
Doris Salcedo al recibir una medalla en la ceremonia de premiación del 35 Praemium Imperiale en Tokyo, Japan, en noviembre de 2024. EFE/EPA/FRANCK ROBICHON
Foto: EFE - FRANCK ROBICHON
Hacer un perfil sobre Doris Salcedo no es fácil por dos razones: su obras pueden ser tan bellas como Palimpsesto, un desierto que llora, o tan crípticas como una mesa con una pata entablillada (quizá una metáfora de un hospital pobre), o como las 240 sillas que colgó en la fachada del Palacio de Justicia en un aniversario de la infausta toma, o como la inmensa sábana con la que amortajó la Plaza de Bolívar en octubre de 2016, luego del plebiscito por la paz. La otra razón es ella misma, su carácter. Doris es muy celosa de su vida...
Conoce más
