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El 23 de mayo de 1819, en la aldea La Setenta, a orillas del río Apure en Venezuela, comenzó la campaña libertadora de la Nueva Granada. Ese día, Simón Bolívar expuso a sus oficiales su cambio de planes. En vez de concentrar sus fuerzas en la liberación de Venezuela, les explicó que la idea era tomarse Bogotá, acabar con el virreinato de la Nueva Granada, y después reanudar la lucha en Venezuela. La campaña demoró 76 días y terminó con las batallas del Pantano de Vargas en julio y la de Boyacá en agosto, que permitieron consolidar la independencia de España.
Una vez lograda la victoria, inicialmente se constituyeron los tres poderes públicos -ejecutivo, legislativo y judicial-, se dieron diversos nombramientos, Francisco de Paula Santander asumió como jefe de Estado en calidad de vicepresidente, y Bolívar, tras enviar varias expediciones militares a diversas regiones para garantizar el triunfo militar, partió a Venezuela a reorganizar los ejércitos. Hacia octubre estaba en Bucaramanga, y luego, por la vía Soatá-Uvita-Chita, cruzó por Boyacá y Casanare hasta internarse en territorio venezolano, rumbo al Orinoco.
En noviembre de 1819, mientras recibía noticias alentadoras de triunfos patriotas en Popayán, Bolívar le hizo saber a los neogranadinos recién liberados que confiaba la autoridad en Santander. “Al separarme de la Nueva Granada, voy con la firma confianza de que no se notará mi ausencia, quedando V.E encargado del gobierno y la dirección de la guerra”, escribió al vicepresidente desde Pore. Comenzando diciembre, se reunió con José Antonio Páez, y luego, río abajo, tomó la ruta del Orinoco hasta llegar a Angostura el 11 de diciembre, para dar pasos decisivos en pro de la república.
El más importante, la expedición de la Ley Fundamental de la República el 17 de diciembre, a través de la cual se selló la unión entre Venezuela y la Nueva Granada, adoptando el nombre de Colombia. Ese mismo día, el Congreso de Angostura ratificó a Bolívar en su condición de presidente y para vicepresidente fue designado el antioqueño Francisco Antonio Zea. En Bogotá continuó gobernando Santander. El año concluyó con varios homenajes al general José Antonio Anzoátegui, otro de los héroes de la campaña, quien sorpresivamente falleció el 15 de noviembre en Pamplona.
A comienzos de 1820, mientras Bolívar impartía órdenes a sus principales oficiales, Rafael Urdaneta, Germán Roscio, Francisco de Paula Santander o Carlos Soublette, entre otros, llegaron noticias de España que terminaron favoreciendo la causa republicana. El 1 de enero, en la localidad de Las Cabezas de San Juan, perteneciente a Sevilla, el coronel español Rafael del Riego se sublevó contra el rey Fernando VII e invocó la derogada constitución liberal de 1812. La revuelta se expandió por todo el país y para marzo, el rey se vio obligado a aceptar sus exigencias legales.
La rebelión de Rafael del Riego fue clave para la independencia de las colonias americanas porque lo primero que produjo fue la suspensión de una nueva expedición militar al nuevo continente. Cuando este contingente se preparaba para embarcarse a América y apoyar al general Pablo Morillo, Del Riego ordenó la detención del jefe de la expedición y con ello las fuerzas republicanas ganaron tiempo y territorios. En particular, Bolívar regresó a Bogotá, donde llegó a principios de marzo, no sin antes pasar por El Socorro y rendir un homenaje a las mujeres de la región.
Producto de la crisis en España, varios presos políticos quedaron en libertad, entre ellos Antonio Nariño, quien de inmediato, bajo el seudónimo de Enrique Somoyar, empezó a publicar cartas en La Gaceta de Cádiz, invocando la lucha libertadora y denunciando los atropellos de Morillo en la Nueva Granada. Entre tanto, el 17 de junio, sorpresivamente Morillo envió a Bolívar una carta proponiéndole suspensión de armas para adelantar una negociación pacífica. En julio, Bolívar aceptó la propuesta y, entre el 25 y 26 de noviembre suscribieron el Tratado de Regularización de la Guerra.
La tregua duró cinco meses y la confrontación se reanudó a partir del 17 de abril de 1821. Del exterior llegaban noticias favorables a la independencia como la creación del Plan de Iguala en Méjico que permitió a Agustín de Iturbide dar pasos importantes para la libertad. El 24 de junio, en la batalla de Carabobo, el ejército patriota logró la victoria y aseguró la independencia de Venezuela. De inmediato, en Cúcuta, Bolívar impulsó el llamado Congreso Constituyente que aportó la primera constitución y luego el Libertador retornó a Bogotá a preparar la campaña en el sur del país.
A finales de 1821, mientras en Perú el general José de San Martín era proclamado “protector”, Bolívar avanzaba en la ruta que lo llevó a Huila y Cauca. El nuevo año lo recibió en Cali, listo para partir hacia Popayán. Tras su paso victorioso por El Tambo o Mercaderes, el 7 de abril triunfó en Bomboná y entró victorioso a Quito el 16 de junio, fecha en la que conoció a quien sería su compañera inseparable, Manuela Sáenz. Un mes después ascendió a las cumbres del Chimborazo, escribió su pieza magistral del delirio, y se encaminó a Guayaquil para encontrarse con José de San Martín.
El resto de 1822 lo pasó en Ecuador, y sólo hasta agosto de 1823 inició su ruta hacia Perú. El 4 de septiembre entró a Lima. Se quedó en ese territorio hasta el 9 de diciembre que derrotó al ejército español en la batalla de Ayacucho. En ese momento concluyó la campaña libertadora, razón por la que Bolívar pronunció una de sus fases célebres: “nunca más volveré a vestir un uniforme”. Todo el año 1825 se mantuvo en el Alto Perú y sólo hasta septiembre de 1826 emprendió su regreso a Bogotá. Habían transcurrido cinco años y once meses fuera de la capital y empezaba otro momento de la historia.