“Obsesión”: Visconti llama dos veces

El National Theatre Live regresa a las pantallas de Colombia con una temporada de seis producciones. La obra inaugural es “Obsesión”, dirigida por Ivo van Hove, versión teatral de la película de Luchino Visconti realizada en 1943 a partir de la novela negra “El cartero llama dos veces”.

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Sandro Romero Rey
12 de mayo de 2018 - 02:00 a. m.
“Obsesión” es protagonizada por el actor inglés Jude Law. / Cortesía
“Obsesión” es protagonizada por el actor inglés Jude Law. / Cortesía
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¿Por qué razón adaptar un film al universo del teatro? En la película hay espacios, paisajes, primeros planos, música incidental, imágenes en blanco y negro. En el escenario hay un solo plano general, hay colores y brillos, donde los personajes se concentran en un solo desafío: el de construir emociones y dudas en los espectadores, quienes están viviendo, en una sola noche, lo que los actores deben repetir en cada enfrentamiento con un público que siempre será distinto.

Desde el Barbican Theatre de Londres, una nueva coproducción inglesa con el Teatro Toneelgroep de Ámsterdam. En esta ocasión, el actor Jude Law (Closer) y el ya conocido director escénico Ivo van Hove (a quien el público del National Theatre ya identifica por las memorables versiones de Panorama desde el puente y Hedda Gabbler) se encargan de encontrar una traducción a las tablas de un clásico que tiene hondas raíces en la literatura y en el cine. Obsesión es una puesta en escena basada en la opera prima del director de cine Luchino Visconti, quien realizase “su” versión en 1943, para la gran pantalla, de la novela negra El cartero llama dos veces, de James M. Cain.

Ossessione (su título original en italiano) consolidó lo que pronto se llamaría el neorrealismo italiano, mientras Europa ardía bajo los fuegos de la Segunda Guerra Mundial. Problemas de derechos hicieron que Visconti realizase una “traducción” audiovisual del relato de Cain y consolidase la eficacia de una historia llena de pasiones y fragores fatales. Tres años después, Hollywood se enfrentaría a una nueva versión de la novela (con su título original) dirigida por Tay Garnett y protagonizada por Lana Turner y John Garfield. Pero sería en 1981 cuando El cartero llama dos veces recibe su definitiva dosis de inmortalidad, gracias a la memorable versión de Bob Rafelson, protagonizada por un intenso Jack Nicholson y una apasionada Jessica Lange, quienes se encargaron de encarnar, entre muchos otros momentos inolvidables, una de las escenas eróticas emblemáticas de la historia del cine.

Ahora, sin entreactos, con hora y media de contundentes interpretaciones, Ivo van Hove nos sumerge en el universo de la pasión viscontiana, donde el espíritu realista se complementa con su elegante sofisticación. La trama: Gino (Jude Law), un atractivo trotamundos, llega a un bar perdido en un pueblo sin historia. Pronto Hanna (interpretada por Halina Reijn), la esposa del dueño del pequeño establecimiento, se enreda en sus encantos. Para Van Hove, se trata de regresar a las raíces esenciales de las pasiones humanas. “Es como una tragedia griega”, afirma sin rodeos. Estamos ante la disección de las emociones de una pareja que se sumerge y se arriesga a sus pulsiones más extremas. En una entrevista, a propósito del estreno de Obsesión, Jude Law, el actor protagonista, reconoce la intensidad del trabajo de construcción de esta verdad y confiesa que encontrar los impulsos para la creación de las emociones de los personajes no fue nada sencillo. No es una historia de amor convencional, en la que dos seres se conocen y se atraen. En esta ocasión el fuego se desata irracionalmente y los protagonistas parecieran condenados a desbaratarse en un coito llevado hasta sus últimas consecuencias. No hay explicación posible ante dicho comportamiento. Hanna y Gino están condenados a estar juntos y el placer del pecado los impulsa a enfrentar su propia condena.

En las transmisiones mundiales del National Theatre Live se permite una nueva estética, en la que se combinan las emociones directas con la planificación múltiple de las cámaras, las ilusiones de la alta definición, la eficacia de la tecnología para los nuevos tiempos que corren. Siguiendo la utopía de Calderón de la Barca, el escenario del Barbican se convierte en “el gran teatro del mundo”, donde los intérpretes viajan por las pantallas de Europa y América, sin salir del encuadre sagrado de su propio escenario.

Para Van Hove, Luchino Visconti fue uno de los grandes creadores del siglo XX. Al haber combinado el teatro, la ópera y el cine, se convierte en un referente necesario para un hombre que necesita correr siempre nuevos riesgos para seguir vivo. Obsesión es un viaje hacia los grandes desgarramientos primarios de los seres humanos, con una puesta en escena que regresará a los espectadores hacia los orígenes del mundo, hacia la incómoda inquietud de las preguntas esenciales.

Por Sandro Romero Rey

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