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Un poeta que habitó su tierra con la pasión de querer descubrirla y defenderla; un poeta que fue exiliado por representar lo contrario al temor y la represión de la dictadura; un poeta que dejó como un manifiesto en verso que El sur también existe, que después un amigo y cómplice del arte como Joan Manuel Serrat hizo de ese poema uno de los álbumes más preciados de su obra, que entendió que: “aquí abajo abajo/ cerca de las raíces / es donde la memoria / ningún recuerdo omite / y hay quienes se desmueren / y hay quienes se desviven / y así entre todos logran / lo que era un imposible / que todo el mundo sepa / que el Sur también existe”.
Del sur hablaron cuando las dictaduras cayeron sobre Chile, Argentina y Uruguay. Prohibido cualquier movimiento cercano a la izquierda. Era pecado, sí, con la connotación religiosa, pertenecer y promover los discursos que daban algunos movimientos sociales que creyeron en las arcadias erigidas por la revolución rusa y varios años después, por la revolución cubana, esa misma que Benedetti señaló como importante, pues fue “la primera vez que el socialismo hablaba español, lo entendimos mucho mejor y con él entendimos los problemas de nuestro propio país", dijo en una entrevista.