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Y ahora una digresión Consideremos
esa variante del amor que nunca
puede llamarse amor
Son aislados instantes sin futuro
En la ciudad donde estaré tres días
nos encontramos
Hablamos cien palabras
Pero un brillo en los ojos un silencio
o el roce de las manos que se despiden
prende la luz de la imaginación
Sin motivo ni causa uno supone
que llegó pronto o tarde
y se duele
["no habernos conocido..."]
E involuntariamente
ocupas tu fiel nicho
en un célibe harén de sombras y humo
Intocable
incorruptible al yugo del amor
viva en lo que llamó De Rougemont
la posesión por pérdida.
La poesía de Pacheco
El poeta José Emilio Pacheco nació en la capital mexicana en 1939. Se ha consagrado como prosista y traductor y tiene una destacada obra poética de enfoque universal que ha sido incluida desde los años cincuenta en las principales antologías latinoamericanas.
En los primeros días de este mes, el poeta ganó el Premio Reina Sofía de Poesía, que reconoce el conjunto de la obra de un autor vivo como una aportación literaria relevante al patrimonio cultural común de Iberoamérica y España y que está dotado con 56.000 dólares. Pacheco figuraba entre los favoritos para obtener este premio junto a Cristina Peri Rossi, Ernesto Cardenal y Francisco Brines.
El poeta Jaime Siles, que formaba parte del jurado, destacó que, después del mexicano Octavio Paz, Pacheco ha sido “el único” poeta que ha sabido crear un ámbito propio, “no desde la voz coloquial, sino trabajando el lenguaje sobre sus tonos”. Pacheco ya ha recibido el Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo (2003) y el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2004).