En esa historia, esa que llaman versión oficial, existen relatos que la componen y personajes que la hacen realidad desde distintos puntos, ópticas y lugares de enunciación. En esa historia, que suele ser la historia del vencedor o vencedores, existen otros pequeños testimonios que rompen esa oficialidad y que crean una ruptura con lo que queda en los libros, en los documentales y en la oralidad. Ese quiebre genera la proeza de desmitificar grandes rostros y de construir antítesis que parecían inmunes a las críticas, a las sospechas, a las verdades que balbucean y rozan oídos sordos.
Conversaciones de una o dos horas se llevaban a cabo entre Óscar Vela en su papel de escritor y César Gómez en su papel de protagonista de algo más que una trama, en su papel de ser integrante de la tripulación Granma y del gremio que llegó a la isla de Cuba en diciembre de 1959 a liberar a la población del régimen de Batista. Por un lado, Vela guardaba su asombro mientras anotaba palabras y grababa memorias; por el otro, estaba Gómez, locuaz con sus ideas y certero con sus afirmaciones. Y en medio estaba la hija de César Gómez, llorando por una historia que jamás había escuchado de la boca de su padre y que nunca pensó como real. El libro fue tomando forma mientras se caían del estante imágenes de Fidel Castro y de la revolución. Frank País o Tony Huiteras relucían entre pequeños agujeros de la historia que podía, como siempre, imaginarse y desarrollarse de otra manera para preguntarse qué hubiera sido mejor.
“Confieso que me resultó más fácil partir de un hecho real, de un hecho histórico para arrancar una novela. En este caso en particular, encontré esta historia en la historia de César. La historia tiene la ventaja de que le da veracidad a lo que escribe, sino que además engancha a la gente. No solamente estoy escribiendo lo que sale de la cabeza del escritor, no estoy escribiendo lo que estoy inventando, no sale de la estratosfera. Eso ha pegado mucho. Ahora me ha picado el bicho con la historia”.
“Los escritores atraemos de alguna manera esto de las historias”, confesó Óscar Vela. Y de alguna forma, toda narrativa guarda unos pequeños visos de la historia. Sin testimonios o inquietudes ante lo vivido o estudiado resultaría aún más complejo adentrarse en el mundo de la escritura y de la creación constante de mundos, situaciones y sensaciones que conectan e identifican al lector con lo que se plasma en una obra literaria. Independientemente de que sean grandes sucesos que constituyen la historia de un Estado o de que sean hechos relacionados con la vida personal del autor, toda trama o relato literario tiene una influencia del recuerdo, del impacto y del quiebre entre el equilibrio y la cotidianidad. Es ahí donde se forma un acontecimiento que vale ser recordado y que permite ser contado desde lo real o desde lo imaginario y ficcional.
Tras escribir esta novela y conocer el relato de César Gómez, ¿existe un antes y un después en su percepción sobre la Revolución Cubana?
Yo tenía la historia que casi todos tenemos: La historia romántica. Todos en la juventud soñamos con esos barbudos, con la revolución cubana. No hay joven en Latinoamérica que no se haya enamorado de esa figura. Yo lo tenía. Pero también tenía el otro lado. Siempre creía, que la revolución era comunista y que de ahí nació. Cuando iba hablando con César y se desarrollaban todas estas ideas y me contaba estas cosas yo decía: yo he leído otra historia, yo he escuchado otra historia. Me han contado otra historia. Ahí me di cuenta que podía ser más rico este trabajo y esta novela. De alguna forma había que desmitificar toda la versión oficial de castro y su gente la versión de los contrarrevolucionarios, del otro lado. La historia nunca puede ser objetiva. Siempre hay un punto de vista que te inclina hacia un lado o hacia el otro.
Precisamente, tras este divorcio de César con la historia que defiende el castrismo, en Cuba lo han llamado traidor y la novela de Óscar ha intentado ser censurada. Y es que si bien no existe intención alguna por parte de quien relata la historia y quien la traspasa al papel de despotricar el gobierno de los Castro, el libro sí cuestiona la forma en que se nos ha contado la Revolución y la forma en que nos han vendido la imagen de Fidel como artífice intelectual de dicho acontecimiento. Tanta es la fascinación de Óscar con este fragmento de la historia que afirma: “Sigo enamorado de la Revolución cubana hasta enero de 1959. La revolución cubana de algún modo nos toco a todos. Para bien o para mal. Es una epopeya, Es una historia espectacular.”
¿Cómo ve al personaje de Gómez? ¿Puede ser visto como un héroe, como un personaje trágico?
“Cesar es un roble física e intelectualmente. Es un tipo que te comienza a recitar la historia con fechas y todo. Es un hombre extraordinario y por eso logran hechos extraordinarios. Es un verdadero héroe. He descubierto los temas íntimos de él. Él me terminó diciendo que en algún momento siente que se arrepiente y que debió quedarse y seguir luchando desde adentro. Yo rescato su fortaleza y su integridad. Como piensa, actúa. Es muy recto y coherente”.
¿Qué tanto se distorsiona y se cae la imagen de un líder como Fidel Castro tras conocer un testimonio que proviene de la misma Revolución Cubana?
Fidel no era el llamado a ser el líder de la revolución. Podían ser otros. Tú comprendes que Fidel fue un hombre hábil e inteligente. Supo entrar a la historia en el momento en que entró. Antonio Huiteras es el primer líder que tienen los jóvenes de Cuba (Tony Huiteras). Frank País era el otro gran líder revolucionario. Cesar tiene la sensación de que uno de ellos fuera el líder de la revolución y así quizá la historia habría cambiado.
Se ha creído entonces que las historias no-oficiales son las de los derrotados. Y es así como se manipula la memoria, la tradición oral y el relato fidedigno de un momento crítico en el devenir de la historia. Escuchar las voces que vienen del acontecimiento mismo, que son relegadas por el riesgo que representan para la “estabilidad estatal”, es una forma de hacer una contrarrevolución y de entrar en posibles desacuerdos con los dueños del poder: “Es una historia del derrotado. Una historia contada desde el lado de los vencidos. Contada desde el punto de vista ideológico. Qué queríamos, cuál era el objetivo de todos, y luego como cambia ese objetivo por las circunstancias geopolíticas derivadas de la Guerra Fría. Todo da un giro radical y ahí es cuando César rompe con Fidel, cuando se declara Marxista-leninista-comunista.”
¿Cuál es su postura sobre el poder político?
Yo estoy convencido de que el poder corrompe y pervierte. El que entra al juego de la política necesariamente entra a sabiendas de que tiene que cruzar líneas que probablemente no cruzaría si no estuviera jugando ese juego. Hay líneas éticas y morales que normalmente no se cruzan por cierto sentido de responsabilidad. Si estás dispuesto a cruzar ese tipo de líneas entonces tú puedes entrar al juego. Y la historia no nos va a dejar mentir.