Logros del teatro colombiano

Dramaturgos, directores y gestores culturales reflexionan sobre la creación, producción, gestión y circulación del teatro en Colombia de cara al inicio de un nuevo año.

Paola Moreno
22 de diciembre de 2018 - 02:00 a. m.
 La Virgen del Mercedes es un ejemplo de autogestión de la compañía  La Casa de atrás, con una exitosa temporada en La  Casa del teatro Nacional / Cortesía Lía Zafra,
La Virgen del Mercedes es un ejemplo de autogestión de la compañía La Casa de atrás, con una exitosa temporada en La Casa del teatro Nacional / Cortesía Lía Zafra,
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El Ministerio de Cultura entregó este año a través del Programa Nacional de Estímulos: 12 becas y 2 reconocimientos distribuidos entre artistas de teatro, circo y narración oral en todo el país. A esto se suman los Programas de Estímulos de cada región y el Programa Nacional de Salas concertadas que, según datos de la misma entidad, asignó un apoyo económico para 99 salas en 15 departamentos de Colombia como Cundinamarca, Valle del Cauca, Quindío, Nariño, la Guajira, Norte de Santander, Boyacá, Barrancabermeja, entre otros.

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Según Nathalia Contreras, directora de la Gerencia de Arte Dramático, el balance para este año es muy satisfactorio porque, aunque acepta que los recursos nunca son suficientes para las demandas del teatro en la ciudad, “vemos que el sector está muy activo, tuvimos una alta participación en todos los proyectos”, comenta. La compañía Teatro Petra, quienes este año abrieron su sala –después de más de 30 años de labores artística- han ganado en varias oportunidades becas nacionales y distritales que, como comenta su director, Fabio Rubiano, les ha permitido crear montajes de gran envergadura como Labio de Liebre (Coproducción Teatro Colón) y su más reciente creación Cuando Estallan las Paredes (Coproducción Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo y Teatro Jorge Eliécer Gaitán 2018).

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Sin embargo, Rubiano considera que al teatro colombiano le hace falta inversión: “a veces hay piezas que requieren de una producción que sobrepasa las posibilidades de recuperación por medio taquilla. No es que uno sea mal negociante, sino que no se puede pensar solo en términos económicos; por ejemplo, si yo hago una pieza que cuesta 500 o mil millones de pesos debo presentarla en teatros muy grandes, pero si mi sala es pequeña para recuperar esa inversión tendría que sostenerla por dos años en temporada. A eso me refiero cuando digo que sí se necesita apoyo, de la empresa privada o del estado”, puntualiza.

Este 2018 significó mucho para la circulación internacional de creadores colombianos: grupos como Teatro Petra, Mapa Teatro, La Congregación, la Maldita Vanidad, La Candelaria de Bogotá; Tropa Teatro de Pereira, entre otros, fueron invitados de honor en espacios como el Festival Internacional de las Artes de Costa Rica (FIA), el Festival de Teatro Clásico de Almagro; y en Miradas - Festival Iberoamericano de Artes Escénicas de Brasil. “Existen varias maneras en que el estado a nivel nacional y regional se ha aproximado a apoyar los procesos teatrales. La más fuerte, sin duda, es a través de becas y premios, y las más urgentes son las de promoción, difusión y circulación, dado que el teatro colombiano es altamente demandado en el circuito internacional, especialmente la escena emergente, y no se encuentran muchas formas de apoyo para los pasajes y carga de las escenografías que deben viajar por el mundo”, menciona Octavio Arbeláez, gestor cultural y director del Festival Internacional de Teatro de Manizales.

Entre las dificultadas y preocupaciones

Neira es un gestor cultural provinciano, su proyecto para la celebración del sesquicentenario de la ciudad de Pereira es robado por Patiño, un curtido y siniestro patrocinador. Lo anterior es una ficción y es uno de los ejes centrales de la obra Robledo, el Usurpador, de la compañía pereirana Cicuta Teatro. César Salazar, su director y dramaturgo, quien además maneja el espacio para las artes escénicas Salaestrecha, considera que a pesar de que el estímulo recibido a través del programa de Salas Concertadas les ha permitido diversificar la oferta - invitando proyectos de otras ciudades y países- sigue siendo un aporte ‘tímido’ ante los retos que implica mantener una programación: “la supervivencia de la sala durante todo el año es ya un asunto de autogestión y terquedad que es misterioso hasta para nosotros mismos; sin embargo, ya llevamos más de seis¿años así”, menciona.

