Poco después de su llegada a Bogotá, Ángela Chaparro, una cantante boyacense de 24 años, decidió junto a su grupo de músicos irrumpir en un restaurante al norte de Bogotá para cantar ópera mientras los clientes disfrutaban de su almuerzo. La mayoría de los comensales los escuchaban con el asombro que demandaba la situación, otros cantaban con ella, y sorpresivamente una de las respetables clientas del lugar le quitó el micrófono de la mano para comprobar que lo que estaba escuchando no era ningún doblaje, sino la voz de una soprano de carne y hueso.
"La gente necesita espacios diferentes al Teatro Colón donde puedan escuchar ópera”, afirma José Alejandro Roca, director artístico del proyecto Ópera Prima, que consiste en abrir un espacio a cantantes jóvenes de todo el país que quieran participar en un montaje real de ópera.
A la convocatoria hecha el año pasado se presentaron desde abogados y médicos, hasta actores y músicos empíricos que soñaban con convertirse en cantantes líricos. Nada raro si se recuerda el caso de Paul Potes, el vendedor de celulares inglés que ganó el reality cazatalentos Britain´s got talent (Gran Bretaña tiene talento). Potes asombró no sólo al jurado sino al mundo entero en la última gala del programa, dónde se ratificó como ganador al interpretar una obra de Puccini. Con su voz dejó claro que lo único que le hacía falta para convertirse en el cantante que siempre había soñado era una oportunidad.
Lo mismo piensan estos jóvenes, pues ven en este proyecto una oportunidad para darse a conocer y así dedicarse a lo que realmente les apasiona: la ópera. Algunos de ellos se ganan la vida cantando música popular, pues es lo que la gente del común escucha, o dando clases de música, pues además de cantar, interpretan diferentes instrumentos como el clarinete y la guitarra.
La Ópera de Colombia en la actualidad sólo ofrece una temporada al año, no tiene un teatro propio ni tampoco un grupo de músicos que le dediquen doce meses de trabajo continuos, y además, el público que acude a estos espectáculos no se renueva. La necesidad de impulsar cantantes jóvenes motivó a los creadores de Ópera Prima a buscarle nuevos espacios a este espectáculo.
Dentro de los seleccionados se encuentran estudiantes de música, actores y profesores de literatura que se dejaron seducir por el bell canto. En estos momentos los 15 cantantes están en proceso de preparación, después se reunirán por montajes y debutarán en abril de este año. Las presentaciones se realizarán en teatros de universidades y colegios de Bogotá, y también en empresas privadas que quieran ofrecerles a sus empleados un sonido diferente.
“La gente piensa que la ópera es un espectáculo de élite, y eso es un mito que queremos desmentir”, afirma Narda Muñoz, otra de las sopranos del grupo. Es por eso que ella y sus compañeros de Ópera Prima quieren presentarse ante toda clase de públicos, para que la gente comprenda que asistir a un espectáculo de ópera resulta tan atractivo como leer un libro o ir a cine.
Por Mónica Diago Rivera
