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Las aguas del río Neretva son tan cristalinas que desde el Stari Most se alcanza a ver hasta la roca más profunda. Son las diecinueve horas de una tarde de verano en Mostar, Bosnia-Herzegovina. Desde el puente se escucha el llamado al iftar: la comida que ingieren los musulmanes cuando el Sol se pone durante el mes del ramadán. A la redonda hay por lo menos tres mezquitas y a lo lejos, un horizonte de montañas y verde, mucho verde. Los cantos que se emiten desde cada una de las mezquitas resuenan en un eco que decora el movimiento del río y la lenta difuminación del cielo.
Hace casi tres décadas este puente fue derrumbado por las fuerzas bosnias croatas. El Sitio de Mostar tuvo lugar en 1992 y 1993, en medio de la Guerra de Bosnia, que algunos relacionan con la muerte del dictador Josep Tito, primer ministro de Yugoslavia entre 1945 y 1980, que además se vio influenciada por lo que ocurría en la política internacional y las metamorfosis europeas.