El juego de las sombras existe solamente en la cabeza de Carolina Rueda. No está consignado en un documento y las versiones que conquistan canales digitales están incompletas. Todavía le queda mucho tiempo de fogueo a su propuesta escénica y narrativa para que pueda viajar de su cabeza a un papel y lograr el complejo objetivo de perdurar sin restricciones.
Este trabajo literario y actoral lleva tres años llegando hasta el público en países como Colombia, España, Francia, México y Argentina, pero aún le faltan kilómetros de viaje, momentos de exposición y, tal vez lo más importante, que Carolina Rueda esté convencida de que el contenido no va a sufrir ni una modificación más en el camino.
El juego de las sombras resultó ganador en 2014 de un concurso distrital de narración oral. Desde su génesis ha pasado por experimentos de edición, de ampliación y también de redireccionamiento, porque el mundo ha cambiado y con él lo han hecho todas las propuestas escénicas y narrativas.
La idea inicial era crear una atmósfera propicia para contar cuentos destinados a un público adulto. Para la realización de esta iniciativa, Carolina Rueda contó con las palabras, los renglones y los párrafos de dos argentinos: Gustavo Roldán y María Teresa Andruetto, y de tres colombianos: Óscar Godoy, Héctor Abad y Santiago Mutis. Todos ellos, algunos con conocimiento de causa y otros en la más drástica ignorancia, hicieron que El juego de las sombras fuera una rutina para ser vista y ser escuchada.
Según los cálculos de la cuentera nacida en el Valle del Cauca, considerada una de las pioneras de la narración oral en Colombia, a su montaje le quedan unos siete años de vida sólo en su cabeza antes de trascender. Lo mismo le ha ocurrido con ideas anteriores, que han sido exhibidas hasta que a la artista no le surgen más dudas y no tiene, de nuevo, el impulso de modificar el discurso.
“Es un tejido en el que navegan, naufragan y sobreviven los relatos fantásticos, urbanos y magníficos; aterradores, seductores y peligrosos personajes que están en una sinfonía onírica con sus movimientos, y uno sólo logra escaparse cuando se detiene y nos enteramos de que llegó el final”, cuenta Carolina Rueda, quien estudió literatura en la Universidad Javeriana y a partir de lo que leía se le empezaba a aclarar el panorama para estructurar sus historias.
Ella también tomó talleres en comedia del arte y le saca provecho a lo que conoce de las técnicas del clown. En realidad, siempre ha sido cuentera y actriz, desde sus primeros recuerdos en el colegio cuando, sentada en su pequeño butaco, era capaz de llamar la atención de sus compañeros con los elementos que tenía a su disposición entonces: la voz, el movimiento armónico de las manos y, por supuesto, la imaginación.
Durante muchos años, Carolina Rueda se encargó de la coordinación de las muestras de narración oral dentro del Festival Iberoamericano de Teatro. También ha estado al frente de proyectos radiales como La encarnación de un prodigio y Si te contara, en Caracol Radio, además de la publicación de ensayos como Para contarte mejor. Y a ese estado, al de ensayo o documento para consulta, espera que arribe en alguna oportunidad su recopilación de cuentos para adultos El juego de las sombras. Por ahora, palabras más, palabras menos, es una muestra de su oralidad.
El juego de las sombras. Marzo 10 y 11, a partir de las 8:00 p.m. Sala Uno, calle 83 A Nº 23-75, Bogotá.
Por Juan Carlos Piedrahita B.
