Cine Colombia construyó un nuevo complejo cultural que abrirá sus puertas el próximo 26 de junio en Bogotá. Sin embargo, a pesar del propósito principal de su compañía madre, L U M I N A no puede calificarse como una múltiplex más de la ciudad. Se trata de un espacio en el que el arte, la arquitectura y la gastronomía de alto nivel confluyen para ofrecer una nueva experiencia sensorial. Esta inauguración consolida una nueva era para la empresa, que se prepara para celebrar su primer centenario.
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“Queríamos ofrecer en un solo complejo todo lo relacionado con la cultura, el cine y la gastronomía”, explicó Munir Falah, presidente de Cine Colombia, durante una rueda de prensa organizada en la jornada de ayer. Allí contó que fueron más de US$35 millones los que se invirtieron en la construcción del proyecto. Este, además de siete salas de cine adaptadas con la última tecnología de la industria, cuenta con espacios como Incontro, un restaurante italiano de alta cocina; Crítico, un bar estilo “speakeasy”; un espacio de “coworking” abierto a todo público; una galería de arte con exposiciones rotativas, y un “rooftop” con vista panorámica a la ciudad y los cerros orientales, donde también se podrá disfrutar de una amplia oferta gastronómica.
Todos estos espacios se agruparon en un solo edificio de cuatro pisos, construido en las inmediaciones de Hacienda Santa Bárbara, en el norte de la capital. Llama la atención que este haya sido el lugar elegido, pues la arquitectura moderna de este nuevo espacio cultural contrasta con la colonial del centro comercial que lo alberga. Falah explicó que la elección fue sencilla, en el sentido de que, para ellos, no existía en la ciudad un mejor lugar que este para construir el proyecto. “Queríamos una ubicación privilegiada y se dio la oportunidad de hacerlo aquí. Creo que nosotros hemos dado el primer paso en la renovación de la zona y esperamos que esto inspire a otros a hacer lo mismo”, comentó.
El diseño estuvo a cargo del arquitecto Andrés Gutiérrez, quien lideró el equipo que volvió esta idea una realidad. Los visitantes podrán ver que se trata de un espacio amplio, en el que prima la entrada de luz natural a través de los grandes ventanales que cubren casi la totalidad del complejo. Ahora, esta elección vino con un reto, pues implicó no solo pensar en lo que se podría ver adentro, sino también prestar atención al paisaje exterior. Por eso el espacio circundante a este edificio también se llenó de arte. Un retrato de Charles Chaplin de 35 metros de ancho en puntillismo se instaló en una de las fachadas del edificio, mientras que dos murales —ambos con referencias cinematográficas: uno a Breakfast at Tiffany’s y otro a Ben-Hur— se pintaron para ser parte de la panorámica que podrán ver los comensales de Incontro.
Todo fue cayendo en su lugar a medida que avanzaba el proyecto, pero todavía quedaba la pregunta sobre para quién iba a ser este espacio. Si se pensaba como un lugar más allá del cine, tenía que abrirse a un público que no necesariamente fuera allí con esta excusa. Se decidió entonces que L U M I N A no tendría un estricto control de ingreso. En palabras de Falah, se trata de un lugar abierto a “quien quiera venir”. “Nosotros estudiamos varias posibilidades, como tener un sistema de afiliaciones”, explicó el presidente de la compañía, “pero decidimos que todo estará abierto al público, a excepción de espacios como el restaurante italiano, donde, si se cumplen nuestras proyecciones, tendrá que manejarse con reservas”, agregó.
Estudiantes, oficinistas o simples curiosos podrán entrar para pasar allí sus días sin restricción alguna. De hecho, será esta afluencia de público la que dictará cómo se van a manejar los horarios en un futuro, pues es algo que la compañía aún no ha definido. “Pero si el público quiere que abramos desde las 8:00 de la mañana, así lo haremos”, expresó Falah.
L U M I N A, plural de lumen, que en latín significa “luz” o “brillo”, no fue un nombre fácil de definir. Uno de los accionistas había comentado en una reunión que, al ser un proyecto tan distinto a lo que había hecho Cine Colombia hasta ahora, debería llevar su propio sello. Y después de meses de evaluar ideas, este fue el elegido, pues era el que más resonaba con el proyecto. “El término tiene que ver con el cine, pero también con el futuro y con las elecciones de diseño”, explicó Falah al grupo de periodistas que atestiguaban por primera vez sus instalaciones. Fue así como quedó bautizado este espacio que se ofrece a la ciudadanía como un homenaje al arte, sin importar su forma.