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Natalia Sanint: “Es chévere reírse de lo bueno y lo malo que le pasa a uno”

La comediante comenzará una nueva temporada de su espectáculo “Tengo 40”, donde habla con humor sobre las vicisitudes de llegar a esta edad. Su gira, que pasará por diez ciudades del país, comenzará en Bogotá el 14 de marzo en el Teatro Astor Plaza.

Santiago Gómez Cubillos

10 de marzo de 2025 - 07:00 a. m.
Natalia Sanint comenzó su carrera haciendo imitaciones de Shakira en la emisora Ondas del Meta, de Villavicencio.
Foto: Prensa Astor Plaza
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¿Qué le ha enseñado el montaje de “Tengo 40” sobre llegar a esta edad?

Llegar a los 40 es muy bonito, y cuando la gente dice que son los mejores años de la vida, creo que tienen razón. Se adquiere un poco más de madurez y se asumen las cosas de una manera distinta, con mayor asertividad. Uno está más tranquilo, no como antes, cuando uno se quería morir por cualquier vaina; ahora surge una nueva forma de pensar y sentir. Creo que eso es lo más importante de esta etapa.

La obra habla mucho de su infancia. ¿Cómo ha sido recordar esta época desde una nueva perspectiva?

Es muy chévere reírse de lo bueno y lo malo que le pasa a uno en la vida. Esa es una ventaja que nos da la comedia. Yo siempre me he reído hasta de las cosas más ‘pecuecas’ que me han pasado en la vida. Obviamente sufro, lloro, pero al final de cuentas siempre me río. Entonces saqué de esa infancia que tuve —que no fue terrible ni trágica, pero sí una infancia que seguramente muchos cuarentones vivieron— un recorrido musical desde que éramos niños, con todas esas canciones que tenemos marcadas en la cabeza. Porque nuestros papás eran muy bailarines, nos llevaban de rumba cuando estábamos chiquitos, nos acostaban en dos sillas con una chaqueta encima, y ahí amanecíamos mientras ellos bailaban y tomaban. No llegaba el Bienestar Familiar a reclamarnos ni nada, eso era una berraquera. Con todo eso logramos armar una historia muy bonita, muy divertida y, sobre todo, muy real.

¿Cree que nos tomamos el envejecimiento muy en serio?

A mí me parece que los años uno se los debe tomar muy en serio. Está bien tomárselos en serio, pero también hay que reírse siempre de las cosas que nos pasan. Al final de cuentas, cuando algo nos afecta emocional, física y mentalmente, después hay que saber encontrarle las cosas buenas. El humor es chévere. Con humor se pueden vender cosas, se enamora a las personas, se puede relajar una situación tensa, aunque ahora no vaya a ser que por evitar una pelea uno se vaya a meter a echar un chiste. ¡Lo cascan! Pero la comedia es una forma muy chévere de salirse de todo eso. Y sobre estar viejo o no... como dicen los papás: “¡Vieja la cédula!”. Uno debe ser joven de espíritu y de mente hasta que el cuerpo nos permita estar aquí.

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¿Cómo ha sido saltar de la cabina de radio a un escenario?

Llevo 24 años en radio. Realmente, mi esencia es hacer radio; desde que era una niña se me abrió la puerta y he trabajado con muchas emisoras. Ahora estoy con la Organización Radial Olímpica, donde ya llevamos 10 años trabajando. Hacer radio es mágico, es espectacular, a mí me hace muy feliz. No sé si algún día seré capaz de dejar la radio. El cambio de estar en radio a subirme a un escenario y presentarme en un teatro ha sido una adrenalina impresionante. Amo el teatro. La inmediatez del humor, la interacción con la gente, ver cómo te miran, cómo reaccionan. Si es una obra dramática, la gente llora con uno; si es una obra graciosa, se ríen. Esa adrenalina y esa felicidad que siento después de bajarme de una tarima, después de tan solo un año haciéndolo, es una alegría que no cambio por nada. Yo salgo vuelta nada, con muchísimo cansancio, pero con un sentimiento tan bonito que digo: “Dios mío, gracias por darme esto antes de morir”.

Usted interactúa mucho con su público, ¿por qué decidió que este sería un eje del espectáculo?

Encontré con la interacción con el público una parte esencial del show cuando decidí sentarme en un taller con Paulo Hernández, otro comediante que es muy amigo mío y aprecio mucho, para construir Tengo 40. Ahí vencí al síndrome de la impostora, porque antes creía que no iba a ser capaz de hacer lo mismo que algunos de mis compañeros, como el Boyacoman, Jhovanoty y Liss Pereira, que son gente que admiro muchísimo y que han hecho un gran trabajo. Pero, cuando finalmente decidimos poner la obra en el Teatro Santafé y logramos agotar la boletería, fue algo supremamente hermoso. La gente se siente muy identificada, especialmente los esposos y sus señoras. Siempre les digo: “¿Ustedes están obligados a estar aquí? Porque hoy hay partido” (y no falta el que está viendo el partido agachado; la gente es la embarrada). Pero eso nos ha funcionado muy bien con este tipo de comedia, porque además yo no me burlo de ellos, sino que es una interacción muy sana, amable y divertida.

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¿Hay alguna de esas interacciones que recuerde?

Hay una parte del show de Tengo 40 donde les digo: “A ver, el que es macho, que se me pare aquí y me saque los medicamentos que carga en el bolso”, porque todo cuarentón ya carga medicamentos. Una vez, una señora me dijo: “Vea, yo cargo Losartán”, y yo le respondí: “Mi señora, bienvenida al mundo de la hipertensión”. Pero lo más gracioso fue que ella misma remató echando al agua al marido y dijo: “Eso no es nada, mi marido carga Salbutamol”, y todo el mundo se toteó de la risa. Ese ha sido uno de los momentos más divertidos del show.

¿Qué viene en esta nueva temporada?

Este año seguimos con la misma rutina, pero cada vez que me presento pasa algo diferente. Mi esposo ha visto todos mis shows en Bogotá, siempre compra boleta y va con el mismo amigo, Guillermo, que ya me ha visto seis veces. Él es como un referente para mí, porque siempre me dice: “Nata, te salieron diferentes chistes”, “Ese apunte no lo habías dicho”, “Este estuvo mejor que el pasado”. Entonces, aunque la base es la misma, la gente siempre se encuentra con diferentes apuntes que van surgiendo en el camino, con el repentismo o con cosas de coyuntura que uno va integrando. Al final, seguimos hablando de los cuarentones, pero con contenido distinto en cada presentación.

Por Santiago Gómez Cubillos

Periodista apasionado por los libros y la música. En El Magazín Cultural se especializa en el manejo de temas sobre literatura.@SantiagoGomez98sgomez@elespectador.com
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