#Los insignificantes

Romperle la cara a otro por “marica”, estallar una bomba en el baño de un centro comercial, vender sentencias judiciales, llenar de minas quiebrapatas prados y veredas, ser muy rico por cuenta de muy buenos negocios en los cuales la materia prima es la necesidad de los trabajadores, ser ganadero matón que con chequera y revólver amedrenta y se asocia para amedrentar.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Mauricio Navas Talero
12 de abril de 2018 - 02:16 a. m.
Cortesía
Cortesía
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Exportar cocaína, matar y además ser héroe nacional con nombre de dibujo animado, ser genocida y darse el lujo de pasar a la historia como un ícono cultural, tener tirantas y salir a promover el odio y la violencia contra las ideas religiosas de todos los que no crean en su cruz, asesinar jóvenes inocentes haciéndolos pasar por guerrilleros, autoproclamarse hijo del pueblo y vender una ideología retardataria y pobretona, aullar para proclamar que ser taxista es equivalente a ser un tipo de dictadorzuelo capaz de paralizar la ciudad en contra de la ley o la tecnología.

Esos son los caracteres que movilizan a Colombia, los que determinan el acontecer de los casi 50 millones de habitantes de este país. Ellos hacen, deshacen y deciden. Ellos tienen voz porque en Colombia se escucha ¡al que grita! o ¡al que mata! Históricamente nos aplicaron que las elecciones son una farsa (ver Misael Pastrana Borrero), y sumado esto a la carencia de educación civil y al aturdimiento de los colombianos, el abstencionismo es el “partido” mayoritario, en lo que se refiere a elecciones.

Y también hay los que votamos, los que pagamos impuestos, los que no nos colamos en las filas, respetamos las reglas de tránsito, cumplimos con la hora de las citas, no hacemos trampa en los contratos, preferimos el diálogo a las armas o a los golpes, trabajamos sin tomar atajos porque creemos que los atajos siempre lesionan al prójimo; los que educamos a los hijos en la idea de la democracia, el respeto y el trabajo; los que no imaginamos salir de pobres en dos años por cuenta de un “corone” o de una zona franca; los que creemos que la mejor manera de construir la vida es desde la preparación, la idoneidad y el trabajo; los que creemos que los políticos deberían ser servidores y no amos. A ese grupo de colombianos se me antoja llamarlos LOS INSIGNIFICANTES. Nos queda un chance, dejémosle saber al cosmos que existimos, que nos damos cuenta y que creemos en lo que creemos y por eso no tomamos armas ni acciones criminales, y que preferimos ser #LOS INSIGNIFICANTES a violentos o criminales.

Por Mauricio Navas Talero

Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.