viviendas muy económicas, para que los estudiantes no tuvieran que viajar cuatro horas diarias. Porque el centro de Bogotá tiene 33 colegios y universidades, y más de un millón de personas que se desplazan diariamente son estudiantes. Si eliminamos esa movilidad, reducimos la contaminación de los autos y el dinero ahorrado puede destinarse a estas microviviendas. Estas, a su vez, estimularían el comercio en el centro, impulsarían restaurantes, bibliotecas, y dinamizarían la zona en general. Otra propuesta está dirigida al río Fucha. Propusimos renaturalizarlo porque nos dimos cuenta de que las inundaciones en la ciudad solo ocurren porque canalizamos los ríos. Ah, bueno, todos sabemos por qué. Pero analizamos el problema en profundidad. Los estudiantes vinculados al proyecto están trabajando en la parte alta del río Fucha, justo donde nace, en las montañas. Lo que se está haciendo es adoptar un enfoque de terrazas, con algo de vivienda nueva, pero con la idea primordial de integrar la agricultura urbana en terrazas. Estas plataformas permiten una gran absorción de agua y además, filtran y limpian el agua para asegurarse de que llegue a la ciudad con buena calidad.

Esta es solo una de las iniciativas, hay otras cuatro. Se trata de un enfoque puntual a lo largo del río, con intervenciones específicas: una de ellas es la recolección y reciclaje de basura, otra reflexiona sobre la felicidad, considerando cómo las flores pueden limpiar la contaminación. Por ejemplo, planteé la idea de crear grandes jardines de flores en medio de la ciudad, no solo como parques, sino también como un sistema que al mismo tiempo repara el suelo.

Tiene una conexión especial con Bogotá. ¿Cómo definiría la ciudad y qué es lo que más le gusta de ella?

¿Cómo definir Bogotá? Es una pregunta difícil, creo. Bueno, lo que más me impactó la última vez que estuve aquí fue la gente y el hecho de que... bueno, la gente me parece increíble. Son muy cultos, súper amables, muy atentos y, además, realmente divertidos. Me encanta pasar tiempo con mis amigos aquí. He hecho tantos amigos a lo largo de los años. Vengo desde 2012, así que ya ha pasado un buen tiempo. Pero otra cosa que me encanta es que es una ciudad muy verde. Tiene, por supuesto, un clima casi tropical o subtropical, así que hay una abundancia de flores e incluso de aves en la ciudad, lo cual es muy especial. La mayoría de las ciudades ya no tienen aves, lo cual es extraño. Así que, en ese sentido, es una ciudad hermosa para vivir. El otro día, por primera vez, estuve en un barrio de Bogotá —olvidé el nombre— que no tenía árboles. Y esa fue, de hecho, la primera vez que vi una zona en Bogotá sin árboles. Pero en resumen, es una ciudad hermosa. Creo que los museos de arte son increíbles. También me encanta el hecho de que aquí la gente siente que puede empezar un negocio, luego otro, y luego otro más. Nadie tiene solo un negocio, ¿verdad? Si alguien trabaja en un restaurante, también tiene un bar. Es una ciudad emprendedora. Yo también soy un poco así y supongo que ese es un rasgo que me atrae de la ciudad.

¿Qué referencias tiene sobre artistas colombianos?

Muchos artistas son nuevos para mí, así que estoy ansiosa por conocer más sobre su trabajo. Me sorprendió gratamente el nivel de calidad de todas las propuestas. La curaduría ha sido excelente y tengo muchas ganas de aprender más sobre el arte colombiano en los próximos meses.

Por Juan Martín Fierro, especial para El Espectador

Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar