El Magazín Cultural

Algunos poemas para recordar la obra de Maruja Vieira

La autora Maruja Vieira falleció este 28 de octubre a los 100 años. Como homenaje, recopilamos algunos de los poemas que componen su obra.

Maruja Vieira
28 de octubre de 2023 - 02:49 p. m.
La poeta Maruja Vieira publicó sus primeros poemas en 1946.
La poeta Maruja Vieira publicó sus primeros poemas en 1946.
Foto: Archivo El Espectador

“La muerte en nuestra casa conoció su fiel palabra, todo fue tan sencillo como el partir de un barco”. En la madrugada de este 28 de octubre, Ana Mercedes Vivas, hija de Maruja Vieiria, confirmó con ese mensaje el fallecimiento de su madre, la poetisa, periodista y catedrática manizalita que había cumplido 100 años el pasado 25 de diciembre.

Maruja Vieira fue una de las poetas más importantes de Colombia. Integró la Academia Colombiana de la Lengua y fue integrante hispanoamericana de la Real Academia Española. En su siglo de vida fue honrada con premios prestigiosos como la Gran Orden de la Cultura, el premio Vida y Obra del Ministerio de Cultura, la Medalla Simón Bolívar del Ministerio de Educación, entre otras condecoraciones nacionales. En 2005, el Gobierno de Chile le concedió la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral por su trayectoria literaria y como docente.

Algunas de sus publicaciones fueron Campanario de lluvia, Palabras de la ausencia, Tiempo de vivir, Todo lo que era mío, Tiempo de memoria, Todo el amor buscando mi corazón, entre muchas otras. Como homenaje, recordamos algunos de sus poemas:

Año nuevo de cualquier año

Para obedecer a su vocación de pintor

Paul Gauguin abandonó cuanto tenía

¿será verdad que algo tenía?

y se fue a buscar el rojo sol de las islas.

Un día nos detenemos a pensar

qué hay detrás de la muerte.

Y descubrimos

que la única muerte verdadera

es la que estamos viviendo.

Cuando se han recorrido

tres cuartas

o dos terceras partes de la vida

o nueve décimas

(nadie lo sabe con certeza)

llega un momento

n que el gran escritorio de madera

parece un coche fúnebre.

De pronto comprendemos

que estamos muertos,

sepultados por siglos y milenios

en esos cajones profundos.

Pero resucitar da miedo.

La gente cuerda no entiende

la razón de esta alegría recóndita

de empezar a sufrir de otra manera.

Huella

La huella

de tu mano.

Apenas una gota

de rocío.

Suave trazo

de luz distante y pura.

La huella

de tu mano.

Viajes

Allá

donde no fui

jamás

(Colliure, San Michele)

tú irás.

Entonces quiero ser

ceniza nada más.

Crecer en una rama

de rosal.

(Un pétalo amarillo

que la brisa

deshojará).

Fechas

Hay fechas que parecen

llenas de alas oscuras.

La medida del tiempo

se trastorna

Y no son años,

cifras,

horas.

Es una cercanía de la herida al dolor,

del dolor a la huella-cicatriz

de una ausencia total,

definitiva.

Última llama

¿Por qué lloras?

Porque anoche a mi lámpara

la apagó un viento amargo.

¿Qué buscas en la sombra?

La sombra de unas manos,

unas manos desnudas que se alzan

contra vientos de fuego

y los enlazan

y retuercen sus uñas malhirientes.

Unas manos que nacen

en el cauce del río de la infancia

y crecen en los árboles

y vuelan con el ala de los pájaros.

¿Quién apagó tu lámpara?

No importa.

Hoy he vuelto a encenderla

con la última llama.

Por Maruja Vieira

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Sergio(3490)28 de octubre de 2023 - 03:04 p. m.
Sublime evocación de la muerte (o el más allá o lo desconocido o lo inescrutable...)
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