Mauricio Gómez, el hombre que partió sabiendo “menos” y no “más”

Hombre sin sectarismos políticos, culto, enorme periodista, cronista, director de medios , nunca se le escuchó un insulto, una agresión verbal. Deja un gran legado a generaciones nuevas del periodismo: ceñirse a la verdad, sin sesgos ni agravios. No tuvo la culpa de ser nieto de Laureano Gómez, ni hijo de Álvaro Gómez. Les heredó su apellido, nunca su sectarismo político.

Gran investigador y excelente periodista.

Parecía un hombre de paz, curiosidad e medio de esa familia de matones, que aún pervive en su primo. La única oveja blanca de la familia.

Sin duda se trata de una gran pérdida para Colombia. De vez en cuando la clase oligárquica ofrece, como rara avis, un ejemplar sobresaliente y excepcional como Mauricio Gómez. Esa misma oligarquia que tanto daño le ha hecho al país.

Además una excelente voz inconfundible. Un dejo de tristeza y calidez que acompañaba los paisajes y las duras historias de nuestro país.