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Para Carol Aza, gestora cultural y productora en la obra La Virgen del Mercedes de La Casa de Atrás, uno de los retos más grandes a los que se enfrentan los creadores de teatro en Colombia es la consecución de los recursos para desarrollar sus proyectos de forma conveniente para todo el equipo: “la empresa privada cada día arriesga menos y las entidades públicas no dan abasto con todas las propuestas artísticas que reciben, entonces, nos toca diseñar estrategias distintas para lograr los recursos y luego de eso, esperar a que cada noche a llegue el público. La Virgen del Mercedes es un ejemplo de autogestión y es la prueba fehaciente de que, a pesar de las dificultades, jóvenes dramaturgos como Ricardo y Nicolás Dávila tienen las puertas abiertas en el medio teatral para entrar a romper paradigmas y proponer un teatro más cercano a la sociedad
contemporánea” explica.

La necesidad de hablar sobre el teatro colombiano

En septiembre de este año se llevó a cabo en Bogotá un Encuentro Nacional de Teatro, en el que participaron agrupaciones de 27 departamentos, creadores y gestores como Katalina Moskowictz, Adela Donadio, Aurelio Suárez, Angélica Riaño, entre otros. Allí se abordaron diferentes preocupaciones del sector teatral como: la implementación de la economía naranja, que según el gobierno busca impulsar y aumentar la productividad del sector cultural y la necesidad de un Congreso Nacional de Teatro para el próximo año, entre otras. Para Katalina Moskowictz directora de la compañía La navaja de Okham y docente en la ASAB, uno de los problemas de la economía naranja, radica en que está dirigida hacia los emprendedores que son sostenibles y para ella el sector de las artes escénicas no lo es, principalmente a causa del público, que no ha recibido la suficiente formación para asistir a teatro: “los que consumimos teatro somos los mismos que hacemos teatro, nos vemos a nosotros mismos. Somos un teatro endogámico” comenta. Por lo anterior su más reciente creación con la compañía La navaja de Okham, la obra Edipo o el crimen (Beca de Creación teatral de corta trayectoria Ministerio de Cultura 2018) circuló en varios colegios en diferentes localidades de Bogotá.

“Nunca el teatro ha sido de masas, pero si precisa del espectador, y por eso se requiere de procesos en que el público se interese en asistir a la re-presentación del hecho escénico más allá de festivales o eventos escénicos de coyuntura.  Fortalecer las temporadas teatrales, promover la permanencia de una cartelera teatral activa en las ciudades intermedias, facilitar el acceso a escenarios públicos, universitarios o de las cajas de compensación, una política pública de divulgación y estímulo de asistencia a los espectáculos, serían algunas de las formas de apoyar este rico universo creativo”, menciona Octavio Arbeláez.

Aún quedan temas pendientes y dudas por resolver del sector teatral, se espera que puedan concretar el Congreso Nacional de Teatro con el Ministerio de Cultura, en busca del nuevo Plan Nacional de Teatro que les permita compartir, resolver dudas y encontrar caminos, teniendo en cuenta la oferta y demanda nacional e internacional, la importancia histórica del teatro colombiano, para fortalecer y solventar las necesidades de un sector que durante todo el año está produciendo.

Ante la pregunta ¿alguna vez ha pensado abandonar la creación teatral?, Katalina Moskowictz responde: “Todos los días. Es como una montaña rusa, con subidas y bajadas, Yo quisiera dedicarme a dirigir, pero no puedo porque también tengo que ser productora y gestora. Se agota uno. Siempre me pasa, cuando digo listo me voy a retirar, voy y veo una obra y digo No puede ser y vuelvo a hacer teatro, Por fortuna no ha dejado de hacerlo”.

Por Paola Moreno

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