
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Manuel Zapata Olivella falleció en Bogotá el 4 de noviembre de 2004. Sus cenizas fueron trasladadas a Lorica para arrojarlas al río Sinú en toda la desembocadura con el mar. Los indígenas Zenú tienen un mito sobre el nacimiento del río y se dice que cuando este está embravecido es porque el indio Dominicó, el guardián, se emborracha. En ese fuerte caudal navegaron las cenizas de Zapata Olivella hasta llegar al océano Atlántico y así viajar hasta África a reencontrarse con sus ancestros.
Se puede decir que Zapata Olivella fue un todero, ya que fue médico, antropólogo y escritor. También estuvo en constante contacto con el arte, específicamente con la danza y la música. Con esta última hizo una investigación sobre la etnomusicología en Indiana, Estados Unidos, y participó en diferentes conferencias en la Biblioteca de las Naciones Unidas en Nueva York y diferentes universidades canadienses, donde se abordaban los temas de la música colombiana. Fue director del Ballet de Danzas Folclóricas de su hermana, Delia Zapata Olivella. Por medio de la literatura, el periodismo, de sus investigaciones, artículos de prensa, ensayos y las crónicas, los programas de televisión y radio, registró y visibilizó la cultura afrocolombiana.
Entre todos sus quehaceres creó la revista Letras Nacionales, de la cual también fue su director y editor. Esta revista duró en circulación veinte años. Le abrió las puertas a jóvenes interesados en la escritura. La revista contó con el apoyo intermitente de escritores como Óscar Collazos, Germán Espinosa, Roberto Buergos Cantor, Luis Fayad, entre otros.
Le sugerimos: Ocho museos que se pueden visitar virtualmente
La revista solo tuvo 46 ediciones con constantes interrupciones debidas a las dificultades de financiación. En este espacio periodístico tuvo un perfil característico exponer la situación los afrocolombianos. Sus textos mantuvieron esta línea, y sus cuentos hablan sobre la violencia social. Estos fueron algunos de ellos: Hotel de Vagabundos (1954), Los pasos del indio (1960), y Caronte liberado (1961).
Para escribir su novela, "Changó, el gran putas", a Zapata Olivella le tomó veinte años investigar toda la historia y la mitología de Changó, el patrono Órisha de la justicia, de los rayos, del trueno y del fuego. Fue rey en la ciudad de "Oyo". Esta religión es originaria de África pero ha tenido una gran influencia en la cultura cubana. Cuentan que una noche se desnudó en una de las bóvedas de la fortaleza de la isla Goré, prisión de Senegal, en la cual se encontraban recluidos los africanos, antes de su traslado en barcos al “Nuevo Mundo”. En la contraportada de este libro se menciona: “Esta novela abarca la historia hacia la época de quinientos años atrás, para la cual, Zapata recurrió a lo que denominó "realismo mítico". Da cuenta de los dioses tutelares y cosmovisión de la religión yoruba, incorpora proverbios, trabalenguas, cuentos de hadas y canciones de la tradición africana. Recorre las hazañas de los héroes negros en las revoluciones americanas. Zapata demuestra que los negros nunca impusieron nada a nadie, más bien contagiaron su baile, sensualidad, comida, lenguaje".
La juventud de Zapata se basó en un constante cuestionamiento sobre las nuevas corrientes filosóficas, las nuevas corrientes socialistas, por la ideología y la política. No estuvo pendiente de lo que sucedía con la literatura. Él comentaba que no se imaginaba a García Márquez en alguna manifestación estudiantil, mientras que él se relacionaba con los estudiantes de bellas artes, los arquitectos y los pintores. Según Zapata, los pintores eran más tendenciosos con la sociología, con los problemas sociales y políticos, que los poetas y escritores.
En 1943 cambió su visión sobre la medicina, pues vio que era una ciencia al servicio de la burguesía, no al servicio de los pobres, de las personas que no tenían -tienen- el dinero para pagar un médico. Este pensamiento causó una serie de conflictos sociales y políticos, hasta el punto en que decidió abandonar la facultad de medicina.
El escritor americano Jack London fue uno de los autores más influyentes en la vida del cordobés, entre otros literatos “vagabundos”. Por su influjo, Zapata comenzó un viaje a pie por Centroamérica. Duró cuatro años caminando, llevando una vida de hippie, hasta que llegó a Estados Unidos, después de haber vivido dos o tres años en México. También recorrió todo Estados Unidos. Sin embargo, regresó a Colombia y terminó los estudios de medicina.
