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La casualidad quiso que el último de los Nobeles de literatura latinoamericanos falleciera el mismo día y a la misma hora en la que su equipo de fútbol se jugaba el liderato del torneo peruano.
A las 7:34 de la noche de este 13 de abril el estadio Monumental de Lima era puros murmullos y frustraciones. Universitario ya perdía uno a cero con Melgar (el equipo de Arequipa que hoy va líder del campeonato).
Un minuto más tarde, la Radio Programas del Perú anunciaba el fallecimiento de Mario Vargas Llosa, quien a sus 89 años vivía en el barrio bohemio de Barranco, en Lima.
Universitario acabaría ganando el partido con cuatro goles anotados en el segundo tiempo y terminaron, sin imaginarlo, haciéndole un homenaje al más universal de sus hinchas.
Tan universal fue don Mario, como le dicen cariñosamente los hinchas de la U, que hizo parte del “boom latinoamericano”, fue candidato presidencial de su país en 1990, se nacionalizó español y dominicano, tuvo un romance con Isabel Preysler y ganó entre muchos otros premios el Premio Cervantes en 1994.
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La primera vez que Mario Vargas Llosa se lanzó al ruedo fue a finales de la década de los cuarenta, cuando jugó en las inferiores de Universitario. Muchos años después confesó que su gran frustración fue no haber podido llegar a la primera del equipo del que se enamoró, recién llegó a vivir a Lima, en 1946.
Estaba destinado a ver la vida desde los palcos.
Desde allí, disfrutó de las faenas que su compatriota Roca Rey y los españoles Enrique Ponce y Curro Romero ofrecieron en una de sus plazas favoritas: la Plaza de Toros de la Maestranza de Sevilla.
También en España trabajó como corresponsal y cronista en el Mundial de Fútbol de 1982 y su nombre está relacionado con el Real Madrid desde aquella tarde en la que hizo un saque de honor en pleno Santiago Bernabéu; gracias en parte a su Nobel y gracias en parte a su fascinación por la aristocracia.
El privilegio perseguía a Vargas Llosa. Tuvo acceso a lo que pocos: una educación de élite que junto a su talento le abrió las puertas del mundo editorial; lo hicieron miembro de la Academia Francesa en febrero de 2023 y en 2011 fue nombrado marqués de Vargas Llosa por el rey de España.
A pesar de todo, el peruano era un hincha latinoamericano. Porque hoy a Mario Vargas Llosa podemos imaginarlo sin sus títulos nobiliarios, sus reconocimientos, sus tardes viendo los toros desde la barrera y su posición en las esferas del poder pero nunca: sin Universitario de Deportes.