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El cortometraje“Trenzas de libertad” se grabó en Mesitas del Colegio, Cundinamarca.
Foto: Cristian Cruz
Una mujer negra, mayor, tejiendo. Las manos le tiemblan como su voz, que canta. Luego vemos al fondo a unos esclavos trabajando la tierra. Ellos se confunden con el paisaje, como si la mujer también los tejiera a este, así como su voz se va volviendo un eco del viento y del movimiento de sus manos. Hace sol. Están cansados. No de ese día, sino de la vida.
Es la época colonial, que a veces no es tan lejana. No pueden hablar sus lenguas nativas. Si lo hacen, mueren. Si no, la olvidan. Escapar parece una opción que se conoce de voz a voz, pero de la que nadie habla mucho o no bajo el sol.
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