¿Quiénes están detrás del festival? ¿Quién lo organiza y por qué o para qué?
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Este festival está en su sexta versión, es una iniciativa privada que se acompaña desde el Foro de Presidentes, una comunidad empresarial de 180 empresarios que hemos creído que la historia es fundamental para el desarrollo de esta sociedad. Todo lo que está pasando a nivel antropológico y sociológico tiene que ver mucho con temas heredados de nuestros procesos de colonización y demás. Por eso me parece importante entender que el festival es una iniciativa de carácter privado que se ha vuelto pública y que queremos que esto se vuelva o se transforme en patrimonio cultural de nuestro país.
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Ustedes dicen que su mayor desafío es que los jóvenes se enamoren de la historia, pero hablemos de la diferencia entre una persona que se interese por la historia y otra que no. Se lo pregunto porque los jóvenes podrían ser un público difícil para ustedes hablando, por ejemplo, en términos económicos, pero también en términos de temática…
Yo creo que, definitivamente, para nosotros es un desafío interpretar las nuevas juventudes y su pensamiento. Desde que estoy al frente de esta presidencia vengo conectando estos públicos con este festival, porque más allá de conectar hechos pasados, nos hemos preocupado muchísimo por conectar con la actualidad. Al final, la historia y el presente siempre se conectan de alguna forma. Este año toda la temática y toda la programación serán absolutamente actuales. De hecho, los temas de este año son históricos, pero para el mundo de hoy. Tenemos temas de absoluta actualidad como la inteligencia artificial, el mundo cuántico, la navegación desde las estrellas al GPS. Además, estamos convencidos de que si hacemos la historia diferente y la contamos como una pieza que nos conecta con la sociedad, con nuestra realidad del mundo actual, llegaremos más fácil.
De hecho, no solamente habría que preguntarse esto con los jóvenes, sino con los colombianos en general, sobre todo de los residentes de Bogotá. Hay charlas sobre los símbolos religiosos y las instituciones militares en Colombia, sobre la cultura greco-latina o sobre el islam y su relación con la arquitectura colombiana. Es decir, podría verse como festival de historiadores para historiadores. ¿Cómo lidian con eso?
Tenemos un público flotante de entre 3.000 y 4.000 asistentes. Cuando tú hablas de estos números, entiendes que el festival va más allá de los historiadores, eruditos y grandes pensadores que se sientan en los escenarios, contándonos la historia desde una orilla diferente. Nosotros hemos llevado tanta gente al festival, muy lejos de historiadores y de intelectuales y de artistas y de músicos, porque comprendimos que la historia y la temática que construimos llega a todas las capas de la sociedad. Claro, uno de los desafíos es que participar en el festival cuesta un dinero, pero los públicos que tenemos son diversos. Hay, por ejemplo, muchos empresarios apoyando el festival: han entendido que la historia es un desafío y una responsabilidad de todos nosotros.
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La historia podría cubrir todo el pasado, ¿qué eligen para el festival? ¿En qué consiste la curaduría de los invitados y las charlas?
Nosotros tenemos un comité académico muy juicioso. Todos ellos son historiadores o grandes estudiosos de la historia profunda. Tenemos una relación muy fuerte con la academia de historia y las universidades, pero más allá de la curaduría, que por supuesto está presente en todo, en lo que más nos esforzamos es en la definición del programa académico. ¿Qué queremos contar cada año y cuál va a ser el eje temático? Lo que queremos es que esto se entienda como un festival alrededor del cual podemos estar todos, es un patrimonio de nuestro país.
Desde Bogotá, ir a Villa de Leyva no es tan fácil. Mínimo, son tres horas de camino, además de que es un pueblo costoso, ¿han pensado en que hacer el festival allí reduce los porcentajes de asistencia? Sobre todo porque lo que quieren es que el festival sea conocido por más personas que estén o no relacionadas con la historia…
Hemos entendido que el epicentro de nuestro festival siempre será Villa de Leyva, que simboliza patrimonio histórico, gastronomía, oferta cultural, etc. Sin embargo, en el pueblo reside un porcentaje alto de población rural. Por eso nos acercamos con el propósito de tener una oferta para, por ejemplo, los niños. Lo hacemos a través de festivalito. Buscamos conectar la infancia con la historia y lo hemos hecho desde el principio. Entonces ahí tenemos un momento de conexión muy importante para todas las escuelas de Villa de Leyva. Además, la oferta hotelera es muy grande. Tenemos un proceso de divulgación muy juicioso del festival, así que no solamente recibimos gente de Bogotá. También viene de Medellín, Cali, de la Costa.
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Hay muchas charlas sobre temas religiosos, ¿por qué les interesa darles varios espacios a este tema? Hablemos de la relación entre religión e historia...
Siempre hemos tenido una oferta interesante del tema religioso, porque año a año nos lo piden. Hemos estado muy atentos a recoger las sugerencias de nuestros públicos y siempre sale el tema de los símbolos religiosos, de cómo impacta la religión en el desarrollo de sociedad. Tratamos de traer cosas o de vincular las religiones a temas que nos interesan, por ejemplo, hablaremos sobre el Islam y la arquitectura colombiana, pero es importante aclarar que lo que más nos interesa no es el islam, sino la forma en la que impactó nuestra arquitectura. Aunque parece un tema religioso, tiene mucho más que ver con el desarrollo de nuestro país o de una parte de él. Vamos a hablar de los símbolos religiosos en la industria militar como un elemento subyacente al ejercicio militar en nuestro país.
También hay una charla sobre mujeres en la política y usted lo destaca como un tema coyuntural, además de asuntos como la Inteligencia Artificial, pero, por ejemplo, el mismo fin de semana en el que se realiza el Festival de historia, se cumplen 50 años del Golpe de Estado en Chile, pero sobre este tema no habrá charla, ¿qué tipo de coyuntura les interesa?
Es un desafío. Pensamos en lo que preguntas con mucha consciencia y, año a año, encontrar una temática es muy difícil. Hay tantos temas interesantes para trabajar, que lograr encontrar equilibrio entre los momentos actuales y el que mencionas de la dictadura en Chile, es difícil. Finalmente, hemos logrado articular una oferta académica que nos convoca a hablar de temas que hoy son relevantes y que han tenido su influencia en la historia.