Heroínas de la Historia: las próceres olvidadas es una obra de la publicista e investigadora Ángela Granados Q., quien durante más de tres años exploró archivos, relatos orales y documentos históricos. El resultado es una recopilación de más de 100 perfiles de mujeres que participaron en la resistencia contra el dominio colonial desde diversos territorios y roles.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Continuamos con la tercera entrega de esta serie: la historia de María Antonia Santos, hacendada santandereana que lideró una de las guerrillas más organizadas de la Independencia durante los años de la Reconquista. Al frente de las tropas de Coromoro y Cincelada, puso su hacienda, su familia y su vida al servicio de la causa libertadora.
El siguiente texto hace parte de los fragmentos seleccionados del libro y se presenta acompañado por la ilustración original incluida en la obra.
María Antonia Santos (1782-1819)
María Antonia Santos Plata y Meneses Rodríguez nació el 10 de abril de 1782 en Pin- chote, lo que hoy conocemos como Norte de Santander (Colombia). De familia con platica, pues eran grandes hacendados de la región y hasta fueron los fundadores de su pueblo. Se crió en la hacienda de La Mina y El Hatillo (¡párenle bolas al nombre!), recibiendo la educación y formación típica de las mujeres de su época... pero ¡ojo al dato! ¡Tan, tan, tan! Porque, en su caso, hubo un giro inesperado: la influencia rebelde de su familia, que participó ferozmente en los primeros movimientos comuneros de 1781 y estaba a favor de zafarse de la corona, influyó tremendamente en ella.
Antonia, siendo la hermana número seis de doce hermanos, tenía personalidad de líder y asumió la cabeza de su familia al morir su madre en los primeros meses de la Reconquista española. Por allá en 1819, cuando el Régimen del Terror tenía al pueblo de la Nueva Granada al borde del abismo, en pleno «sálvese quien pueda» y el lema de nuestros valientes era «o patria o morir», Antonia tomó cartas en el asunto. Se puso al frente de la cuestión, valiéndose de sus hermanos, parientes, amigos y compinches: formó, organizó y comandó a los revolucionarios independentistas de las guerrillas de Coromoro y Cincelada. Aunque empezó chiquita, solo con cuarenta miembros y sosteniéndola de su propio bolsillo, fue la primera que se formó en El Socorro, y luego fue aumentando a medida que a otros pueblos se les llenaba la copa y se unían al movimiento.
Este grupito era valiente, atrevido y temerario como pocos; estos se le median a TODO, se encargaron de muchas y locas misiones peligrosas, como atajar o interceptar comunicaciones de las tropas españolas, suministrar comida y pasar información sensible al Ejército Libertador. Incluso le echaron una mano a Bolívar cuando cruzaba los duros e implacables Andes, y tuvieron un papel estratégico en las Batallas del Pantano de Vargas y de Boyacá. Se dice que su guerrilla fue de las más organizadas, que peleó durante los años de la Reconquista con valentía, berraquera y con un coraje que aún resuena. Su «baticueva» o centro de operaciones fue su hacienda El Hatillo. Es importante destacar que su hermano Fernando también comandaba las guerrillas junto a ella y otros hombres de la región.
Pero claro, no todo fue color de rosa. Santos fue tristemente traicionada por uno de sus «amigos», quien la entregó al capitán español Pedro Agustín Vargas, que la tenía entre ceja y ceja. Este le había montado la perseguidora y le cayó de sorpresa a la hacienda el 12 de julio de 1819. Ahí agarró a Antonia, a su hermano menor Santiago, a su sobrina Elena (o Helena; en los libros aparece con y sin «h») y a dos esclavos. Fueron llevados al calabozo de Cincelada, Coromoro, donde fue torturada.
Acerca de la autora Ángela Granados Q.
Colombiana radicada en Nueva York. Estudió Publicidad, Arte y Diseño Gráfico, además de una Maestría en Dirección de Arte en Miami Ad School. De día trabaja como Directora Creativa de una agencia de publicidad en la gran manzana y de noche escribe e ilustra. Es una narradora innata, una apasionada del arte y una artista visual. Se caracteriza por su atención al detalle y siempre aporta un enfoque multicultural y multilingüe en todos sus proyectos creativos. Le encantan los libros y, sobre todo, la historia. Siempre quiso escribir un libro que reivindique el rol de las mujeres en nuestra historia.
Por Ángela Granados Q.
