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Escoge un lugar olvidado, de paredes roídas, poco explorado bajo la mirada de un transeúnte desprevenido; escoge un castillo, una biblioteca, un convento o un jardín y espera a que la luz sea perfecta para presionar el botón y lograr una fotografía que se asimile a un cuadro del renacimiento: simétrico y con un punto de fuga que logre perspectivas frontales. Este es Massimo Listri, un fotógrafo florentino que se llama a sí mismo ‘hijo del renacimiento’ y que ha logrado separarse de los nuevos movimientos estéticos de la abstracción y el collage para retomar arquitecturas que se han detenido en el tiempo, que de alguna u otra manera permanecen intactas.
Su lente es simple y parece trabajar con el anacronismo, con la base de las ciudades a las que llega: estructuras macizas como el Castillo de Compiegne en Francia –lugar que fue construido para las vacaciones de verano de Luis XV y que más tarde fue restaurado por Napoleón-, la Biblioteca de la Abadía de Melk en Austria –referente de la creación de manuscritos en la Edad Media- o la Galería Uffizi en Florencia –que guarda obras de arte de Piero della Francesca, Caravaggio, Miguel Ángel y Giotto-. En este sentido, Listri busca desde la arquitectura contar la historia y el uso que alguna vez se le dio a los lugares que visita. Por esto presta especial atención a los detalles, a las escaleras, muebles, lámparas y pinturas de los lugares, a objetos que logren definir los seres que alguna vez habitaron la escena, su forma de vestir y de comer, su poder y su rol en la sociedad.
Con esta filosofía, Listri ha logrado recopilar más de 60 libros de fotografía, entre los que se encuentran Villas y Palacios de Roma, Nuevos Interiores Asiáticos y Baños Magníficos. Sobre ellos afirma: “Generalmente escojo un tema sobre el que me gustaría plantear un libro completo. Así empiezo a seleccionar las locaciones que podrían servirle a la idea”. De estas obras, que comprenden más de 20 años de trayectoria, se han seleccionado los retratos que componen la exposición ‘Fotografías de interiores’, abierta al público en el Museo de Arte Moderno de Bogotá desde el pasado 25 de abril. En ella se podrá ver la evolución de este artista de interiores, único fotógrafo que ha podido penetrar con su lente a las habitaciones prohibidas del Vaticano, aquellas que no están abiertas al público y que por años han permanecido como un misterio.
En la muestra también se podrá percibir que el estilo de Listri es serio y natural, evade los lugares modernos, los comunes, y entrega una nueva óptica a nuestra visión del clasicismo. No es de extrañarse entonces que su técnica, al igual que su estilo, sea rudimentaria: trata de evadir los programas de edición como Photoshop o Illustrator y basa sus retratos en la luz natural. “Mi estilo es otro, no soy muy tecnológico y prefiero las cosas simples. Sin embargo no discrimino el uso de los programas de fotografía, es una forma de expresión válida y un método de creación encantador de ser usado de la manera apropiada. La fotografía es verdadera desde que se piense como la forma o el instrumento más inmediato para acceder a la imaginación”, afirmó Listri en diálogo para El Espectador.
Su minuciosidad y entrega con la fotografía creció con él: desde los seis años recuerda haberse fascinado por la distribución del espacio, la intensidad de la luz y las diferentes formas en la arquitectura. Y, aunque siempre fueron las edificaciones florentinas –entre sus majestuosas bibliotecas y el Palazzo Pitti– y las esculturas romanas las que lo descrestaron, el lente de Listri ha sabido captar diversos escenarios; este año, por ejemplo, publicará dos libros, el primero sobre interiores de edificaciones mexicanas y el segundo sobre los grandes palacios, castillos y villas de Alemania.
De estos nuevos escenarios, el lugar que más lo sorprendió fue una productora de tequila abandonada en una zona rural de México. “Parecía la antigua Pompeya, –expresa Listri–. Aunque suene extraño, me atrevo a decir que las ruinas se asimilan; pueden comprender cien o dos mil años de historia pero todas parecen tener un símil hermoso”.
* Museo de Arte Moderno de Bogotá. Calle 24 no. 6-00. Tel: 2860466.