Su primera novela nació en el año 47 y la tituló "Tierra mojada". Entonces, fue ahí donde empezó a sumergirse poco a poco en el mundo de la literatura. Utilizó este género como un elemento de denuncia para exponer las situaciones que han vivido los afrocolombianos a lo largo de la historia. Esto se evidencia en sus escritos.
Zapata Olivella compartió cátedras de derecho con Gabriel García Márquez en Cartagena. Para el autor cordobés, el papel del escritor cataquero en la literatura colombiana fue muy importante, pues él comentaba que el costeño tiene su propio idioma, es una “lengua que está en constante cambio” y que en el caso del Premio Nobel, este crea un lenguaje diferente, particular y por esta razón es algo más que solo literatura. Le da un contexto al lector.
Lo invitamos a leer: Diario del confinamiento II: Miedo (Tintas en la crisis)
“Gabito, igual que muchos, tuvo la oportunidad de hacer su bachillerato acá en el interior, una experiencia muy importante. Cuando llegó acá, estuvo internado. Eso quiere decir que tuvo más influjo dentro del contexto académico que otro joven de su misma edad hubiese podido tener en Cartagena, aun cuando en Cartagena ese joven hubiese estado asistiendo a una universidad. Porque allá en Cartagena esa persona tendría la oportunidad de tener todos los influjos que le dieran en la universidad, pero esa influencia sería inferior al contacto vivencial que iba a tener en la calle. Acá no”, comentó Zapata Olivella en una entrevista con Edward Waters Hood.
Para esta misma entrevista comentó lo que significaba tener un perfil literario, tener una estética en el momento de escribir: “Tengo una posición muy particular y muy clara sobre la literatura. En mi propia literatura me preocupa mucho más el problema social que el problema del estilo. En el caso de García Márquez es al revés; tiene más preocupación por el problema del estilo que el problema social. No es su preocupación”.
***
En Lorica el 2020 es el Año de Manuel Zapata Olivella, Concejo Municipal aprobó declaratoria.
Un importante paso se dio en el Concejo Municipal de Lorica: por unanimidad, los 17 concejales aprobaron la declaratoria del 2020 como el Año de Manuel Zapata Olivella.
El proyecto fue presentado por el alcalde Jorge Negrete López, luego de concertar con la Mesa Departamental las gestiones para rescatar y divulgar la vida, obra y pensamiento del médico, humanista, antropólogo, folclorista y escritor, que dejó un vasto legado, objeto de estudio a nivel nacional e internacional. Además, teniendo en cuenta que en 2020 se cumple el centenario del maestro.
La iniciativa también va en consonancia con la Resolución 3222 del 17 de octubre de 2019 del Ministerio de la Cultura, que declara el 2020 como el Año de Manuel Zapata Olivella, con el objetivo de promover el legado de quien es considerado el representante más importante de la literatura afrocolombiana .
El pasado 20 de febrero quedó registrado en Lorica el Año Manuel Zapata Olivella. El punto de partida para comenzar el rescate y difusión masiva de la vida, obra y pensamiento del escritor loriquero, fallecido en noviembre de 2004, y que este año cumple el natalicio número 100.
El preámbulo a la noche de conversatorios, semblanzas y homenajes, fue un solo de clarinete, décimas y pregoneros y danzas que aparecieron entre el público que abarrotó la Plaza de Bolívar, donde una niña que atravesó la zona rural de Lorica leyó en voz alta un fragmento de "Tierra mojada", una de las obras más leídas y estudiadas del maestro.
La escenografía de canoas, atarrayas, sombrero vueltiao, pilón de arroz, platanales y racimos de arroz con pasajes audiovisuales del ilustre escritor fueron el fondo del conversatorio ofrecido por el escritor, investigador, ensayista cordobés José Luis Garcés y Darío Henao Restrepo, decano de humanidades de la Universidad del Valle, gestor de la iniciativa nacional a nivel del Ministerio de la Cultura.
Las dos voces abordaron y desglosaron los textos de Zapata Olivella desde ámbitos sociológicos, políticos, metafísicos y hasta biográficos. Destaparon pasajes inéditos del maestro. El decano de Univalle compartió las incertidumbres del escritor a partir de la inmensidad de datos e información recogida en más de una década de investigación para construir y plasmar en letras su obra "Changó, el gran putas". Según Henao Restrepo, esta contiene códigos culturales africanos, universalizados por el autor.
El momento más emotivo de la ceremonia fue la intervención inesperada de Harlem Zapata Pérez, hija del escritor. Visiblemente emocionada expresó su gratitud por el reconocimiento al legado de su padre.
La próxima cita será el proxímo miércoles 18 de marzo en Lorica, escenario para la proyección del documental producido en el Pacífico al que han bautizado “Manuel Zapata, el gran putas”.