Los artistas fueron aclamados durante 13 minutos de encendidos aplausos, numerosos "¡Bravo!" y pétalos rosas lanzados desde los palcos, aunque también se escucharon algunos silbidos cuando el director de la pieza, el italiano Davide Livermore, subió al escenario.
Esta velada, a la que acompaña una cena de gala, es uno de los momentos clave de la escena lírica mundial y de la vida cultural italiana. Se organiza siempre el 7 de diciembre, día de San Ambrosio, el patrón de la ciudad.
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El presidente de la República, Sergio Mattarella, considerado el garante de las instituciones, recibió un cálido aplauso de cinco minutos antes del inicio de la representación, un gesto visto como una muestra de apoyo en un momento en que el país está dirigido por una coalición populista.
"La cultura y la música son el último escudo de la democracia", declaró el jefe de Estado. "Mattarella lleva a cabo un mandato extraordinario, un aplauso tan largo está totalmente justificado a la vista de las dificultades que enfrentó y sigue enfrentando", consideró el director musical de la Scala, Riccardo Chailly, quien llevaba la batuta en esta representación de "Attila".
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"Hipocresías de la sociedad"
Livermore optó por ubicar la historia en una "distopía", una tierra ficticia e indeseable del siglo XIX, que por sus ideales decide usar las armas contra el invasor.
"Attila es una ópera extraordinaria", comentó Livermore, al ilustrar la escena crucial en la que Attila. La mirada de Verdi resulta "un espejo implacable de las hipocresías de la sociedad", comentó.
El director utiliza tecnologías ultramodernas, especialmente una pared de LED, crea escenas grandiosas (tormentas, ciudades destruidas ...) y usa flashbacks.
"Pero soy totalmente fiel a Verdi, todo está en la partitura y el libreto", explicó. No obstante, el director decidió eliminar una escena crucial que representaba el colapso de la sociedad con el derrumbe de un puente, por respeto a los italianos.
"Cambié completamente la escena pocos días después de la caída en Génova del puente que causó la muerte de 43 personas en agosto pasado", contó. "Representarla habría sido completamente inútil y doloroso", dijo.
"Sueño que se hace realidad"
Attila es interpretado por el ruso Ildar Abdrazakov, ovacionado por el público. "Siempre soñé con venir aquí, es un sueño que se hace realidad", reconoció el bajo ruso, que se enamoró de la ópera justamente gracias a Attila.
A Odabella le da vida la soprano española Saioa Hernández, quien besó el escenario para mostrar su emoción por la reacción del público y su presencia en Milán.
Para Hernández se trataba de un "triple inicio", ya que además de interpretar Odabella era la primera vez que cantaba en La Scala, un teatro histórico con una historia extraordinaria, y abría la temporada el 7 de diciembre, un día importante para el mundo de la lírica.
La ópera se transmitió en directo por RAI, la televisión pública italiana, y sus melodías se escucharon también en treinta lugares de Milán entre teatros, aeropuertos, mercados, hoteles y hasta la prisión.
La programación de esta temporada incluye "La Traviata" de Verdi, "La Cenerentola" de Rossini y "Gianni Schicci" de Puccini con una puesta en escena del cineasta Woody Allen.
Por AFP
