:format(jpeg)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/elespectador/2GI4WIP5TNE5FNQYKBDTC4GROA.jpg)
Su primera muerte llegó con el feminicidio de Rubí Marisol, su hija. La segunda, con el primer fallo que absolvió a quien fue su victimario (después condenado por homicidio agravado). Y la tercera, con su asesinato, tras dos años de lucha por impedir que su hija se convirtiera en un número más en medio de las estadísticas de feminicidios en México. Marisela Escobedo se convirtió en un símbolo de lucha en nombre de las mujeres violentadas y asesinadas en México. Fue una madre que alzó su voz buscando justicia en nombre de su hija, eco que le alcanzó para ser plataforma de amplificación de los múltiples casos de mujeres desaparecidas y de víctimas de feminicidios, que aún permanecen impunes. Aunque a Escobedo la silenciaron, su legado sigue vivo.
Le sugerimos leer RBG, la Rockstar