Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Dentro de su labor investigativa se siente como una Indiana Jones musical. Muchas piezas clásicas y operáticas han permanecido guardadas por muchos años y ha sido ella, la soprano española Ruth Rosique, quien se ha encargado de encontrarlas para regalárselas a los oídos del mundo.
Antes de recibir la invitación para venir a Colombia a interpretar el rol de Susanna en Las bodas de Fígaro, de Wolfgang Amadeus Mozart sobre un libreto de Lorenzo da Ponte, esta artista estaba puliendo un personaje de una creación de Giovanni Battista Pergolesi (1710-1736) que no se cantaba hace más de dos siglos. Para Rosique, cuya pasión fundamental es la recuperación de obras perdidas, fue como encontrar un vestido de Armani, guardado por más de trescientos años, intacto y sólo para ella.
Estudia música desde los seis años, pero al comienzo no le era fiel al canto, pues se dejaba tentar por los inmensos atractivos del piano y por la melodiosa sonoridad del clarinete. “Ya no toco clarinete porque no se pueden compaginar las dos cosas. En mi maleta debo llevar la ropa y el instrumento pesa mucho. La voz, por fortuna, no toca cargarla en ninguna maleta. Me da angustia ver a los contrabajistas cargando ese instrumento tan grande y ni hablar de los músicos que tienen instrumentos de percusión”, manifiesta esta mujer nacida en Sevilla.
Lo que más le atrae de la música es que es un mundo muy extraño porque cuando ella estudiaba piano le decían: “esa frase no está bien. Debes cantarla”. Y lo mismo me pasaba con el clarinete. Pero un tiempo después, cuando optó por el canto como estilo de vida, le tocó escuchar más de cien veces la frase: “imagínate que la voz es un instrumento’. Por eso, y después de varios años de estar en el profesionalismo, sigue buscando respuestas a sus preguntas.
“En mi manera de cantar han tenido más influencia algunos instrumentistas que cantantes, porque me gusta mucho analizar la música desde un punto de vista instrumental. Prefiero construir cada personaje paso por paso. Yo, por ejemplo, siempre trabajo con la partitura del director de orquesta para tener una visión general de la obra”, comenta Ruth Rosique, quien tiene ya en su agenda compromisos con el canto lírico hasta mediados de 2013.
Confiesa que es la primera vez que va a representar a Susanna, pero en los meses de ensayo ha logrado compenetrarse muy bien con el personaje. Sabe que el secreto no está en hacer un papel llamado Susanna, sino meterse en la piel del personaje para establecer su forma de pensar, identificar sus reacciones y conocer sus sentimientos.
Después de esta temporada de Las bodas de Fígaro en Bogotá, Ruth Rosique continuará con sus investigaciones porque, por más copada que tenga su agenda, le sacará tiempo a jugar a ser la Indiana Jones de la música.