El Magazín Cultural

Para que la sólida opresión se desvanezca en el aire

En tiempos en que palabras como respeto, gracias, cultura, dicen poco, agradezco, con respeto y admiración, a Fernando Araújo Vélez designarme columnista de El Espectador en temas culturales, o sea, en asuntos que también son políticos: política es una voz que deriva de politeia o “teoría de la polis”, ciudad para los griegos.

Luis Carlos Muñoz Sarmiento
03 de abril de 2018 - 02:16 a. m.
Cortesía
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Idea ligada también a educación, que es aprender del otro antes que enseñarle a alguien. De ahí paid-agogia, pedagogía, que equivale a llevar al niño de la mano por el camino de la vida: orientar, ayudar, pero no decidir por él. Ya la educación no es vigilar y castigar o domar y reprimir, sino enseñar a pensar, ayudar a vivir libremente y sin temores. Ya la cultura no es un modo de exhibición, sino que al estar unida a lo sensible refina los sentidos, así a la vez tenga un sentido negativo dada la tendencia desde sus orígenes del salvajismo hacia la civilización. Ya el arte no es un recurso a la evasión, sino la posibilidad de seguir viviendo frente a tan sombrío panorama existencial. Educación, cultura y arte: tres formas muy eficaces para quitarle la ignorancia a un pueblo y para que se desvanezca en el aire la roca de la opresión política.

El arte ayuda a estar más preparado para ejercer el oficio de hombre, para que poco a poco se desdibujen conceptos como moral, Otros, juicio. En tanto el arte hace evolucionar, en la misma medida desaparece el Otro: el arte iguala, borra prejuicios, transforma mentes y entretanto iguala, conduce a dejar atrás odios, a no tener que resistirse, a no luchar sin sentido. En fin, a no juzgar a nadie ni a nada. Lleva a aprender a aprender y a ser y a seguir siendo cada vez mejor. El arte sirve para que el ego, la soberbia y la envidia se evaporen poco a poco del ser humano. Para que el tirano no se sienta tan poderoso, ni el súbdito inferior. Para que el político corrupto no se haga el loco tan fácil y la masa esté cada vez mejor preparada. Para que los indios sean cada vez más y los caciques cada vez menos: para que ambos puedan convivir sin problemas. El arte da lo que la vida y la muerte niegan. Posibilita disfrutar lo que es apenas una mirada fragmentaria sobre el mundo, un atisbo de verdad sobre la existencia, una pequeña parcela sobre la inmensidad del cosmos.

Por Luis Carlos Muñoz Sarmiento

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