Sucede que me canso de ser hombre. Sucede que entro en las sastrerías y en los cines marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro navegando en un agua de origen y ceniza.
“Walking around” (Segunda residencia)
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Pablo Neruda fue un poeta prolífico, un referente fundamental no solo de las letras latinoamericanas, sino de la poesía universal. Se desempeñó además como político y diplomático. Su pluma fue transgresora por sus posturas políticas y su compromiso social; por su desempeño controversial en algunos de sus cargos diplomáticos; por el estilo de sus versos; por su mensaje sencillo, realista y a la vez vanguardista; por sus cantos apasionados al amor y a la naturaleza. Parece que muchas personas tenemos en el imaginario lírico algunos versos del icónico poemario Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924):
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: ´La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos’.
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En noches como esta la tuve entre mis brazos, la besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo, sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo”.
Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto nació en Parral, Chile, el 12 de junio de 1904 en el seno de una familia humilde. Su padre era empleado de los ferrocarriles en Temuco y su madre, una maestra de escuela que murió cuando el poeta estaba recién nacido. Desde muy pequeño se aficionó a deambular por la exuberante naturaleza del sur de Chile y crear versos. En su época de estudiante de secundaria en Temuco conoció a Gabriela Mistral, quien lo introdujo luego en los círculos literarios de Santiago y, desde ese entonces, empezó a publicar bajo el seudónimo de Pablo Neruda en revistas literarias y periódicos, para ocultar su identidad a su padre, quien no estaba de acuerdo en que se convirtiera en poeta. Estudió Pedagogía (en francés) en la Universidad de Chile en Santiago. Con apenas dieciocho años, publicó su primer poemario: Crepusculario (1923), que tuvo un éxito inmediato. En 1924 su fama creció con Veinte poemas de amor y una canción desesperada.
Sus versos reflejaron la angustia del hombre moderno, a partir de una estructura experimental que respondía al caos y al sinsentido del mundo.
En 1927 aceptó un cargo diplomático en lo que hoy es Myanmar y durante los siguientes años se desempeñó en diversos puestos diplomáticos en varios lugares de Asia, por los que no recibió emolumento alguno. Algunas de sus experiencias quedaron consignadas en Residencia en la tierra, que escribió entre 1933 y 1935. Su tono lírico se volvió oscuro, crítico. Sus versos reflejaron la angustia del hombre moderno, a partir de una estructura experimental que respondía al caos y al sinsentido del mundo: “Trabajo sordamente, girando sobre mí mismo, / como el cuervo sobre la muerte, el cuervo de luto. / Pienso, aislado en lo extremo de las estaciones, / central, rodeado de geografía silenciosa: / una temperatura parcial cae del cielo, / un extremo imperio de confusas unidades / se reúne rodeándome” (“El cuervo”).
Por aquella época se casó con una holandesa, regresó a Chile, e inmediatamente fue nombrado en otro cargo diplomático en Buenos Aires. Luego, en 1936, justo al comienzo de la guerra civil española. Se hizo amigo del poeta Federico García Lorca y se solidarizó con la causa republicana. Ayudó a varias personas perseguidas después de la guerra por el régimen franquista a emigrar a Chile. En ese tiempo su poesía se volvió menos personal y más social e incluso política. Por ejemplo, España en el corazón (1937): “La pobreza era por España / como caballos llenos de humo, / como piedras caídas del manantial de la desventura, / tierras cereales sin abrir / manantial de la desventura, / tierras cereales sin / abrir, bodegas secretas / de azul y estaño, ovarios, puertas, arcos / cerrados, profundidades / que querían parir, todo estaba guardado / por triangulares guardias con escopeta, / por curas de color de triste rata, / por lacayos del rey de inmenso culo (“España pobre por culpa de los ricos”). En 1943 regresó a Chile, se vinculó al Partido Comunista y se hizo elegir senador. Después, tras el triunfo de Gabriel González Videla, fue víctima de persecuciones. Se vio forzado a esconderse en varios lugares de Chile hasta que logró escapar por las montañas de los Andes a Argentina. De allí pasó a Europa y Rusia. En 1950 publicó Canto general. En estos poemas se nota su compromiso político, que evoca las luchas de los pueblos latinoamericanos y una nostalgia por la América pasada: “El hombre tierra fue, vasija, párpado / del barro trémulo, forma de la arcilla, / fue cántaro caribe, piedra chibcha, / copa imperial o sílice araucana. / Tierno y sangriento fue, pero en la empuñadura / de su arma de cristal humedecido, / las iniciales de la tierra estaban /escritas” (“Amor América”).
Igual de famosas son sus Odas elementales (1954 a 1957) y “Estravagario” (1958), en los que se siente un tono coloquial y cotidiano que celebra la vida sencilla y los objetos. Ganó numerosos premios, entre ellos el Nobel de Literatura en 1971. Continuó con su vida diplomática a nombre de Salvador Allende. Regresó a Chile en 1973 y murió el 23 de septiembre de ese mismo año en Santiago. Neruda fue un intelectual y un poeta original, comprometido y muy humano. Su pluma desafió las convenciones líricas y nos legó versos maravillosos de todo tipo que cuestionan, evocan, denuncian, alaban y convierten el lenguaje poético en una necesidad vital.