
Allí, en aquella taberna medieval a la que no ingresaba por la puerta principal, pues era indigno que vieran al antiguo canciller del reino de Florencia entrando a un sitio así, creó y escribió El Príncipe.
Foto: Ilustración: Nátaly Londoño Laura
Casi todas las noches, Nicolás Maquiavelo se vestía de fiesta mundana y bajaba por las escaleras de su casa retiro en San Casciano, y recorría un túnel secreto de cien metros que lo llevaba a la taberna de L’Albergaccio, donde se comportaba como cualquier campesino o trabajador sediento de vinos y placeres, jugando a veces a las cartas y otras al backgamon, y apartándose del bullicio con una resma de hojas y una pluma para escribir y describir y recordar, rumiar, pensar, tachar y volver a escribir. Allí, en aquella taberna medieval a la que...

Por Fernando Araújo Vélez
De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.fernando.araujo.velez@gmail.com
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