Para George Mann las palabras no son esenciales. Antes están los gestos. Por eso la obra que tiene a su mando, Paraíso Translunar, que se presenta en el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, es muda, no hay un solo diálogo y no hace falta.
La historia de William, un anciano que acaba de perder a su pareja, se cuenta a través de máscaras que simulan rostros experimentados, acabados y tristes. Ese es uno de los atractivos de la obra.
El juego de los actores con estas máscaras especiales, que no se sujetan a la cabeza sino que se sostienen con la mano, hace que la obra esté llena de contrastes donde las palabras no son tan necesarias.
La obra aborda el sufrimiento que padece William por vivir de los recuerdos junto a su fallecida esposa. En ellos aparece su amada y él mismo pero más joven.
La carga dramática se complementa con un instrumento que le da más sensibilidad a la obra: un acordeón. La nostalgia que siente el hombre por la pérdida de su amor se refuerza con las notas del acordeón.
Lograr el ensamble de estas piezas teatrales no fue tarea sencilla. Geroge Mann y su compañía le dieron la vuelta al mundo probando con diferentes públicos los actos de la obra. “Queríamos retroalimentación porque como la obra no tiene diálogos necesitábamos que se entendiera en todo el mundo”.
Finalmente consiguieron una puesta en escena, la tercera de la compañía, que ha recibido numerosos elogios por parte de la prensa especializada. The Times la definió como “una historia admirable, infinitamente gentil sobre la pérdida y el recuerdo”.
Véala en el teatro Fanny Mickey hasta el 8 de abril
Valor de la boletería: $120.000 y $70.000