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Mauricio Botero: opiniones empedradas

El columnista acaba de publicar “Empedrado de buenas intenciones”, un libro que recopila algunas de sus columnas de El Espectador y “Las 2 Orillas”.

Camila Builes cbuiles@elespectador.com @CamilaLaBuiles

01 de junio de 2018 - 09:50 p. m.
Douglas Botero Boshell y Mauricio Botero, posando al lado del retrato de su bisabuelo, gobernador de Antioquia en 1889. / Archivo particular
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Mauricio Botero sabe que sus columnas de opinión son para un público reducido. A pesar de eso, nunca se ha visto tentado a abordar otros temas que provoquen mayor cantidad de seguidores. Lo de Botero es la política, la política tirando para la derecha. La política y los bancos. Cuando tenía 28 años trabajaba en un banco y un jefe le pidió que realizara un memorando y se lo pasara antes de enviarlo a la compañía. Haciendo caso al pedido, Botero se dedicó varias horas a la escritura: redactó más de tres páginas. Cuando se las llevó a su jefe, él, sin siquiera darle un vistazo al texto, se lo devolvió: “Te doy un consejo —le dijo—: cuando tengas algo importante que decir, no te gastes más de una página”. Según su jefe, nadie leería con atención algo que sobrepasara esa medida. Desde ese día, Botero no escribiría nada más largo.

“Una de las cosas más interesantes de escribir es que uno se tiene que disciplinar acerca de la información. Uno debe tener acceso a las fuentes de información. Yo leo, por los menos, tres o cuatro periódicos todos los días y también trato de estar informado con las revistas nacionales”, dice Botero, que acaba de publicar Empedrado de buenas intenciones, un libro que recoge columnas publicadas en El Espectador y Las 2 Orillas. Botero ha sido parte de la vida pública desde muy joven. Su papá, Douglas Botero Boshell, político y diplomático, desempeñó un papel determinante en los acontecimientos más relevantes de la segunda mitad del siglo pasado y, gracias a su espíritu beligerante, participó en numerosas actividades que desencadenaron la caída de Rojas en 1957.

“Podría pensarse que el rescate de columnas periodísticas, comenzadas a aparecer desde los años 80, sólo podría tener un simple valor arqueológico. Por el contrario: los problemas que abordan están dolorosamente vigentes. Guerrilla, narcotráfico, procesos de paz y reparación de víctimas. Capitalismo salvaje, sexo y violencia gratuita en la televisión. Secuestro y análisis de una política latinoamericana, desde Cuba, proclive al izquierdismo. Todo eso lo vio con honda claridad quien ponía en ellas la fructífera experiencia de un hombre que ya conocía a los hombres y su forma de actuar y que siempre tenía el interés nacional como la más alta prioridad”, fueron las palabras de Juan Gustavo Cobo Borda para retratar a Douglas Botero Boshell, el papá de Mauricio, quien se convirtió en uno de los columnistas más importantes del país bajo el seudónimo de Kerenski.

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Botero tuvo el ejemplo de su padre para continuar con los mensajes punzantes en las páginas de los diarios. Siempre escribe sobre política y economía nacional. Ha sido uno de los opositores públicos del proceso de paz que Juan Manuel Santos hizo con la Farc. “Fue un proceso que se quedó en las buenas intenciones”. Para él, la solución al conflicto con las Farc estuvo permeada de errores: “El primero de ellos fue negociar con un grupo debilitado, pero que a los ojos de los prisioneros de la cueva era un monstruo casi imparable”. El título de su libro tiene que ver con el refrán que advierte que de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno.

La idea de recopilar esas columnas en un libro fue de Benjamín Villegas. El dueño de Villegas Editores le ofreció a Botero publicar el libro, poner la diagramación, el diseño, si Botero asumía los costos de impresión. Así fue. A Botero le hace gracia ver las columnas reunidas y cree que es una mejor forma para que los lectores puedan encontrarlas juntas. Lo más importante de su carrera como columnista, rescata Botero, es que jamás le han devuelto una columna ni lo han censurado por alguna opinión que dé. Él tampoco se ha autocensurado: no ha tenido miedo de apoyar abiertamente a Uribe y sus políticas y no se arrepiente de pertenecer a ese grupo de colombianos que creen que el expresidente es uno de los mejores políticos de nuestro país.
No les regale su voto a los “traidores de profesión” y cóbreles a los políticos fariseos que en su día alababan a Uribe y que a partir de 2010 —con igual vileza y abyección— adulaban a Santos. A finales de este año, con certeza, alabarán con bajeza al nuevo mandatario. Frente a la situación política de hoy, apoya sin pensarlo dos veces al que dijo Uribe: Iván Duque. Según Botero, las ideas de Petro son irrisorias: “México lleva 60 años convirtiéndose en el principal productor de aguacates del mundo. ¿Saben cuánto exporta México en aguacates? Tres mil millones de dólares. ¿Saben en petróleo y derivados cuánto va a exportar Colombia este año? Veinte mil millones de dólares: siete veces más. Yo creo que la agricultura sí es el futuro, pero tiene que ser un planteamiento a largo plazo”. Respecto al tema educativo, cree que la educación gratuita sí debe existir, pero no para todo el mundo, sólo para los que la necesitan.

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Si pudiéramos poner en una habitación a Mauricio Botero junto a Iván Duque y Gustavo Petro, les diría: a Duque, que no deje ir a Sergio Fajardo en el tema educativo y que use a Petro en el Senado como un aliado en el agro, y a Petro, que sea más realista y que piense en el bien del país. Botero, por supuesto, habla de un país de derecha. Aunque reconoce que hay que escuchar a los jóvenes que están con Petro, que, según él, se mueren por viajar y vivir de avión en avión, pero bajo el régimen económico de Venezuela. Aunque Empedrado de buenas intenciones es una compilación de columnas de opinión, hay algunos temas que sirven como hilos conductores de todo el libro. Está separado por frases especiales de cada texto, elegidas por Benjamín Villegas, y habla de la historia de Colombia en los últimos diez años. “A toda la gente que lea mi libro, les diría que siempre deben saber de política. Siempre. Si no saben de política, los que la estudien decidirán por usted”.

Por Camila Builes cbuiles@elespectador.com @CamilaLaBuiles

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