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Desmontemos el imaginario del puñal como un símbolo de la violencia. Y antes de pensar que el verso de Pablo Milanés es como un puñal, que lo es por una suerte de agresión o de muerte, habría que detenerse a escuchar por qué lo es, y en esa pausa entender que va más allá del símbolo que le podamos otorgar: “Mi verso es como un puñal / Que por el puño, echa flor. / Mi verso es un surtidor / Que da un agua de coral. / Mi verso es de un verde claro / Y de un carmín encendido. / Mi verso es un ciervo herido / Que busca en el monte amparo”.
“Que por el puño, echa flor”. La primavera o la metáfora de la vida que nace de aquello con lo que podría hacerse daño, con lo que podríamos tomar justicia por nuestras propias manos. El verso que pulla, el verso que se hace música y la música que se hace atemporal y se hace testigo de un tiempo.