
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El museo Granet de la ciudad del sur de Francia, la antigua academia de Bellas Artes donde estudió un joven Cézanne, inaugura este sábado la exposición Cézanne en Jas de Bouffan, con 135 obras que reflejan la evolución del artista a través de sus paisajes inspirados en los campos de lavanda y los veranos luminosos propios de sus vivencias en la residencia familiar, ahora en proceso de restauración.
Hasta el 12 de octubre, 100.000 metros cuadrados de este museo albergarán un recorrido cronológico por las vivencias de Cézanne en Aix-en-Provence que combinó con su residencia en París, una colección que refleja las técnicas precursoras del impresionismo, un tipo de pinturas que proliferaron a principios del siglo XX.
“Son unas pinturas que no existían en aquella época”, en la década de 1860, según detalló el viernes durante la presentación a los medios el comisario de la exposición, Bruno Ely.
“El empaste y los efectos matéricos en el rostro, en las manos, demuestran que está hecho con espátula. En otras palabras, es la pintura que se aplasta, que se tritura directamente sobre el lienzo”, añadió Ely en referencia al estilo artístico del que Cézanne fue precursor ya en el siglo XIX.
Una residencia estival
Jas de Bouffan es una casa de campo con 14 hectáreas de uso agrícola que adquirió en 1859 el padre del impresionista, Louis-Auguste Cézanne, como símbolo de estatus social tras conseguir una posición de banquero en la ciudad provenzal. Para Cézanne, fue además un lugar de experimentación creativa.
Solo hasta 1870, año en el que se instalaron definitivamente, esta finca se convirtió en una segunda residencia estival como lugar de retiro y descanso para toda la familia Cézanne y sus allegados, amigos de la familia que invitaban durante los períodos estivales.
Este fue un período clave para el desarrollo estilístico del pintor: realizó paisajes donde se podía observar el adelanto de una nueva forma de pintar, lo que todavía no era impresionismo pero que llegaría a serlo, algo que la exposición refleja en obras como Prado y granja de Jas de Bouffan o Los grandes árboles de Jas de Bouffan.
La muestra también incluye sus emblemáticas pinturas de bañistas, inspiradas en la gran piscina de la residencia familiar y sus invitados, así como numerosos retratos de rostros reconocibles como su gran amigo el escritor Émile Zola (1840-1902), el pintor Achille Empéraire (1829-1898), el poeta y crítico de arte Anthony Valabrègue (1844-1900) o su propio padre.
El paso del tiempo ha provocado que muchas de las pinturas de Cézanne ya no sean reconocibles en la realidad, como el reflejo de la colina y una pequeña casa sobre la superficie de la piscina, un tema recurrente en sus paisajes.
“Un gran bloque de pisos construido en los años setenta oculta completamente la vista de la montaña de la Victoria (desde Jas de Bouffan), lamentó el conservador Ely.
La exposición cuenta también con una de las cinco versiones de Jugadores de cartas (1896), cedida por el Museo de Orsay de París, la pintura de Cézanne que, con otra de sus versiones, batió en 2011 el récord del cuadro más caro jamás vendido y que adquirió una familia catarí por 250 millones de euros.
Esta famosa obra está inspirada en dos trabajadores de la finca que descansaban con una partida de cartas en el interior de la residencia familiar y cuyo equilibrio y composición inspiró con el tiempo a muchos vanguardistas del siglo XX.